Un equipo de astrofísicos sugiere que podríamos mitigar los efectos del calentamiento global disparando polvo lunar al espacio para proteger a la Tierra de la luz solar.

Crédito: NASA/MysteryPlanet.com.ar.

En un día frío de invierno, el calor del Sol es bienvenido. Sin embargo, a medida que la humanidad emite más y más gases de efecto invernadero, la atmósfera de la Tierra atrapa más y más energía solar y aumenta constantemente la temperatura. Una estrategia para revertir esta tendencia es interceptar una fracción —entre el 1 y el 2 %— de la luz solar antes de que llegue a nuestro planeta.

Ahora, un estudio dirigido por la Universidad de Utah exploró el potencial de usar polvo para proteger la luz solar. Analizaron diferentes propiedades de las partículas de polvo, las cantidades y las órbitas que serían más adecuadas para dar sombra a la Tierra.

Los autores encontraron que lanzar polvo desde la Tierra a una estación de paso en el «Punto de Lagrange 1» entre la Tierra y el Sol (L1) sería más efectivo pero requeriría un costo y esfuerzo astronómico. Pero hay una alternativa más «asequible»: polvo disparado por enormes cañones posicionados en la Luna.

«Es asombroso contemplar cómo el polvo lunar, que tardó más de cuatro mil millones de años en generarse, podría ayudar a frenar el aumento de la temperatura de la Tierra, un problema que nos llevó menos de 300 años producir», añadió Scott Kenyon, coautor del estudio publicado en PLOS Climate.

Corriente simulada de polvo lanzada entre la Tierra y el Sol. Esta nube de polvo se muestra cuando cruza el disco del sol, vista desde la Tierra. Corrientes como esta, incluidas las lanzadas desde la superficie de la Luna, pueden actuar como una sombrilla temporal. Crédito: Ben Bromley/Universidad de Utah.

Para evaluar esta posibilidad, los investigadores se valieron de simulaciones por computadora para disparar polvo desde la superficie de la Luna hacia el Sol. Descubrieron que las propiedades inherentes del polvo lunar eran las correctas para funcionar efectivamente como un escudo solar.

Las simulaciones probaron cómo el polvo se dispersaba a lo largo de varios cursos hasta que encontraron excelentes trayectorias dirigidas hacia L1 que sirvieron como un protector solar efectivo.

Ningún escenario tipo «Snowpiercer»

Los autores enfatizan que este estudio solo explora el impacto potencial de esta estrategia, en lugar de evaluar si estos escenarios son logísticamente factibles.

«No somos expertos en el cambio climático ni en la ciencia espacial necesaria para mover masa de un lugar a otro. Simplemente estamos explorando diferentes tipos de polvo en una variedad de órbitas para ver qué tan efectivo podría ser este enfoque. No queremos perdernos lo que podría ser algo revolucionario para un problema tan crítico», dijo Bromley.

Uno de los mayores desafíos logísticos, la reposición de corrientes de polvo cada pocos días, también tiene una ventaja. Eventualmente, la radiación del Sol dispersa las partículas de polvo por todo el sistema solar; es decir, el escudo solar es temporal y las partículas del escudo no caen sobre la Tierra. Por esto, los autores aseguran que su propuesta no crearía un planeta permanentemente frío e inhabitable, como en la historia de ciencia ficción Snowpiercer.

«Nuestra estrategia podría ser una opción para abordar el cambio climático, si lo que necesitamos es más tiempo», concluyó Bromley.

Fuente: Washington Post. Edición: MP.

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