Un moái previamente desconocido —uno de los enormes monolitos tallados de la isla de Pascua (o Rapa Nui)— fue encontrado yaciendo en el lecho de un lago seco.

Crédito: Mike Koss.

La isla de Pascua se encuentra a unos 3.540 kilómetros de la costa occidental de Chile y alberga a casi 8.000 personas y cerca de 1.000 moáis. A diferencia de las otras estatuas que se encontraron en toda la isla, incluso en las laderas alrededor del lago Rano Raraku —un cráter volcánico que suministró gran parte de la piedra volcánica utilizada para fabricarlas—, este moái se halló en un lugar inesperado: el fondo de lago Rano Raraku. El cráter contenía agua dulce hasta que el cambio climático y otros factores, como el uso humano, hicieron que se secara en los últimos años; en 2018, el agua del lago casi había desaparecido, según un estudio de 2021 publicado en la revista PLOS One.

«Creemos que conocemos todos los moáis, pero luego aparece uno nuevo, un nuevo descubrimiento», dijo Terry Hunt, profesor de arqueología en la universidad de Arizona que se especializa en las historias ambientales de las islas del Pacífico, en una nota grabada para Good Morning America.

Los moáis, cuyos torsos están enterrados bajo tierra, son famosos por sus cabezas talladas y pukaos, una cubierta similar a un sombrero hecha de una piedra roja blanda. Los monolitos también son enormes, con la estatua más grande, llamada Moái Paro, con una altura de 10 metros y un peso de 90 toneladas. La estatua recién descubierta, sin embargo, es más pequeña que la mayoría de las estatuas en la isla.

Los indígenas de Rapa Nui construyeron las estatuas en un lapso de aproximadamente 500 años, entre los siglos XIII y XVIII d.C., según informó un estudio de 2019.

«Representan a los ancestros deificados de los isleños de hoy», comentó Hunt. «Son parte de una tradición polinesia de honrar a tus antepasados».

Los investigadores planean realizar una datación por radiocarbono de la materia orgánica asociada con la estatua para poder precisar cuándo se realizó la talla, dijo Salvador Atan Hito, vicepresidente de la Comunidad Indígena Ma'u Henua.

El moái recién hallado yaciendo boca arriba en el lecho del lago seco.

El nuevo hallazgo representa una muy buena noticia si consideramos los varios moáis que han sido dañados en los últimos años. En octubre, un presunto incendio intencional dejó varias estatuas «totalmente carbonizadas» y en 2020 un residente dañó una de las estatuas sagradas con una camioneta, causando «daños incalculables». Mientras tanto, el Museo Británico tiene dos de estas estatuas que los líderes rapanui han pedido que se les devuelva.

Fuente: GMA/LSci. Edición: MP.

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