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En una audaz apuesta por la exploración marina, un inversor privado anónimo está financiando un ambicioso proyecto para establecer un asentamiento humano permanente bajo el mar.
El proyecto Deep tiene como objetivo crear unidades submarinas, conocidas como Centinelas, en las que las personas puedan vivir bajo el océano y observar la vida marina in situ. Crédito: Deep.
La iniciativa, llamada Deep, ya está en marcha en una antigua cantera de piedra caliza en Chepstow, en la frontera entre Gales e Inglaterra.
El proyecto contempla la construcción de un complejo de entrenamiento que incluirá una escuela de formación, unidades de alojamiento denominadas «Centinelas» y una flota de sumergibles de transporte. Estas embarcaciones permitirán transportar a científicos —y, eventualmente, a personas adineradas— hacia y desde el asentamiento submarino, donde se pretende enseñar a los participantes a vivir bajo el agua durante períodos prolongados.
Según el director de operaciones del proyecto, Mike Shackleford, «el objetivo es vivir en el océano, para siempre. Queremos tener asentamientos humanos permanentes en todos los océanos del mundo».
Para materializar esta visión, el equipo de Deep trabaja contra el reloj en la construcción de su primer asentamiento, cuyo emplazamiento exacto —en un mar aún por revelar— no ha trascendido. El ambicioso plan se proyecta culminar para el año 2027, un plazo ajustado, aunque los avances significativos alcanzados hasta ahora refuerzan la confianza en su viabilidad.
Uno de los aspectos más intrigantes del proyecto es la identidad del inversor, quien, a pesar de ser pieza clave en la financiación, ha permanecido en el anonimato. Los portavoces del proyecto se mostraron reticentes a revelar tanto el nombre de la persona o entidad detrás de la inversión como el monto exacto destinado a la obra —aunque se sabe que la inversión total es sustancialmente mayor a los casi 125 millones de dólares invertidos en la sede de entrenamiento—.
Phil Short, responsable de investigación en inmersión y formación en Deep, frente a la réplica a escala real del hábitat submarino Centinela en construcción en un sitio en la frontera de Gales. Crédito: Mark Griffiths/the Observer.
El compromiso del financiador anónimo, además, va más allá de una simple apuesta económica: se busca aumentar la comprensión sobre la importancia crítica del océano para la humanidad. Shackleford comentó a The Guardian que, en cierto modo, se está reavivando la carrera entre la exploración del espacio y la del océano, en la que «el espacio ganó la partida», y ahora se pretende recuperar terreno en el ámbito marino.
En respuesta a las lecciones aprendidas tras la tragedia del Titan en 2023, el responsable de inmersión y formación, Phil Short, aseguró que Deep está trabajando estrechamente con la agencia noruega de evaluación de riesgos Det Norske Veritas (DNV).
El mini sumergible de dos personas está preparado para su despliegue en el borde del lago. Crédito: Richard Varcoe/Deep.
«DNV está aprobando cada diseño potencial, capacidad de fabricación y pruebas de nuestros sistemas desde el primer día. Así, cuando finalmente instalemos el sistema en el agua, estará plenamente certificado en clase», declaró Short, enfatizando el compromiso del proyecto con la seguridad y la excelencia técnica.
Con este proyecto, el enigmático magnate no solo busca revolucionar la relación de la humanidad con los océanos, al estilo de Jacques Cousteau, sino también abrir una nueva era en la exploración y colonización submarina.
Fuente: The Guardian. Edición: MP.
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