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El experimento internacional diseñado para demostrar que la fusión nuclear puede ser una fuente de energía viable ya está a mitad de camino, dijo la organización detrás del proyecto este miércoles.
La construcción del Reactor Experimental Termonuclear Internacional (ITER), en el sur de Francia, empezó en 2013, pero varias complicaciones han llevado a que el proyecto recorra un camino pedregoso, llegando a costos altísimos de 22 mil millones de dólares. Hoy, sus operadores han anunciado que está al medio de su construcción y que esperan que se complete en el 2021 y comience a supercalentar los primeros átomos de hidrógeno en 2025 —un hito conocido como «primer plasma»—.
«Cuando probemos que la energía de fusión es una fuente viable, podría ser posible utilizarla para reemplazar la energía fósil, que es no renovable e insostenible. La fusión será complementaria con la energía eólica, solar y otras renovables», declaró el director general de Iter, Bernard Bigot.
ITER usará un método llamado fusión de hidrógeno. El proceso sucede en un reactor en forma de dona, llamado tokamak, rodeado de magnetos que confinan y hacen circular el plasma ionizado y supercaliente (a 150 millones de grados Celsius), lejos de las paredes de metal.
Los magnetos superconductores deben enfriarse a una temperatura de -269ºC, tan fríos como el espacio interestelar.
En ese ambiente, los núcleos de deuterio y tritio (isótopos de hidrógeno) se fusionan para formar helio, lo que a su vez libera una gran cantidad de energía y calor. Dado que la instalación solo prueba el concepto, esta energía no se convertirá en electricidad.
En el futuro, plantas de fusión estándar usarán el calor para producir vapor que gire una turbina para producir electricidad. De esta forma las instalaciones tradicionales producirán energía sin subproductos de residuos radiactivos, emisiones de carbono o peligros de derrame. Las plantas de fusión empezarían a operar el 2040, una vez que el concepto sea probado.
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