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Las autoridades de gestión y prevención de desastres activaron el estado de alerta en la república rusa de Yakutia (noreste de Siberia) después de que bajasen las temperaturas por debajo de los 60 grados.
Esta decisión fue tomada en una reunión de la comisión gubernamental para la gestión y prevención de desastres y la protección contra incendios de la región más extensa de Rusia, detalló Sputnik. «A fin de garantizar la seguridad de la población en el territorio de la República de Sajá (Yakutia) durante la fuerte bajada de las temperaturas, la comisión decidió activar el estado de alerta elevada».
La remota aldea de Oymyakon, en Yakutia, es conocida por ser el asentamiento permanente humano más frío del mundo. Según informa el Siberian Times, en los últimos días el clima fue tan severo que el termómetro digital instalado como «atracción turística» se rompió al llegar a los 62º C bajo cero.
La estación meteorológica oficial registró unos 59 ºC bajo cero, empero, los lugareños aseguraron que sus lecturas habían arrojado temperaturas tan bajas como -67 ºC, cerca de un grado más alta que el récord registrado en 1933 (-67.7 ºC).
Oymyakon es hogar de 500 personas que descienden principalmente de pastores de renos. Entre las décadas de 1930 y 1940, los pastores utilizaban el lugar como parada para que sus animales beban agua de los manantiales de aguas termales en la zona. De hecho, es de allí de donde proviene el nombre de la aldea, Oymyakon significa 'donde el agua no se congela'.
Posteriormente, y en un esfuerzo para detener la actividad nómada, el gobierno soviético hizo del sitio un asentamiento permanente.
Los problemas cotidianos en la aldea más fría del mundo incluyen tinta congelándose en las lapiceras, vasos congelándose en la cara de la gente y baterías que se descargan rápidamente. Los habitantes suelen dejar sus coches en marcha todo el día por el miedo a no ser capaces de arrancarlos después.
El suelo de roca sólida también hace difícil la tarea de enterrar a los difuntos. La tierra debe ser primero descongelada con fogatas y brazas que arden por horas. Posteriormente se ablanda la tierra para poder excavar, hasta que se hace un pozo lo suficientemente profundo como para sepultar el ataúd.
Pero todo esto no pareció importarle a un osado grupo de turistas chinos que el fin de semana pasado no dudó en ponerse en paños menores e ingresar a los manantiales de Oymyakon:
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