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Excavaciones arqueológicas que se llevan a cabo en los alrededores de un puerto y de una fortaleza medieval en Bulgaria, han desenterrado numerosos artefactos interesantes, entre ellos una ampolla de plomo que contendría las cenizas de la tumba de Juan el Apóstol.
Arqueology in Bulgaria reporta que diversos artefactos fueron descubiertos durante excavaciones de varias edificaciones en ruinas ubicadas dentro de la ancestral fortaleza de Rusocastro, y en el puerto de Burgos (Poros), en las inmediaciones de lo que hoy es la ciudad de Burgas.
El objeto 'santo' se hallaba dentro de un relicario que fue desenterrado en los dominios de una basílica del siglo VI d.C., y atribuido a San Juan (San Juan el Teólogo), uno de los doce apóstoles de Jesús según la creencia cristiana. Mide poco más de 2 centímetros y está decorado con cruces griegas (crux immisa quadrata), es decir, formadas por cuatro brazos de igual medida que intersecan en ángulo recto. A partir de este tipo de cruces derivaron las siguientes formas en la Edad Media con propósitos heráldicos.
«Descrito como "la santa posesión que preserva la santa substancia", la reliquia habría tenido otrora propiedades curativas», dijo Milen Nikolov, Director del Museo Regional de Historia en Burgas, durante una conferencia de prensa efectuada esta semana para presentar el hallazgo. «Cada 8 de mayo, la fecha de la muerte de Juan el Apóstol, hay maná, un santo polvo sanador, sobre el sitio de su tumba», explicó en referencia a una antigua creencia que explicaría el porqué de la reliquia.
De acuerdo a fuentes históricas, en la fecha de la muerte del santo, los peregrinos cristianos se congregaban en su tumba ubicada en la ciudad griega de Éfeso (Turquía), un importante centro religioso, cultural y comercial de la antigüedad. Allí dejaban pétalos de rosas con la esperanza de recibir el maná curativo. Asimismo, muchos de estos peregrinos tomaban cenizas de la tumba para llevar a sus aldeas como un souvenir que a la vez oficiaría de poderoso talismán y los protegería de todo mal.
Debido a que las decoraciones de la ampolla coinciden con aquellas de Éfeso, los investigadores piensan que puede haberse originado allí y luego haber sido transportada a Bulgaria vía peregrinaje.
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