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En las profundidades del océano, donde el sol nunca llega, se esconde una comunidad de criaturas cuya tarea es descomponer los restos de grandes animales marinos: los gusanos devoradores de huesos. Estos invertebrados especializados han estado realizando esta función durante más de 100 millones de años, un dato sorprendente que se revela en un estudio reciente publicado en la revista PLOS One.
Los gusanos devoradores de huesos (los animales rojos en esta imagen) fueron descubiertos por primera vez a principios de la década de 2000, pero se cree que estos animales evolucionaron hace más de 100 millones de años. Crédito: Fujiwara et al. a través de Zookeys.
Investigadores del Museo de Historia Natural de Londres han logrado identificar hasta siete tipos de túneles de estos gusanos, los cuales fueron excavados en los huesos de antiguos reptiles marinos como los mosasaurios, ictiosaurios y plesiosaurios. Dichos restos fósiles muestran cómo estos animales desempeñaban un papel fundamental en la limpieza del fondo marino tras la muerte de estos gigantes marinos, mucho antes de la existencia de las ballenas.
Los túneles descubiertos presentan una sorprendente similitud con los que actualmente dejan los gusanos Osedax, una especie que también se alimenta de huesos y que fue identificada por primera vez en 2002.
Los ictiosaurios (imagen) y plesiosaurios fueron una parte importante de la vida en los océanos entre los períodos Triásico y Cretácico. Crédito: Museo de Historia Natural de Londres.
Sarah Jamison-Todd, estudiante de doctorado y líder de la investigación, explicó que, aunque no se puede determinar con certeza qué especie causó estos túneles fósiles, la similitud con los Osedax actuales sugiere que estos gusanos pueden ser parte de una línea evolutiva que se remonta al Cretácico, y posiblemente aún más atrás. «A lo largo de los millones de años, hemos podido observar cómo ha cambiado la diversidad de estos gusanos devoradores de huesos», comentó.
El fascinante ciclo de vida de estos gusanos, que no poseen ni boca ni ano, es también un enigma científico. En lugar de ingerir directamente los huesos, dependen de bacterias para descomponer el material óseo y luego absorben los nutrientes a través de un sistema de raíces. Esta simbiosis bacteriana parece ser tan antigua como los propios gusanos, con rastros fósiles de estos agujeros presentes en huesos de plesiosaurios, ballenas prehistóricas y tortugas que datan de más de 100 millones de años.
El equipo buscó evidencia externa de los túneles de Osspecus (un término utilizado para clasificar ciertos túneles dejados por gusanos devoradores de huesos en fósiles antiguos) antes de escanear los fósiles adecuados. Crédito: Jamison-Todd et al.
Para realizar este estudio, el equipo utilizó tomografías computarizadas (CT) para crear modelos 3D de más de 130 fósiles, sin causarle daño alguno. Estos modelos permitieron identificar seis nuevos tipos de túneles en los huesos y dientes de los animales marinos antiguos, lo que elevó a siete el total de nuevas ichnospecies descubiertas (especies dentro de un icnotaxón, una clasificación de fósiles que corresponden a huellas o rastros dejados por organismos).
Las tomografías computarizadas (en el recuadro) se han utilizado para reconstruir digitalmente las formas únicas de los túneles dejados por diferentes gusanos devoradores de huesos en el Cretácico. Crédito: Jamison-Todd et al.
Este avance no solo ha ampliado el conocimiento sobre la biología de estos gusanos, sino que también ha abierto nuevas perspectivas para estudiar cómo los ecosistemas marinos han sido influenciados por estos organismos a lo largo de millones de años. La clasificación de estos nuevos tipos de túneles, asimismo, podría facilitar su identificación en otros fósiles, lo que ayudaría a entender mejor la evolución de los Osedax y su impacto en los ecosistemas marinos.
En definitiva, este descubrimiento resalta nuevamente la importancia de los gusanos devoradores de huesos en el reciclaje de nutrientes en los océanos. Aunque pequeños y a menudo desapercibidos, su papel en la naturaleza es fundamental, y su historia se extiende mucho más allá de lo que imaginábamos.
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