Un guardia brasileño aprendió por las malas que no es prudente disparar al azar a los ovnis, incluso si tu trabajo es proteger una infraestructura vital como una presa.

Fue la noche del domingo 30 de agosto de 1970, a las 21:45 horas, que Almiro Martins De Freitas, guardia de la central hidroeléctrica de Funil, en Resende, en el estado de Río, tuvo su encuentro cercano con un extraño objeto volador.

De Freitas —en ese entonces un hombre casado de 31 años con 3 hijos— estaba en su puesto habitual en la central, cerca del precipicio, cuando divisó una fila de al menos 15 luces azules y amarillas «hermosas» que parecían ser proyectadas desde un grupo de «ojos de buey» de 40 pulgadas de ancho.

Poco después, escuchó una explosión y las luces se apagaron por unos segundos. Fue entonces cuando vio el objeto a unos 165 a 200 pies de distancia. Se arrastró a lo largo de la presa para acercarse, y finalmente llegó a 50 pies. De Freitas describió el objeto como de forma rectangular, como un «ala voladora».

Cegado por las luces

La primera reacción de De Freitas fue huir del objeto desconocido, pero como este se cernía directamente sobre la presa, se recordó a sí mismo que si se rompía, se perderían cuatro pueblos y miles de vidas. Entonces, se acercó, sacó su revólver calibre 38 y disparó al ovni. Instantáneamente, las luces del rectángulo se hicieron más brillantes y comenzó a emitir un sonido que le recordó al testigo la turbina de un motor a reacción.

Dio unos pasos más hacia adelante y disparó su segundo y luego tercer tiro al objeto. Instantáneamente, un rayo plateado azulado salió disparado del ovni y golpeó su cuerpo, haciéndolo sentir «alfileres y agujas» por todas partes. De Freitas cerró los ojos momentáneamente, pero cuando los abrió, ya no podía ver.

Testigos que corroboran

Otros guardias en la planta de energía también vieron el objeto y comenzaron a correr para ayudarlo, cuando De Freitas disparó ciegamente al ovni por tercera vez.

«No miren», gritó De Freitas a los otros guardias. «¡Cuidado! ¡El flash me cegó!»

La Central hidroeléctrica de Funil se construyó en el Río Paraíba do Sul, en el lugar conocido como «Salto do Funil».

Los guardias que lo atendían habían escuchado cada uno de los tres disparos rebotar en el ovni. Y tuvieron dificultades para mover a su compañero que quedó temporalmente paralizado y ciego.

Finalmente recuperó la vista

De Freitas fue llevado de urgencia al hospital donde permaneció durante 14 días hasta que recuperó la vista. El Dr. Orlandino Fonseca, quien trató a De Freitas, diagnosticó su ceguera como psicosomática, «pero sin embargo causada por una experiencia real».

Portada del diario carioca informando del caso.

Después del diagnóstico, fue trasladado del Hospital Aeronáutico al Hospital de la Cruz Roja donde fue puesto en manos de las autoridades de seguridad y mantenido en aislamiento.

Consecuencias y evidencia residual

A raíz del misterioso evento, se examinó cuidadosamente el lugar donde había sido visto sobrevolando el objeto. Aunque el área había sido reparada recientemente con concreto nuevo, unos días después del encuentro cercano, los investigadores descubrieron agujeros inexplicables y que el concreto ahora era polvoriento.

Posteriormente, la zona fue acordonada y fuertemente custodiada.

El Ministerio de Aeronáutica anunció el 4 de septiembre —cinco días después del incidente— que el caso estaba bajo investigación como resultado de varios reportes similares provenientes de múltiples testigos durante el mismo período de tiempo.

Sin embargo, nunca se publicó ningún documento formal y oficial. Lo que Ud. acaba de leer aquí se desprende de un informe de 1970 publicado por la Organización de Investigación de Fenómenos Aéreos (APRO), un grupo que investigó científicamente los avistamientos de ovnis entre 1952 y 1988.

Por Chet Dembeck. Edición: MP.