Son las primeras representaciones conocidas del gran khan, o «khagan», de los Göktürks —una confederación nómada de pueblos de habla turca que ocuparon la región durante unos tres siglos—.

Algunos detalles en la placa mejor conservada se han derretido, pero muestra a un khagan Göktürk sentado en un trono que representa a dos caballos, flanqueado por sirvientes arrodillados. Crédito: Z. Samashev.

«Las lujosas placas de oro retratan al soberano coronado, sentado majestuosamente en un trono en una pose venerable y rodeado de sirvientes», detalló Zainolla Samashev del Instituto de Arqueología de Kazajistán, quien dirigió la excavación. «Esto representa claramente la naturaleza sagrada del poder en la sociedad turca antigua».

Los hallazgos provienen del sitio de Eleke Sazy, cerca de las fronteras orientales remotas de Kazajistán con China, Mongolia y la Siberia rusa, donde Samashev y sus colegas han trabajado desde 2016.

La tumba Göktürk del siglo VI donde se hallaron las hebillas contiene los restos de un noble, probablemente un tegin (o ‘príncipe’ en la antigua lengua turca) cuyo sitio de entierro se había convertido en el siglo posterior en un «complejo conmemorativo cultural» que deificaba al hombre fallecido.

Diseño del complejo funerario donde se hizo el hallazgo. Crédito: Z. Samashev.

Samashev piensa que el príncipe podría haber pertenecido al clan real Ashina de los khagans (significando ‘soberano’ en antiguo turco y siendo el origen de la palabra ‘kan’ o ‘khan’). El clan Ashina fundó dos estados turcos en las estepas de Eurasia central entre los siglos V y VIII y gobernó hasta ser conquistado por otro grupo turco que se convirtió en los uigures.

Las dos placas de oro fueron encontradas en la cámara central de la tumba donde el príncipe fue cremado. Con alrededor de 3.7 centímetros de diámetro, ambas parecen ser una forma de hebilla de cinturón por la que se pasaban los extremos a través de un agujero en su base para que colgaran desde la cintura.

Una de las hebillas resultó gravemente dañada por el fuego de la cremación. Crédito: Z. Samashev.

«Parecen haber sido un símbolo de poder en la sociedad turca y podrían haber indicado que el portador era una persona de alto estatus», mencionó Samashev.

El khagan aparece en el centro de cada placa, llevando una corona ornamentada y sentado en un trono que representa dos caballos; está flanqueado por dos sirvientes arrodillados que ofrecen comida en un plato y un tazón.

Recreación del grabado de las hebillas de oro. Los arqueólogos afirman que la representación del khagan en una pose formal rodeado por sus súbditos muestra el origen sagrado de su poder. Crédito: Z. Samashev.

«Estas son las primeras representaciones verificadas de un khagan del pueblo Göktürk, y probablemente del propio gran khagan», señaló Samashev. «No se sabe si las placas fueron usadas por el tegin que fue enterrado allí. Podrían haber sido usadas por sus ayudantes, quienes las depositaron durante la cremación como una forma de participar en la ceremonia sagrada».

Los primeros turcos

Los Göktürks (literalmente, ‘Turcos Celestiales’) de Asia Central pueden haber surgido como un grupo étnico bajo los Xiongnu, quienes gobernaron la estepa oriental de Eurasia desde aproximadamente el siglo II a.C. hasta el siglo I d.C.

Muchos turcos modernos son descendientes de personas que formaron parte del Khaganato Turco Occidental, que se formó después de guerras civiles entre los Göktürks a fines del siglo VI; y el Khaganato Jázaro —el sucesor del Khaganato Turco Occidental— que sobrevivió hasta el siglo X como aliado del Imperio bizantino.

Detalla del rostro del khagan.

«El sitio de la tumba probablemente se desarrolló como un centro social y cultural para venerar al tegin y las creencias Göktürk», comentó Serhan Çınar, un arqueólogo de la Universidad de Ankara que también trabajó en las excavaciones, a la cadena de televisión estatal turca TRT Haber. «El complejo conmemorativo en Eleke Sazy... está vinculado a la entrada de los antiguos turcos en el escenario histórico, junto con sus orientaciones espirituales, ideológicas, religiosas y filosóficas».

Samashev dijo que el complejo estaba hecho de piedra y tierra y tiene alrededor de 90 metros de largo y 50 de ancho, con dos partes principales cada una rodeada por un muro de patio.

Una parte era el templo principal de forma cuadrada, que incluía la cámara funeraria central. Se construyó un «laberinto» para los peregrinos visitantes al lado. Una habitación central del laberinto contenía una escultura de piedra —ahora rota y sin cabeza— que se cree que representaba al ocupante de la tumba.

La estatua sin cabeza. Crédito: Z. Samashev.

Se han encontrado cientos de otros artefactos en el sitio. Además de las placas de oro, los arqueólogos han desenterrado objetos de plata, hierro y bronce; armas; restos de equipamiento para caballos; y un amuleto hecho de cristal de roca.

Fuente: TRT Haber/Live Science. Edición: MP.

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