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Hubo un tiempo en el que Rusia, Ucrania y Bielorrusia fueron un único país. Y no nos referimos a los tiempos de la Unión Soviética, sino a un pasado mucho más lejano. Un pasado con un origen vikingo.
Nos remontamos al año 882 cuando un varego llamado Oleg de Nóvgorod, quien pertenecía a la dinastía de los Rúrikovich, ocupó parte de los territorios mencionados y formó un estado con capital en Kiev.
Los varegos era como se les conocía a los vikingos —mayoritariamente suecos— que en sus batidas incursionaron y se asentaron por las zonas expuestas y que incluso atravesaron los Balcanes llegando hasta el Imperio romano de Oriente.
Según nos cuenta la Crónica de Néstor, años antes de la llegada de Oleg, las tribus eslavas solicitaron la ayuda de estos varegos para expulsar al kanato túrquico de los jázaros. Tres varegos respondieron a la llamada: Rúrik, Sineus y Truvor. Estos, junto a sus hombres, combatieron a los jázaros hasta expulsarlos y, posteriormente, instalarse en la zona.
Pronto los propios eslavos comenzaron a llamar a todo el territorio «Las tierras del Rus», pues Rus era el término con el que denominaban a los vikingos —se desconoce el origen de la palabra, pues bien podría significar el nombre de Suecia en finés (Ruotsi); de rođsmenn o rođskarlar, que significa ‘gente de mar’; o incluso del color rojo de los cabellos de muchos de ellos—.
Estos hermanos fundaron la dinastía de los Rúrikovich —en honor a Rúrik, el hermano mayor— en 862. Tendieron puentes con el Imperio bizantino e incluso algunos de ellos lucharon por él. Pero a la muerte de Rúrik, solo quedaba vivo un Rúrikovich, y este era Oleg de Nóvgorod, el personaje con el dábamos inicio a esta historia.
Oleg, a fin de asegurar las rutas comerciales hasta Constantinopla, puso sus ojos en Kiev. En el año 882 se hizo con la plaza y, en ese momento, fundó una federación de tribus que comprendían todas las tierras tomadas por los Rúrikovich, y que los historiadores denominaron la Rus de Kiev. A esta federación le debe su nombre la actual Rusia.
Ya en el año 987, con Oleg durmiendo el sueño eterno, y con Vladimiro I como gran príncipe de Kiev, los rus abrazaron el cristianismo ortodoxo y se convirtieran en el punto de partida de la posterior expansión religiosa a los pueblos eslavos. Esta jugada tenía dos vertientes, la religiosa y la política, y es que esta conversión les acercaba aún más al poderoso Imperio romano de Oriente.
Pero la Rus de Kiev vio cercenado de un tajo su auge cuando a mediados del S. XIII los mongoles entraron a sangre y fuego en sus tierras. Aquella federación de tribus se desmembró y los pocos que consiguieron mantener sus plazas, acabaron por hacer la guerra por su cuenta. Así, por un lado se mantuvo Nóvgorod (la ciudad de Oleg); por otro el principado de Vladímir-Súzdal (que acabaría por transformarse en el Principado de Moscú) y el de Galicia-Volinia, que tornaría en Rutenia. Los siglos trajeron que cada uno acabase teniendo su propio idioma y su propia identidad.
A pesar de todo eso, la dinastía Rúrika se mantuvo en el poder hasta que en el año 1613 Miguel I, el primero de los Romanov, se convirtió en zar de Rusia.
Esta historia podría parecer vieja y olvidada, pero como podemos ver en las noticias contemporáneas, ha sobrevivido hasta nuestros días.
Obviando la geoestrategia, el orgullo dictatorial y el vil metal que mueve el mundo, desde Rusia se retrotraen a los rus, y por tanto niegan la diferenciación entre Rusia y Ucrania. De hecho, no se ha dudado en esgrimir este argumento y al sentimiento filoruso de muchos ucranianos para quitarles territorio en 2014 y ahora hacer estallar una guerra por el mismo motivo.
Lo que apenas se cuenta en las noticias es por qué hay tantos filorusos en Ucrania. Durante años Ucrania estuvo bajo el mandato de los zares de Rusia, quienes borraron del mapa todo rastro de su idioma, su cultura y su idiosincrasia. Colonizaron territorios con autóctonos rusos y pasaron su rodillo por encima sin contemplaciones porque, para ellos, Ucrania era Rusia.
Bien, es cierto que la frontera es natural, y que han convivido durante siglos, compartido sangre y familia, pero el caso más flagrante de ese borrado sistemático de la cultura ucraniana ocurrió con la Unión Soviética.
Ucrania, o al menos una gran parte de ella, nunca quiso ser parte de esa Unión Soviética —de hecho muchos de ellos, cuando fueron invadidos por los alemanes pensaron que vendrían a liberarlos—. Y es que, para conseguir esa anexión, el ignominioso Stalin mató de hambre a 7.000.000 de ucranianos en un auténtico genocidio que se conoció con el nombre de holomodor. Para sustituirlos y hacer productivas las tierras, las recolonizó con población rusa. Y en esto tenemos el quid de la cuestión.
Desde la independencia de Ucrania, Vladimir Putin no ha dudado en meter las manos en el gobierno para atraerlo a su terreno, como el caso del intento de asesinato del presidente ucraniano Viktor Yushchenko.
En el año 2013, por poner otro ejemplo, en Ucrania se firmó un acuerdo de comercio con Europa, pero el presidente Yanukóvich —que era pro-ruso— vetó la ley, lo que provocó que miles de ucranianos se lanzaran a las calles en señal de protesta en lo que se conoció como el Euromaidán. Eso conllevó que un grupo de francotiradores de origen —¿desconocido?— asesinase en Kiev a más de cincuenta personas. Pero esto no frenó a los ucranianos, que salieron en masa e hicieron huir del país a Yanukóvich, que se marchó a Rusia. Y aunque podría parecer una victoria, Putin aprovechó el vacío de poder para hacerse con la península de Crimea.
? Ejército ruso bombardeó el edificio del gobierno de la 2da ciudad más grande de #Ucrania, Jarkov ??
? El hecho ocurrió por la mañana de este martes.
?? Rusia continuará su invasión “hasta lograr los objetivos”, confirmó MoD tras el primer diálogo entre representantes. pic.twitter.com/tPBCtKMynG
— Mystery Planet (@MysteryPlanet) March 1, 2022
Esto creó una serie de reacciones en cascada, como es la guerra del Dombás en el este de Ucrania, en la que grupos prorrusos armados por Putin comenzaron a desplazar a los ucranianos. Sanciones económicas, una tensión militar que no veíamos desde hace muchos años, pero sobre todo familias destrozadas y muertos por doquier es lo que ha traído este conflicto en el que, como siempre, un señor pone la guerra para que los demás pongan los cadáveres.
Nuestra solidaridad con el pueblo ucraniano y esperamos sirva este breve artículo para entender mejor las claves del conflicto.
Por Sebastián G. Sancho. Edición: MP.
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2 comentariosExcelente articulo y muy esclarecedor
Gracias
22:48
SI, ES TERRIBLE LO QUE SE ESTA VIVIENDO...TAMBIEN VA MI SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO DE UCRANIA.
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