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Las piedras presentan inscripciones en una de las lenguas más antiguas de África, y que solo ha sido parcialmente descifrada.
Arqueólogos franceses han recuperado la mayor colección de textos en la misteriosa lengua del antiguo Reino de Kush (o Nubia), que datan de hace 2.700 años. Lo han hecho en Sedeinga, Sudán, un lugar conocido por albergar las ruinas de un templo dedicado a la reina egipcia Tiye, que vivió en el siglo XIV a.C. y era abuela del faraón egipcio Tutankamón.
Desde el siglo VII a.C. el lugar es una importante necrópolis que ahora cuenta con restos de más de 80 pirámides y un centenar de sepulcros, hecho que le ganó el apodo de «ciudad de los muertos».
Precisamente de estos sepulcros han sido recuperadas las tablas, así como dinteles y estelas, que representan la mayor colección de muestras del idioma meroítico de los kushitas.
El meroítico es una lengua muerta y su sistema de escritura todavía no ha sido descifrado del todo, por lo que los hallazgos no pueden ser traducidos completamente, a pesar de que su alfabeto fue creado a partir del egipcio. Los especialistas estiman que se trata de la lengua escrita más antigua del África subsahariana.
Si bien el idioma en que están escritas las tablillas no se entiende muy bien aún debido a la escasez de textos bilingües para poder descifrarlo, los científicos creen tener una pista sobre lo que describen estos textos identificados como funerarios.
«Cada texto cuenta una historia: el nombre del difunto y sus padres, con sus ocupaciones y títulos algunas veces; su tarea en la administración del reino, incluyendo lugares; su relación con otras familias prestigiosas, etc.», declaró Vincent Francigny, co-director de la excavación arqueológica. «A partir de estas inscripciones tal vez podamos localizar otros yacimientos o aprender más sobre la estructura religiosa y monárquica en las provincias del reino».
Basados en la evidencia obtenida de los textos, el contexto del sitio y los ajuares importados hallados allí, los investigadores piensan que Sedeinga era un centro comercial desde el cual se desprendía una ruta alternativa a los serpenteantes caminos del Nilo. De esta manera, los comerciantes y mercaderes podían dirigirse directamente a Egipto a través del desierto.
En el lugar también se hallaron numerosos ejemplos de arenisca decorada, incluyendo una capilla con arte dedicado a la diosa egipcia Maat con rasgos nubios.
«El reino de Kush tomó muchos conceptos religiosos y culturales de Egipto para adaptarlos a las tradiciones locales», explica Francigny. «Pero no debemos ver a este reino como un destinatario pasivo de influencias foráneas. Los kushitas eran muy selectivos sobre aquello que importaban a su cultura para que sirviera a los propósitos de la familia real y el desarrollo de su sociedad faraónica pero no egipcia».
Fuente: Live Science/ScienceAlert.
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