Unas enigmáticas luces intermitentes en Venus, inicialmente consideradas como el resultado de relámpagos, podrían tener un origen completamente diferente.

Foto de Venus tomada por la sonda Mariner 10 de la NASA en 1974.

Los científicos que estudian Venus han observado destellos periódicos de luz en su atmósfera durante muchos años. Durante la mayor parte de ese tiempo, se atribuyeron estos destellos a los relámpagos que atraviesan la atmósfera del planeta. Las sondas enviadas al planeta han hecho poco para confirmar el origen de los destellos, solo registrando ráfagas de estática electromagnética —similares al tipo que se escucha durante las tormentas eléctricas en la Tierra, lo que sugiere que el relámpago podría ser una fuente plausible—.

No obstante, ha habido un punto de conflicto: las ráfagas registradas de estática y las imágenes de una luz parpadeante en la atmósfera nunca se han observado ocurriendo al mismo tiempo. Además, existe poca evidencia que demuestre que la atmósfera de Venus —compuesta mayormente de nubes de ácido sulfúrico— sea capaz de producir relámpagos. Estas cuestiones llevaron a los investigadores de la Universidad Estatal de Arizona (ASU) a un nuevo esfuerzo a considerar otra fuente: los meteoritos.

Para determinar si los meteoritos podrían estar causando los destellos, el equipo realizó dos sondeos de las luces intermitentes: una a partir de datos proporcionados por el telescopio Mount Bigelow en Arizona y la otra a partir de datos recopilados por el orbitador japonés Akatsuki.

Los meteoritos podrían hacerse pasar por relámpagos en la atmósfera de Venus. Crédito: Claire H Blaske et al.

Como resultado, los científicos planetarios de la ASU encontraron que había entre 10.000 y 100.000 destellos de este tipo en cualquier año dado, cifras que podrían parecer elevadas para impactos de meteoritos. Sin embargo, los investigadores señalan que los meteoritos iluminando el cielo venusino se verían con más frecuencia que en la Tierra debido a las diferencias en la atmósfera y la órbita más cercana al Sol de Venus. Los meteoritos viajarían más rápidamente a través de su atmósfera, lo que conduciría a destellos más brillantes.

Al comparar el número de destellos registrados en la atmósfera de Venus con el número de posibles impactos de meteoritos, el equipo los encontró lo suficientemente cercanos como para sugerir que podrían estar relacionados. Se requiere más investigación, pero si los hallazgos iniciales resultan ser correctos, las agencias espaciales respirarán aliviadas —ya que enviar una sonda a través de nubes cargadas de rayos es mucho más difícil que hacerlo en un lugar donde los cielos ocasionalmente se iluminan por meteoritos—.

La investigación del equipo de ASU ha sido publicada en el Journal of Geophysical Research: Planets.

Fuente: ASU/Phys.org. Edición: MP.

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