Un equipo de investigadores de la Universidad de Houston ha descubierto la tumba del primer gobernante de la antigua ciudad maya de Caracol, en lo que hoy es Belice. Se trata de Te K’ab Chaak, quien ascendió al trono en el año 331 d.C. y fundó la dinastía real que dominaría la región por más de cuatro siglos.

Descubren en Belice la tumba del primer rey de Caracol, una antigua ciudad maya de 1.600 años

La ciudad maya en ruinas de Caracol, en Belice, está dominada por la pirámide Caana, que en su momento fue un templo. La tumba recién descubierta se encontraba en una zona elevada justo a la derecha, bajo el dosel moderno de árboles. Crédito: Proyecto Arqueológico Caracol, Universidad de Houston.

La tumba, localizada en la Acrópolis Noreste de Caracol, representa la primera sepultura identificable de un gobernante hallada en más de 40 años de excavaciones en este extenso yacimiento, considerado el sitio arqueológico maya más grande de Belice y uno de los más importantes de las tierras bajas mayas.

El cuerpo de Te K’ab Chaak fue enterrado con un impresionante conjunto de objetos funerarios, entre los que se destacan once vasijas de cerámica finamente decoradas, tubos de hueso tallado, joyas de jadeíta, una máscara funeraria de mosaico en jade, conchas de spondylus del Pacífico y otros materiales perecederos. Una de las vasijas representa a un rey maya con lanza recibiendo ofrendas de deidades, mientras que otra muestra a Ek Chuah, el dios maya del comercio. Además, algunas piezas exhiben imágenes de cautivos atados y otras presentan tapas modeladas con cabezas de coatíes (tz’uutz’ en lengua maya), un animal que posteriormente sería adoptado como símbolo por otros gobernantes de Caracol.

También se encontraron varias vasijas de cerámica distintivas en la tumba, incluida esta que representa a Ek Chuah, el dios maya de los comerciantes. Crédito: Proyecto Arqueológico Caracol, Universidad de Houston.

Las excavaciones, dirigidas por los arqueólogos Arlen F. Chase y Diane Z. Chase —matrimonio y colegas de la Universidad de Houston—, fueron realizadas en colaboración con el Instituto de Arqueología de Belice y con el apoyo de diversas fundaciones estadounidenses.

Un rey anciano

Según los investigadores, el rey tenía una estatura aproximada de 1.70 metros y ya no conservaba dientes al momento de su entierro, lo que sugiere que murió a una edad avanzada.

La arqueóloga Diane Chase, de la Universidad de Houston, dentro de la tumba recientemente descubierta, que data del siglo IV d.C. Crédito: Proyecto Arqueológico Caracol, Universidad de Houston.

Junto a esta tumba, los arqueólogos han identificado otras dos sepulturas fechadas hacia el año 350 d.C., en plena época de contacto entre el mundo maya y la lejana ciudad de Teotihuacán, ubicada a más de 1.200 kilómetros al noroeste. Una de estas sepulturas consiste en una cremación colocada en el centro de la plaza residencial, una práctica más propia de las élites teotihuacanas que de los rituales mayas tradicionales. Este entierro contenía restos de tres individuos, cuchillos ceremoniales, puntas de atlatl, hojas de obsidiana verde del norte de México y cerámicas con posible origen centro-mexicano, lo que sugiere la influencia directa —o incluso la presencia física— de Teotihuacán en Caracol.

La tercera tumba, hallada en 2009, pertenece a una mujer de alto estatus, cubierta con hematita y acompañada de un collar de cuentas de spondylus, fragmentos de espejo y otras ofrendas rituales.

Intercambio cultural

Estos descubrimientos desafían la cronología tradicional de los contactos entre Teotihuacán y el mundo maya, al mostrar que las relaciones diplomáticas y los intercambios culturales entre ambas civilizaciones ya estaban en marcha al menos una generación antes del evento conocido como la «entrada» de 378 d.C., ampliamente registrado en monumentos mayas.

Los ajuares funerarios en la tumba incluían estas cuentas tubulares hechas de jade tallado. Crédito: Proyecto Arqueológico Caracol, Universidad de Houston.

«Los datos de Caracol sugieren que la interacción fue mucho más compleja de lo que se pensaba», explicó Diane Z. Chase, también vicepresidenta académica de la Universidad de Houston. Por su parte, Arlen F. Chase agregó que «los primeros reyes mayas, como Te K’ab Chaak, estuvieron profundamente involucrados en relaciones diplomáticas con Teotihuacán».

La dinastía real fundada por Te K’ab Chaak perduró durante más de 460 años, dejando un legado que hoy, más de 1.600 años después, sigue revelando claves fundamentales para comprender las redes políticas y culturales de la antigua Mesoamérica.

Arlen y Diane Chase.

Actualmente, el equipo continúa analizando el contenido de la tumba mediante estudios de ADN antiguo, reconstrucción de la máscara funeraria y análisis isotópicos. Los resultados finales serán presentados en agosto de 2025 en una conferencia internacional sobre las relaciones maya-teotihuacanas organizada por el Santa Fe Institute, en Nuevo México.

Fuente: UH. Edición: MP.

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