Si existe un encubrimiento gubernamental como parece ser, las pruebas sobre las visitas extraterrestres a nuestro planeta más impresionantes y convincentes permanecen bajo llave. En este caso, la de una cinta de 16 mm que muestra el aterrizaje de una nave alienígena en una base militar estadounidense.

La historia comienza en 1973, cuando Robert Emenegger, productor y compositor de Los Ángeles, se dirigió a la Base de la Fuerza Aérea Norton, en el condado de San Bernardino, California, junto con un hombre de negocios y socio con buenos contactos llamado Alan Sandler.

Aunque una Base de la Fuerza Aérea parece un lugar bastante extraño para que estos dos vayan, tenían una muy buena razón, ya que Emenegger estaba tratando de armar un documental sobre tecnología y proyectos de investigación avanzada de la Fuerza Aérea, y había sido invitado allí por el comandante en jefe de la División de Investigaciones Especiales y el jefe del departamento de inteligencia, Paul Schartl.

No obstante, pronto esta simple reunión de negocios se transformaría en una experiencia tan incómoda como extraña.

Aterrizaje en Holloman

Los hombres pasaron algún tiempo discutiendo varios proyectos de investigación que estaba llevando a cabo la Fuerza Aérea en la base y más allá, pero las cosas se pusieron realmente interesantes cuando surgió el tema de los objetos voladores no identificados.

Pista de prueba de alta velocidad en la Base de la Fuerza Aérea Holloman.

Fue entonces cuando los oficiales en la sala trajeron a colación un incidente donde, supuestamente, un ovni aterrizó en la Base de la Fuerza Aérea Holloman, Nuevo México, en 1964. Esta nave habría llegado a la base a las 6:00 a.m., y no solo eso, sino que sus tripulantes extraterrestres habrían descendido y hablado con comandantes de alto rango. Todo siendo registrado en video.

Cabe destacar que ambos funcionarios en esta reunión aseguraron haber visto las imágenes por sí mismos. Schartl contaría lo siguiente sobre lo observado en la película de 16 mm:

Llegaron tres objetos voladores en forma de disco, uno de los cuales aterrizó y los otros dos volaron en diferentes direcciones.

En el ovni aterrizado, se abrió una puerta, de la cual aparecieron tres criaturas. Eran del tamaño de un humano. Tenían una tez extraña, gris y una nariz pronunciada. Llevaban monos ajustados y tocados que parecían ser dispositivos de comunicación, y en sus manos sostenían un «traductor». Sus ojos tenían forma similar a los de un gato, la nariz estaba claramente definida y sus bocas eran finas, apenas una línea, sin mentón.

Un comandante de la base de Holloman y otros oficiales de la Fuerza Aérea salieron a recibirlos.

Schartl también afirmó que las reuniones continuarían durante varios días, almacenando la nave espacial en un hangar mientras tanto, y que durante la reunión alienígena las entidades habían mencionado inquietantemente que estaban monitoreando una raza alienígena que no conocían.

Interpretación artística del descenso de los seres alienígenas en Holloman.

Cuando Emenegger presionó para obtener más información sobre lo que los extraterrestres y el comandante habían hablado, los funcionarios se callaron y solo ofrecieron vagas alusiones a compartir tecnología y conocimiento, y también dijeron que los extraterrestres eran «médicos, tipos profesionales».

Todo fue increíblemente intrigante, por lo que en este punto Emenegger ya había decidido hacer su documental sobre ovnis. Para su sorpresa, los oficiales de la Fuerza Aérea acordaron permitirle usar 975 metros de la misteriosa filmación. Incluso lo llevaron a él y su compañero personalmente al sitio donde había ocurrido el susodicho aterrizaje, así como al hangar donde se guardó la nave, y los edificios donde presuntamente se habían llevado a cabo las reuniones con estos visitantes de las estrellas.

«Llevaban monos ajustados y tocados que parecían ser dispositivos de comunicación, y en sus manos sostenían un "traductor"».

Parecía demasiado bueno para ser verdad, a pesar de que se les hizo la ominosa advertencia de que la película debería verse como un escenario hipotético y que de ninguna manera debían afirmar que nada de eso era verdaderamente real. Sin embargo, cuando Emenegger y Sandler se fueron, lo hicieron muy animados, sorprendidos de que pronto pudieran ver este misterioso metraje por sí mismos.

Cuando los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses sin más noticias, Emenegger decidió ir a Wright-Patterson AFB y hablar con uno de sus contactos militares, el coronel George Weinbrenner. Cuando se le preguntó qué había sucedido con las imágenes, Weinbrenner cambio de tema y comenzó a despotricar sobre la tecnología soviética y el MIG 25. Mientras continuaba su diatriba, empero, sacó una copia firmada del libro The UFO Experience (del célebre J. Allen Hynek) de una estantería y se lo mostró a Emenegger con un asentimiento.

El cineasta más tarde explicó que este extraño monólogo fue solo una tapadera para confundir a cualquiera que escuchara a través de micrófonos instalados en la habitación, y que el libro era una confirmación silenciosa de que el metraje existía.

Conclusión

Emenegger lanzaría su documental en 1974, llamado OVNIs: Pasado, presente y futuro (narrado por Rod Serling, creador y guionista de la La Dimensión Desconocida), que luego se convertiría en un libro homónimo. Allí, algunos sospechan que una escena en particular que recrea lo sucedido en Holloman, donde se muestra brevemente un platillo volador aterrizando, podría ser una ínfima parte del metraje que los militares habían prometido para el documental —aunque otros apuntan a que Emenegger jamás recibió la cinta y que se trataría de una reconstrucción fidedigna de lo que el comandante Paul Schartl le contó al cineasta, tal como se dice en el libro posterior—.

Pero al final, uno se ve obligado a admitir hay muchos problemas con esta historia. La primera es que solo tenemos la palabra de Emenegger. La fuente principal de todo lo que se sabe al respecto son tres páginas de su libro, y eso es todo. No hay corroboración, no hay forma de verificar nada de eso, simplemente hay que confiar en su palabra.

Otro problema es la pregunta de por qué dos oficiales de alto rango de la Fuerza Aérea tendrían la cortesía de contarle sobre el incidente acaecido a este cineasta de Hollywood, incluso prometiéndole acceso a parte de la grabación sobre el hecho. En un área donde el secreto y los encubrimientos están a la orden del día, esta actitud dadivosa es, como mínimo, sospechosa.

No obstante, si nos ponemos a especular, tal vez dar a conocer un hecho sin dar la posibilidad a los informados de probar nada, es una retorcida manera de encubrir algo que ocurrió. Pues dado que no se podría probar nada de manera concluyente y la historia es tan increíble, serviría más como un plato servido para alimentar a los escépticos y crear cierta animosidad en el mundo ufológico.

Por otra parte, cabe destacar que lo relatado por Emenegger coincide —al menos en esencia— con lo que se observa en una serie de videos publicados en Internet en 2011, sospechosamente relacionados con un incidente similar sucedido en el otro lado del mundo, en territorio ruso.

¿Podría significar esto último que hubo diferentes razas alienígenas pactando cada una con una potencia terrícola diferente? ¿Son algunos ovnis observados en los cielos producto tecnológico de dichos pactos? Casi 56 años después, algunas revelaciones militares al respecto parecen apuntar en esa dirección.

Tal vez, entre los próximos videos a liberarse en los esfuerzos de desclasificación del siglo XXI, alguien logre desempolvar y filtrar aquella misteriosa cinta del aterrizaje en la base Holloman.

Fuente: MU/Shahjehan Khan. Edición: MP.

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