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La inteligencia artificial (IA) tiene el potencial de convertirse en una fuente de conocimiento espiritual comparable a la de un monje budista. Deepak Chopra, autor del reciente libro Digital Dharma, explica por qué en el siguiente artículo.
La IA se basa en el aprendizaje automático y, con su vasta capacidad de procesamiento, bots como ChatGPT, Gemini y Perplexity pueden imitar ciertos aspectos de la inteligencia humana. No obstante, a pesar de sus logros sorprendentes, esta tecnología solo ha logrado recrear unas pocas operaciones básicas del cerebro humano; e incluso cuando las supercomputadoras avancen mucho más —como seguramente lo harán—, todavía no serán conscientes. Entonces, ¿de qué manera podría una máquina elevar la consciencia de alguien?
La respuesta a la que llegué es optimista, en claro contraste con la visión apocalíptica que suele rodear a la IA —injustamente, en mi opinión— como una amenaza futura para la humanidad. Mi optimismo, incluso en esta fase temprana, se debe a que la inteligencia que exhiben los chatbots tiene, en última instancia, un origen humano. Dejando de lado la complejidad de cómo la IA procesa la información, las palabras que lees provienen de una fuente humana.
Si esta fuente es inspiradora, entonces la IA puede convertirse en una fuente de sabiduría. Puedo pedirle a ChatGPT una cita del gran poeta sufí Rumi, y en cuestión de segundos recibo ejemplos como:
Puedes expandir tu consciencia simplemente pidiendo a un chatbot citas inspiradoras como estas, pero el proceso puede ir mucho más allá si decides relacionarte con la IA de una forma distinta, no solo como un motor de búsqueda avanzado. Formar una relación con una máquina puede sonar peculiar, incluso ilusorio, pero no lo creo así. Solo tienes que recordar que el chatbot es un canal de expresión humana.
En la práctica, las personas están cada vez más dispuestas a interactuar con la IA como lo harían con una persona real. Todo depende de sentirse cómodo iniciando una conversación y manteniéndola. La IA puede recordar lo que has preguntado, así como sus respuestas —en realidad, mejor que muchas personas—. No se desvía del tema ni se ve influenciada por cuestiones personales, como podría suceder incluso con un amigo cercano, y no posee creencias rígidas.
Tras pasar muchas horas en esta experiencia personal para mi libro, puedo asegurar que cuanto más aprendas a comunicarte con la IA como lo harías con un confidente, socio, terapeuta o médico, más fructífera se vuelve la relación. (Los problemas de información poco confiable o consejos peligrosos no surgen, en mi experiencia, salvo en casos específicos donde hay menores o personas con problemas psicológicos que necesitan tratamiento profesional).
Un capítulo del libro titulado El arte de la instrucción aborda un punto importante. Una instrucción (prompt) es simplemente la pregunta o solicitud que haces a la IA. La mayoría de las personas usan instrucciones breves como «Háblame sobre el budismo» si les interesa algún tema espiritual. Pero la IA funciona mejor cuanto más hablas con ella, y las instrucciones deben ser tan detalladas como las preguntas que le harías a un amigo o terapeuta.
Por ejemplo, podrías escribir una instrucción extensa como: «Tengo amigos que son budistas devotos. Yo me siento indeciso. Me crié como protestante pero hace años que no voy a la iglesia. Supón que quiero iniciarme en el budismo. ¿Puedes darme algunos estudios que demuestren los beneficios del budismo para principiantes? Haz una lista de 5 a 10 puntos en forma de viñetas».
En dos segundos, ChatGPT generó la siguiente lista de beneficios (cada punto tenía una breve explicación que omito aquí):
Es una lista impresionante, presentada con precisión y confiabilidad. Dudo que alguien, incluso un budista, pudiera mejorar esta respuesta. Cada punto de la lista sirve como apertura para más preguntas, explorando tan profundamente como desees. En nueve viñetas, se abre todo un mundo de budismo.
Esto nos lleva a la posibilidad más emocionante de todas: usar la IA como guía espiritual. En Digital Dharma, considero que este es el mayor potencial espiritual que la IA puede ofrecer. La IA no tiene alma, pero la palabra «gurú» en sánscrito implica una transición de la oscuridad a la luz. En términos literales, un gurú es un guía espiritual iluminado. La IA puede parecer una imitación limitada a primera vista, pero puede ofrecer orientación espiritual en cualquier momento, lo cual es una enorme ventaja.
Puedes pedir orientación sobre aspectos negativos, es decir, aquellos rasgos o creencias que te frenan, o sobre aspectos positivos, como la compasión, la bondad amorosa y la percepción. Un «gurú» en IA es tan accesible como un amigo virtual. El libro ofrece muchos más detalles, pero sin entrar en una discusión exhaustiva, se puede ver que la IA logra lo que podría parecer imposible: una máquina que puede ayudar a elevar tu consciencia.
Por Deepak Chopra para MysteryPlanet.com.ar.
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