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Los arqueólogos creen que los tatuajes se hicieron durante el embarazo como una forma de proteger a la madre y al niño.
Los tatuajes en la parte inferior de la espalda (tramp stamp) se hicieron populares en la primera década del siglo XXI y ganaron reputación por su atractivo erótico. Su popularidad se debió en parte a la influencia de las celebridades femeninas.
Pero mucho antes, en el antiguo Egipto de hace 3.000 años, esta práctica ya era común entre las mujeres. Así lo han determinado un grupo de investigadores tras el minucioso estudio de dos momias descubiertas en la orilla oeste del río Nilo. Ambas tenían marcas antiguas en la carne conservada en la espalda que estarían asociadas con el dios Bes —o su contraparte femenina Beset—, descrito como un defensor de todo lo bueno, protegiendo a los hogares y los niños de todo mal, y estando asociado con el amor y el placer sexual.
Junto con las representaciones de Bes, las marcas incluían un cuenco, que simboliza un ritual postnatal, el Ojo de Horus que representa protección y salud, y cabras para la buena suerte.
Se descubrieron varias figurillas con las momias, que también tienen marcas similares en los mismos lugares —en la parte inferior de la espalda y en la parte superior del muslo—, y los investigadores dicen que esto proporciona aún más evidencia de que los tatuajes se usaron como protección.
Las momias fueron descubiertas en la antigua ciudad de Deir el-Medina, que fue una región bulliciosa entre 1550 y 1070 a.C., cuando era una comunidad para los hombres que construían las grandes tumbas para las élites egipcias. Los que vivían allí se consideraban plebeyos y varias de las momias desenterradas se han encontrado con evidencia de tatuajes.
«Cuantos más tatuajes encontramos, más me pregunto si los hemos perdido en otros restos humanos del antiguo Egipto», dijo una de las autoras principales del estudio, Anne Austin de la Universidad de Missouri en St. Louis. «A medida que los tatuajes se han vuelto menos estigmatizados y nuestra tecnología y habilidades para identificar tatuajes en contextos arqueológicos crecen, creo que es muy posible que encontremos más evidencias de esta práctica artística».
«En algunos casos, en mi propio trabajo, los tatuajes se habrían pasado por alto por completo si no los estuviera buscando y no supiera cómo detectarlos», añadió.
Los investigadores se valieron de la fotografía infrarroja para identificar los tatuajes, que usaron luz infrarroja para descubrir colores falsos y permitieron al equipo analizar las momias sin dañarlas. A la vez, un escáner permitió tomar imágenes de la carne tatuada, lo que les permitió reconstruir las marcas antiguas.
Una de las momias tenía entre 25 y 34 años cuando murió y presentaba al menos 30 tatuajes en el cuello, los hombros, los brazos y la espalda, y todos se hicieron antes de la momificación. En su cuello se encontró un Ojo de Horus, símbolo asociado a la protección. También tenía uno en la parte inferior de la espalda que muestra a Bes con una corona de plumas.
El tatuaje también tenía una línea en zigzag debajo de las otras figuras, lo que probablemente representaba un pantano, donde la gente de la época iba a refrescarse y, en ocasiones, a aliviar el dolor, como el que se sentía durante el parto.
La otra mujer, que murió aproximadamente a la misma edad, tiene dos flores de loto a cada lado de la espalda baja y, según la antigua cultura egipcia, esto significa renacimiento. Junto a cada flor hay una cabra, que los antiguos egipcios usaban para hacer referencia a la fertilidad, la abundancia y la buena suerte.
Un artículo detallando el hallazgo ha sido publicado en The Journal of Egyptian Archaeology.
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