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La radiación espacial podría significar una preocupación mayor para los futuros astronautas, así lo sugiere un nuevo estudio científico.
«Las dosis de radiación para las mediciones obtenidas en los últimos cuatro años, excede las tendencias de ciclos solares previos por al menos un 30 %, mostrando que la radiación se está volviendo más intensa en el ambiente espacial», dice Nathan Schwadron, autor principal del estudio y profesor de física en el Centro de Ciencia Espacial de la Universidad de New Hampshire.
«Estas condiciones de las partículas radiactivas es un factor ambiental importante para los viajes y el clima espacial, y deben ser cuidadosamente estudiadas y tenidas en cuenta a la hora de planear y diseñar una próxima misión a la Luna, Marte, los asteroides o más allá», agrega el científico.
Schwadron y sus colegas estudiaron las observaciones hechas por el Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) de la NASA, que ha estado orbitando la Luna desde 2009. Específicamente, buscaron los índices de rayos cósmicos medidos por el instrumento CRATER (Cosmic Ray Telescope for the Effects of Radiation) de la sonda.
Los rayos cósmicos galácticos (RCG) son partículas subatómicas (mayormente protones y núcleos atómicos) procedentes del espacio exterior cuya energía, debido a la aceleración a la que han sido sometidas por eventos tales como la explosión de una supernova, es muy elevada: cercana a la velocidad de la luz. Los RCG pueden dañar los sistemas electrónicos de las naves y, en grandes dosis, causar el síndrome de irradiación aguda en astronautas y, en largo término, cáncer.
«Sabemos que la radiación en el espacio profundo ahora es diferente en comparación a aquella presente en las misiones tripuladas de antes», explica Schwadron en referencia a las misiones Apolo que llevaron seis tripulaciones a la superficie lunar entre julio de 1969 y diciembre de 1972.
El incremento de los niveles de RCG está relacionado con la prolongada actividad solar mínima, que fluctúa en un ciclo de 11 años. Durante las fases de actividad, el campo magnético del sol se expande a través del sistema solar (por el flujo de partículas cargadas conocidas como viento solar) y bloquea muchos de los RCG.
No obstante, un sol activo posee sus propios problemas. Las llamaradas solares y las eyecciones de masa coronal también pueden disparar los niveles de radiación significativamente. Y estos estallidos solares no están limitados a los periodos activos del ciclo. «De hecho, una serie de estallidos en septiembre de 2017 aumentaron la radiación espacial considerablemente», concluyen los investigadores.
El nuevo estudio ha sido aceptado para su publicación en la revista Space Weather.
Fuente: Space.com
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1 comentario
23:25
EL RETO PARA LA CONQUISTA DEL ESPACIO SERÁ YA MAYOR, SI NO APRENDEMOS A MANIPULAR LA RADIACIÓN CON MEJORES TRAJES E INSTRUMENTOS Y LA CLAVE ESTÁ EN EL ALUMINIO CON ELEMENTOS ORGÁNICOS RESISTENTES PARA ADAPTARLOS. TENÍA MUCHA RAZÓN WILHELM REICH POR QUE REVIERTE ESTAS PARTÍCULAS DAÑINAS PARA EL ORGANISMO HUMANO. GRACIAS.
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