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Bisontes, caballos, cabras, ciervos... Y así hasta más de 70 figuras de grabados de animales distribuidos en catorce paneles. Son las pinturas rupestres localizadas a 300 metros de profundidad en la cueva de Atxurra, situada a pocos kilómetros de la localidad costera de Lekeitio y a unos 50 kilómetros de Bilbao.
Se trata de un descubrimiento «excepcional» que aparecerá «en todos los manuales de arte paleolítico porque se trata de un hallazgo de los grandes, de Champions League». Al menos eso es lo que aseguró en su presentación el arqueólogo Diego Gárate, que dirigió la exploración de un yacimiento descubierto en 1929 por José Miguel Barandiaran y excavado entre 1934 y 1935, aunque el proyecto para valorar su potencial no se retomó hasta hace dos años.
Las imágenes datan de entre 12.500 y 14.500 años de antigüedad, aproximadamente de la misma época que las pinturas de Santimamiñe.
La técnica casi exclusiva es el grabado en distintas variantes, a veces combinado con pintura negra «muy mal conservada». Además, en algunos puntos se observan manchas de frotado de color rojo.
Entre las figuras representadas, destacan los animales abatidos y, entre ellos, se ha encontrado un bisonte con una veintena de proyectiles de lanza «clavados en el animal», mientras que, según ha explicado Garate, «lo habitual es encontrar, cuando las hay, una, dos o tres lanzas clavadas». El arqueólogo destacó que «la cueva de Atxurra recoge el bisonte con mayor número de marcas de lanza de Europa».
La cueva presenta, además, «muchas zonas intactas», ya que «los suelos no han sido movidos» y los materiales arqueológicos con los que posiblemente se realizaron las figuras se encontraban «justo debajo».
El equipo localizó útiles de sílex y fragmentos de carbón, «posiblemente utilizados para iluminarse o para realizar estas figuras».
La cavidad no va a abrirse al público, ya que la prioridad pasa por conservar los grabados y pinturas. También hay que tener en cuenta los riesgos que entraña el acceso, porque estas muestras de arte están situadas a más de 300 metros de profundidad y en repisas de «muy difícil acceso». No obstante, el público podrá conocer sus «tesoros» a través de las labores de reproducción en 3D que se llevarán a cabo, según la representante de Cultura de la Diputación, Lorea Bilbao.
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