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Un equipo internacional de investigadores de Irlanda, Australia, Alemania y los Estados Unidos, ha encontrado evidencia de que alguna forma de experiencia consciente está presente desde el nacimiento, e incluso posiblemente en las etapas finales del embarazo.
Los hallazgos, publicados esta semana en la revista especializada Trends in Cognitive Science, tienen importantes implicaciones clínicas, éticas y potencialmente legales. Y no es para menos, los investigadores argumentan que en el momento del nacimiento, el cerebro en desarrollo del bebé es capaz de experimentar la conciencia, lo que puede dejar una impresión duradera en su sentido del yo en desarrollo y su comprensión del entorno.
«A pesar de que cada uno de nosotros pasó por esa etapa de la vida, la conciencia en los bebés sigue siendo un misterio, ya que estos no pueden decirnos lo que piensan o sienten», explicó uno de los dos autores principales del artículo, el Dr. Tim Bayne, profesor de filosofía en la Universidad de Monash (Melbourne).
«Casi todos los que han sostenido a un recién nacido se han preguntado qué se siente ser un bebé, si es que se siente algo. Pero, por supuesto, no podemos recordar nuestra infancia, y los investigadores de la conciencia han estado en desacuerdo sobre si la conciencia surge “temprano” (al nacer o poco después) o “tarde” (a la edad de un año o incluso mucho más tarde)».
Para ofrecer una nueva perspectiva sobre cuándo emerge por primera vez la conciencia, el equipo se basó en los avances recientes en la ciencia de la conciencia. En adultos, se han encontrado marcadores en la imagen cerebral que diferencian de manera confiable la conciencia de su ausencia y que se aplican cada vez más en la ciencia y la medicina. Esta es la primera vez que se ha utilizado una revisión de estos marcadores en bebés para evaluar su conciencia.
«Nuestros hallazgos sugieren que los recién nacidos pueden integrar respuestas sensoriales y cognitivas en desarrollo en experiencias conscientes coherentes para comprender las acciones de los demás y planificar sus propias respuestas», señaló Lorina Naci, coautora del estudio y profesora asociada en la Escuela de Psicología que lidera el Grupo de Conciencia y Cognición del Trinity College (Dublín).
El artículo también arroja luz sobre «cómo se siente» ser un bebé. Sabemos que la visión es mucho menos madura en los bebés que la audición, por ejemplo. Además, este trabajo sugiere que, en cualquier momento, los bebés son conscientes de menos elementos que los adultos y pueden tardar más en comprender lo que tienen delante, pero pueden procesar fácilmente información más diversa, como sonidos de otros idiomas, en comparación con sus versiones de mayor edad.
Por otro lado, las cuestiones sobre si la conciencia es fragmentaria o completa, si los fetos sueñan o incluso cómo podríamos relacionarnos con la conciencia de un recién nacido, todavía están lejos de encontrar respuestas definitivas.
A medida que las técnicas de escaneo cerebral mejoren y podamos mapear de manera más precisa el desarrollo de las complejas redes neurológicas, es posible que lleguemos a entender la conciencia como un continuo.
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