A casi 62 años del asesinato del presidente John F. Kennedy, nuevos documentos desclasificados revelan que la CIA ha reconocido, por primera vez de manera implícita, que uno de sus oficiales, especializado en guerra psicológica, mantuvo contacto con Lee Harvey Oswald antes del fatídico 22 de noviembre de 1963 en Dallas. Esta revelación expone décadas de encubrimiento por parte de la agencia sobre el papel que desempeñó George Joannides, el agente en cuestión, tanto antes como después del magnicidio.

La CIA admite que monitoreó a Lee Harvey Oswald antes del magnicidio de JFK

Lee Harvey Oswald y George Ioannides (George Joannides).

El dato clave surge de un memorando de la CIA fechado el 17 de enero de 1963, en el que se instruía a Joannides a operar bajo el alias «Howard Gebler» y a utilizar una licencia de conducir falsa. Hasta ahora, la agencia había negado cualquier conexión entre Joannides y ese nombre, a pesar de que «Howard» era la identidad utilizada por el agente encargado de interactuar con activistas del Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE), un grupo anticomunista que se oponía al régimen de Fidel Castro.

Durante décadas, la CIA también negó haber financiado o dirigido al DRE, organización que, curiosamente, tuvo un papel central en exponer públicamente las simpatías de Oswald hacia Castro justo después del asesinato. De hecho, solo tres meses antes del crimen, integrantes del DRE tuvieron un altercado con Oswald en Nueva Orleans cuando este repartía panfletos a favor del Fair Play for Cuba Committee. Poco después, Oswald debatió en televisión con miembros del DRE, obteniendo mayor visibilidad como simpatizante del comunismo.

La conexión entre Joannides y el DRE había permanecido oculta hasta que la Ley de Registros del Asesinato de JFK, firmada en 1992 y reforzada por una orden ejecutiva de Donald Trump, obligó a la desclasificación de miles de documentos. Fue en ese contexto que empezaron a salir a la luz pruebas que vinculan al oficial con las operaciones del DRE y con el encubrimiento deliberado de información ante diversas comisiones de investigación, incluyendo la Comisión Warren y el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos.

Lo más grave es que, después del magnicidio, la CIA nombró a Joannides como enlace oficial con dicho comité, ocultando que había sido él mismo quien había dirigido las actividades del DRE y que había tenido contacto con Oswald. Según testimonios recientes, Joannides saboteó activamente la investigación del Congreso al ocultar información y dificultar la entrega de documentos clave.

En 1981, dos años después de obstruir la labor del comité, la CIA le otorgó a Joannides la Medalla de Inteligencia por su carrera. Falleció en 1990 sin que se conocieran públicamente estos detalles. Hoy, las nuevas revelaciones confirman lo que expertos como Jefferson Morley sostienen desde hace años: la versión oficial sobre la actuación de la CIA en torno al asesinato de Kennedy está profundamente viciada.

Aunque los documentos divulgados no prueban una conspiración directa ni aclaran si Oswald actuó solo, sí dejan en evidencia que la agencia mintió sistemáticamente a lo largo de varias décadas para proteger a sus agentes y sus operaciones. Para los expertos, este es otro golpe a la credibilidad de la CIA y a la transparencia del gobierno estadounidense sobre uno de los crímenes más emblemáticos del siglo XX. Mientras tanto, nuevas publicaciones están previstas, y todo indica que aún quedan piezas por descubrir en este rompecabezas histórico.

Fuente: Axios. Edición: MP.

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