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Monumentos como Stonehenge nos demuestran que la gente prehistórica estaba fascinada con los cielos y las estrellas. Ahora, los arqueólogos han encontrado grabados geométricos en en las paredes de un misterioso montículo de Irlanda conocido como Túmulo L, en las afueras del pueblo de Kells, donde estaría retratado nada más y nada menos que un eclipse, convirtiendo así este registro en piedra en el más antiguo sobre el fenómeno astronómico.
La imagen, compuesta por círculos concéntricos y líneas, se piensa fue grabada allí el 30 de noviembre del año 3340 a.C., es decir, hace más de 5.300 años atrás. Según reporta Irish Central, esa fecha es la única que coincide con un eclipse solar de 92 rastreados por el experto en arqueoastronomía Paul Griffin.
Careciendo de la tecnología moderna, los antiguos habitantes de la isla esmeralda construyeron estas estructuras complejas para durar miles de años y seguir manteniendo con precisión sus funciones astronómicas hasta hoy en día. De hecho, el registro en piedra se sitúa en la parte posterior de la recámara del Túmulo L, que posee siete recovecos —tres a cada lado y uno en la pared del fondo—, y los investigadores Jack Roberts y Martin Brennan han descubierto que a través de tales recovecos la luz solar baña la recámara durante los días 1 de noviembre (el Samhain celta, comienzo del invierno) y 2 de febrero (festival Imbolc), representando este último la mitad exacta entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera.
El ancestral túmulo tiene otras misteriosas estructuras, incluyendo 18 piedras decoradas, una de las cuales es un pilar de dos metros de altura conocido como «La Piedra Susurrante», alrededor del cual podría haber sido construido el montículo. Cuando el sol se eleva, su luz golpea el tope del pilar y gradualmente ilumina los grabados que se encuentran en el fondo de la recámara, donde se haya la representación del eclipse.
Otras marcas en el mismo monumento parecen ser garabatos o borradores quizás utilizados por los antiguos para hacer mediciones.
Asimismo, a la izquierda de la entrada a la recámara existe un diseño hecho con 13 arcos anidados que los investigadores creen simboliza la «elevación de un cuerpo celeste». Roberts y Brennan piensan que podría tratarse del tránsito del planeta Venus.
La recámara, cerrada al público, ha sido sellada con un techo de concreto para proteger los ancestrales grabados.
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fantastico articulo. Gracias por compartirlo. Bendiciones.