Una arma de rayos gigantesca está disparando hacia nosotros.

eta-carinae

Situada a 7.500 años luz, Eta Carinae se compone de dos colosales estrellas que se orbitan: la masa de la mayor multiplica por 90 la del Sol y su brillo supera cinco millones de veces el de nuestra estrella; la menor posee unas 30 masas solares y «solo» emite un millón de veces más de luz que el astro que nos da la vida.

Esta monstruosidad viene sorprendiendo a los astrónomos desde mediados del siglo XIX, cuando llegó a nuestro planeta la luz que produjo una enorme erupción surgida de su superficie. El cataclismo, cuyas razones se escapan a los científicos, lanzó al espacio una cantidad de gas y polvo equivalente a diez veces la masa del Sol y rodeó a Eta Carinae de lo que llamamos Nebulosa del Homúnculo.

Ahora, un nuevo estudio publicado en Nature Astronomy que utilizó datos del telescopio espacial NuSTAR, sugiere que Eta Carinae está acelerando partículas a altas energías, tanto que algunas de ellas podrían estar llegando a la Tierra como rayos cósmicos.

«Ambas estrellas de Eta Carinae impulsan poderosos vientos estelares», dijo Michael Corcoran, uno de los autores. «Cuando los vientos chocan durante el ciclo orbital, producen una señal periódica de rayos X de baja energía que hemos estado rastreando por un par de décadas».

El Telescopio Espacial Fermi de la NASA también ha observado un cambio en los rayos gamma cuya fuente parece estar en la dirección de Eta Carinae. Sin embargo, la visión de este telescopio no es tan aguda como aquellos destinados a los rayos X, por lo que los astrónomos no podían confirmar si había conexión entre ambos eventos.

Para establecer la conexión, el astrofísico Kenji Hamaguchi y sus colegas utilizaron datos recolectados por NuSTAR entre marzo de 2014 y junio de 2016, junto con otras observaciones del mismo periodo efectuadas por el satélite XMM-Newton de la ESA.

NuSTAR detectó una fuente emitiendo rayos X sobre los 30.000 electronvoltios (eV), una cantidad tres veces mayor a lo que podría esperarse de ondas generadas por la colisión de vientos estelares.

Eta Carinae brilla en rayos X en esta imagen del Observatorio Chandra de la NASA. Los colores indican diferentes energías (rojo: de 300 a 1000 eV, verde: de 1000 a 3000 eV, y azul: de 3000 a 10000 eV. Las observaciones de NuSTAR (contornos verdes), revelan una fuente de rayos X tres veces superior a la detectada por Chandra.

Eta Carinae brilla en rayos X en esta imagen del Observatorio Chandra de la NASA. Los colores indican diferentes energías (rojo: de 300 a 1000 eV, verde: de 1000 a 3000 eV, y azul: de 3000 a 10000 eV. Las observaciones de NuSTAR (contornos verdes), revelan una fuente de rayos X tres veces superior a la detectada por Chandra.

El análisis del equipo de científicos mostró que estos rayos X variaban con el periodo orbital binario y presentaban un patrón similar a aquellos escape de rayos gamma observados por el Fermi.

Así, los investigadores sostienen que la mejor explicación para esta «coincidencia» es que se trata de electrones siendo acelerados en violentas ondas de choque en la frontera de los vientos estelares. Estos electrones, al igual que otras partículas aceleradas, escapan del sistema estelar y, eventualmente, terminan siendo detectadas en la Tierra como rayos cósmicos.

«Sabíamos que las ondas expansivas de las estrellas que explotan pueden acelerar las partículas de los rayos cósmicos a velocidades comparables a aquella de la luz. Procesos similares deben ocurrir en otros ambientes extremos y nuestro análisis indica que Eta Carinae es uno de ellos», concluye Hamaguchi

Fuente: NASA.

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