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Al parecer, cuando nacemos y después, durante la niñez, aún algunos niños no han sido contaminados del todo por esta sociedad tan material y tópica y sus sentidos están a flor de piel. ¿Cuántas veces hemos oído hablar del «amigo imaginario»? No son pocos los niños que aseguran tener y jugar con un amigo invisible a los ojos del adulto e incluso a los ojos de otros niños. Los padres, habitualmente y como es «normal» —y pongo normal entre comillas—, explican a estos niños que se trata de su imaginación, de algo irreal, como si de un sueño se tratase, y es muy probable que una gran cantidad de estos niños que aseguran ver, sea lo que sea, acaben en las frías consultas psiquiátricas o en el despacho de un psicólogo infantil.
En lo referente a lo paranormal, y para quienes nos dedicamos a esta disciplina, es sin duda básico el testimonio de quienes han vivido o sufrido algún suceso que escapa a la lógica de la ciencia. El fenómeno OVNI, por ejemplo, se basa en gran medida en la cantidad de testimonios recogidos, lo mismo sucede con los fantasmas y con otros tantos ejemplos, pero… ¿qué sucede con el testimonio de los niños? Lamentablemente no todos los toman como algo «serio», pues quizá ese niño, que aún no está formado intelectualmente, no merece la misma credibilidad que un adulto ya que la imaginación está mucho más desarrollada en el niño y tan solo con el paso de los años merma para entonces hablar de lo verdaderamente real. Desde luego, hablamos de hipótesis equivocadas, pues bien es cierto que el niño inventa, pero desde luego no siempre, ya que tal cantidad de testimonios de niños quienes aseguran ver, hablar y jugar con lo «invisible» me merece credibilidad y el mayor de los respetos.
María es madre de dos niñas, Paula y Eva. Paula, un día, en el momento de hacer los deberes del colegio le pide ayuda a su madre, quien en ese momento y por quehaceres de la casa le dice que se espere y que en unos momentos le ayudará, a lo que Paula contesta que como no ha de entregar hasta el día siguiente los ejercicios ya le ayudará la abuela por la noche.
María, extrañada, le pregunta al respecto y Paula contesta que asegura ver, oír y hablar con su abuela fallecida años antes de que naciera. Paula nunca conoció a su abuela. María es una mujer ajena al mundo al que denominamos de «misterio», pero ineludiblemente ha oído hablar de fantasmas y temas similares. En primera instancia, la madre piensa que es una broma o fabulación sin importancia, pero la niña insiste en que le ayuda a la hora de hacer los deberes y que le cuenta sus cosas.
María no da más importancia al tema, pero en días posteriores y en más ocasiones Paula vuelve a hablar de su abuela, María, intrigada, le pregunta como es y la niña contesta con los rasgos que claramente coinciden con los de la abuela —decir que las fotografías de la madre de María son escasas en el domicilio y apenas se guardan un puñado de ellas en un viejo álbum fotográfico—. Quizá haya quien piense, como hice yo en un principio y cuando se me explicaba este caso, que tal vez rasgos similares a muchas personas de avanzada edad sean similares, pero determinadas expresiones y vivencias muy concretas, así como detalles exactos, hacían saltar la alarma en el cerebro de la madre, ¿Cómo podía ser posible que aquella niña conociese anécdotas de vivencias que jamás vio ni le fueron contadas? ¿Cómo era posible que supiese cosas que ni siquiera la madre conocía y sí sus hermanos?
Podemos buscar muchas explicaciones, cosas que se hayan dicho sin ser conscientes y que la niña hubiese guardado en su memoria: tal vez descripciones hechas en presencia de las niñas y las cuales no se recordasen, es posible, pero poco probable. Curiosamente, la niña no sonreía cuando hablaba de su abuela, no lo hacía como cuando jugaba, sus explicaciones eran concretas y firmes, reales para ella.
Llegados a este momento, paso a resumir la situación y los puntos de este caso verídico, que bien sirve de ejemplo general.
En el caso concreto del testimonio expuesto:
Claramente surge una pregunta a quienes tienen hijos que aseguran «ver». ¿Cómo actuar con ellos? Lo principal, a mi juicio, es la naturalidad, el no intentar negárselo ni asegurarles que son invenciones. ¿Acaso no es bonito que una niña hable de su abuela aún sin haberla conocido? ¿En esta u otras tantas historias similares podemos hallar algo que sea malo? ¿Acaso no nos encontramos ante una situación «romántica» familiarmente hablando?
Como es natural, muchos padres reaccionan con miedo, pero el miedo no deja de ser una reacción normal y totalmente natural de nuestro cerebro ante lo que desconoce, ante lo que no tiene explicación o cuando hay en el registro de la memoria patrones adquiridos que niegan cuanto se relacione con lo extrasensorial o simplemente con la vida más allá de la vida. Insisto, la tranquilidad es crucial y necesaria en estos casos. Por otro lado, en la mayoría de los casos tales facultades, tal y como he expuesto anteriormente, irán mermando en gran parte por una sociedad a la que no interesa que pensemos.
Los niños «ven» una realidad de la que estoy plenamente convencido.
Por Francisco Recio.
Cortesía de Mundo Parapsicológico.
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3 comentariosA mi me pasó algo similar cuando niña, pero fue con mi bisabuela quien falleció alrededor de 8 o 9 años antes de mi nacimiento y nadie nunca me mostró fotografía alguna de ella. En mi caso, nunca me dijeron que eso no era real, sino todo lo contrario: cada una de las cosas que ví, llevaban evidencia de lo real y de que alguna vez fueron seres con vida... Sin embargo jamás perdí esa facultad y ahora soy adulta; y, para mí es muy normal verlos, no debería haber nada de raro en ello.
ResponderUna de mis dos hijas, la menor, tuvo un amigo imaginario por espacio de tres años aproximadamente, era increíble ver como jugaba con su amigo, le daba la mano, le servia su comidita, y pasaba muchos ratos jugando con el. Tenia un nombre que no recuerdo, incluso una vez acompañamos a mi esposa a consulta con la ginecóloga y mi hija nos dijo que su amigo se había quedado afuera y ella quería que pasara, entonces abrió la puerta y le dio la mano como si de una persona invisible se tratara y se puso a jugar ahí adentro del consultorio con este amigo imaginario, estaba tan entretenida jugando que hasta la Dra. se impresionó de verla. Creo que hay cosas que necesitas ver para poder creer debido a la educación que hemos recibido durante nuestra formación y por la cultura a la que pertenecemos, pero considero que hay que ser de mente abierta porque hay cosas que no tienen explicación de acuerdo a la ciencia y a la lógica, pero suceden y ahí están los ejemplos, saludos.
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16:19
Creo que es una realidad que es difícil de entender y de llevar adelante por los padres, y por lo tanto, por la comunidad que los rodea. Saber que se produce, debe ser parte de los conocimientos que debemos integrar como adultos.
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