Dos recientes estudios detallan un mecanismo natural que, de utilizarse apropiadamente, sería capaz de destruir las células cancerosas, sin los efectos colaterales de la quimioterapia.

En un estudio publicado el año pasado, científicos liderados por Marcus E. Peter de la a Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern (Chicago, EE.UU.), revelaron que no solo ciertas moléculas de ARN (ácido ribonucleico) pueden matar células cancerosas sino también prevenir que se vuelvan resistentes al tratamiento.

Tal como el profesor Peter explicó en aquella ocasión, las moléculas de ARN destruyeron las células del cáncer pero también erradicaron varios genes que el cáncer necesita para sobrevivir: «Es como si estas células cometieran suicidio al acuchillarse a sí mismas, luego se dispararan, y finalmente saltaran de un edificio alto. Simplemente no pueden sobrevivir».

Marcus Ernst Peter, PhD.

No obstante, el mecanismo exacto que hacía que las células cancerosas «cometieran suicidio» era un misterio... hasta ahora. En dos nuevos estudios, el equipo de Peter descubrió que el código que desencadena esta capacidad está incrustado en el ARN y en el microARN de cada célula individual.

«Kill code»

El equipo de científicos halló una secuencia de seis nucleótidos contenidos en pequeños ARNs que hacían estas moléculas tóxicas para el cáncer. Un nucleótido es «la unidad estructural básica y el bloque de construcción para el ADN y el ARN».

En el primer estudio publicado, el prof. Peter describe que cerca del 3 % de todo el ARN puede ser «cortado» en pequeños fragmentos que luego actúan como microARNs tóxicos que matan células cancerosas.

En el segundo, el equipo puso a prueba casi 4.100 diferentes combinaciones de bases nucleótidas para esos seis nucleótidos iniciales en un intento para encontrar la combinación más tóxica y mortífera.

«Con lo que aprendimos de estos dos estudios, ahora podemos diseñar microARNs artificiales que incluso serían mucho más poderosos en matar células cancerosas que aquellos desarrollados por la naturaleza», explicó Peter. «Definitivamente es necesario transformar esto en una innovadora forma de terapia».

Sin efectos colaterales

La quimioterapia también puede disparar las moléculas de ARN y microARN tóxicas, explican los autores, que pretenden utilizar el mecanismo hallado para justamente evitar los tremendos efectos secundarios provocados por los fármacos de los actuales tratamientos.

«Mi meta no era el salir con una nueva substancia tóxica artificial, sino valerme del propio mecanismo que la naturaleza nos proporciona», señaló Peter.

La quimioterapia actúa sobre las células activas. Las células activas son células que están en crecimiento y se dividen en más células del mismo tipo. Las células cancerosas son activas, pero también lo son algunas células sanas. Esto incluye células de la sangre, la boca, el sistema digestivo y los folículos pilosos. Los efectos secundarios se producen cuando la quimioterapia daña estas células sanas.

«Ahora que tenemos el "código de muerte", somos capaces de desencadenar el mecanismo sin tener que usar la quimioterapia y sin tocar el genoma. Podemos usar estos pequeños ARNs directamente, introduciéndolos dentro de la células», explicó Peter. «Tan pronto como estos guardaespaldas sienten que las células están mutando en cáncer, se activan y lo aniquilan».

A diferencia de la falible quimioterapia y sus indeseables efectos secundarios, este nuevo hallazgo extingue la enfermedad internamente, sin posibilidad de recurrencia. Así, esto podría traducirse en un tratamiento imparable contra el cáncer. Sin embargo, los investigadores advierten que podría llevar años antes que dicho tratamiento sea una realidad.

Fuente: Medical News Today.

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