Se trata de un kilométrico asteroide que gira alrededor del Sol cada 165 días terrestres, el periodo más corto medido en cualquier asteroide conocido.

Esta «especie rara» de asteroide, cuya órbita se desvía apenas más allá de la de Venus, se ha estado «escondiendo» en nuestro Sistema Solar. Para detectarlo se necesitó una cámara de última generación, según un estudio recientemente publicado en el sitio web del proyecto ZTF (Zwicky Transient Facility) del Observatorio Palomar, perteneciente al Instituto de Tecnología de California (EE.UU.).

El asteroide, denominado 2019 AQ3, fue localizado el 4 de enero gracias al Telescopio Samuel Oschin. Tras el descubrimiento, los investigadores empezaron a recopilar datos de los archivos hasta encontrar evidencia de que el cuerpo celeste ya había sido captado en 2015 por el Observatorio de Haleakala, del Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái (EE.UU.).

Gracias a la información adicional, los científicos lograron determinar que el 2019 AQ3 pertenece a una especie muy rara de asteroides, conocida como Atiras (o Apohele). Entre los aproximadamente 800.000 asteroides conocidos, solo 20 son Atiras.

La característica que hace únicos a los Atiras es su órbita inclinada en relación con la de la Tierra. Además, su período orbital es de tan solo 165 días terrestres.

Aunque por el momento no se ha determinado el tamaño exacto del asteroide, los investigadores estiman que podría ser de hasta 1,6 kilómetros de ancho, lo que lo convierte en uno de los más grandes de su tipo.

Órbita de 2019 AQ3.

Pese a su enorme tamaño, el 2019 AQ3 no representa ninguna amenaza, ya que el punto más cercano de su órbita es a unos 35,4 millones de kilómetros de la Tierra. Sin embargo, dado que los Atiras provienen de la dirección del Sol, su brillo complica su detección con telescopios. Por esta razón, los científicos no descartan la posibilidad de que haya más asteroides similares, potencialmente peligrosos.

«El origen de los Atiras es incierto. [...] Con cada objeto adicional nos acercamos más a la formulación y prueba de modelos sobre el origen y la historia de nuestro Sistema Solar», indicó el profesor Wing-Huen Ip, de la Universidad Central Nacional de Taiwán, miembro del proyecto ZTF.

Fuente: Caltech/Space.com. Edición: RT.

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