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Un equipo de científicos, utilizando el superordenador Pleiades de la NASA, ha identificado una sorprendente estructura en la nube de Oort: una espiral compuesta por miles de millones de cometas. Este hallazgo refuerza la presencia de patrones en espiral en el universo y la naturaleza.
La nube de Oort, una vasta región de cuerpos helados que rodea nuestro sistema solar, ha sido durante mucho tiempo un misterio para los astrónomos. Ahora, gracias a simulaciones avanzadas, los investigadores han descubierto que algunos cometas en la parte interna de esta nube (ubicada entre 1.000 y 10.000 unidades astronómicas del Sol) forman una estructura en espiral que se mantiene estable a lo largo del tiempo.
«Nos sorprendió bastante encontrar esta espiral», comentó Luke Dones, científico del Instituto de Investigación del Suroeste (SwRI) y miembro del equipo de estudio. «Las espirales aparecen en discos protoplanetarios, galaxias y ahora también en la nube de Oort. Parece que el universo tiene una afinidad por las espirales».
A pesar de su pequeño tamaño en comparación con la Vía Láctea, esta espiral de la nube de Oort mide aproximadamente 15.000 unidades astronómicas de largo y se orienta perpendicularmente al plano de nuestra galaxia. Aunque solo una pequeña fracción de los cometas de la nube de Oort participan en esta formación, esa cantidad sigue representando miles de millones de cuerpos celestes.
Los científicos han determinado que esta espiral no es temporal, sino una estructura persistente. Sin embargo, su observación directa es un reto considerable.
Una vista superior de la espiral de Oort desde la perspectiva de un observador distante en el plano galáctico. Las curvas amarillas resaltan los dos brazos espirales. Crédito: D. Nesvorny et al., 2025.
«Los objetos en la nube de Oort reflejan muy poca luz y su brillo disminuye drásticamente con la distancia», explicó Dones. «Si la Tierra estuviera ubicada en el borde interno de la nube de Oort, solo sería visible con telescopios extremadamente grandes».
Debido a su lejanía, la mejor forma de estudiar la nube de Oort ha sido analizar los cometas que se acercan al sistema solar interno. Sin embargo, los cometas en la espiral recién descubierta podrían no viajar hacia el interior del sistema, lo que hace aún más difícil su detección.
El equipo de investigadores espera que el Legacy Survey of Space and Time (LSST), un proyecto del Observatorio Vera Rubin que iniciará operaciones este año, pueda ofrecer pistas sobre esta estructura.
Un diagrama que muestra las distancias desde el Sol hasta varias características del sistema solar, incluida la nube de Oort. Crédito: NASA/JPL-Caltech.
«El LSST debería detectar grandes cometas más allá de la órbita de Neptuno», afirmó Dones. «Además, el polvo emitido por estos cometas podría detectarse en longitudes de onda del infrarrojo lejano, proporcionando más información sobre la espiral».
Estos hallazgos han sido publicados en un artículo disponible en el repositorio arXiv y abren una nueva ventana al estudio de la nube de Oort, una de las regiones menos exploradas de nuestro sistema solar.
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