Mystery Planet es un sitio web que ofrece noticias y artículos sobre ciencia y misterios. Para estar al tanto de todo lo que publicamos, además de seguirnos en nuestras redes sociales o suscríbete a nuestro boletín de noticias, te invitamos a nuestro canal de Telegram.
Los antiguos egipcios sacrificaban cocodrilos durante los rituales a su dios Sobek.
En 2019, arqueólogos de la Universidad de Jaén que trabajaban en Qubbat al-Hawā —un sitio cerca de la ciudad de Asuán— hicieron un descubrimiento inusual en el sur de Egipto: una tumba aún intacta que contenía diez cocodrilos momificados.
Ubicada junto a los sepulcros de seis dignatarios de la época ptolemaica, la pequeña tumba excavada en la roca contenía cinco esqueletos y cinco cráneos de grandes cocodrilos que habrían sido utilizados durante los rituales dedicados a Sobek, el dios egipcio del agua y la fertilidad, a menudo representado con una cabeza de cocodrilo. Que Kom Ombo, un importante centro de culto a este animal, se encuentre a solo 50 kilómetros de distancia, corrobora tal noción de culto.
«Se conocen más de 20 lugares de enterramiento con momias de cocodrilos en Egipto, pero encontrar 10 momias de cocodrilos bien conservadas juntas en una tumba intacta es extraordinario», dijo Bea De Cupere, arqueozoóloga del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales (RBINS) que actualmente está llevando a cabo un meticuloso estudio del hallazgo.
«De la mayoría de las momias recolectadas por los museos a fines del siglo XIX y principios del XX, a menudo crías, no sabemos exactamente de dónde provienen», añadió.
Los arqueólogos en Qubbat al-Hawā encontraron rastros de lino, hojas de palma y cuerdas, asociados con algunos de los cocodrilos, lo que indica que alguna vez estuvieron envueltos. Sin embargo, las vendas de lino debieron de estar podridas y los cocodrilos no estaban cubiertos con grandes cantidades de brea o betún, lo cual era común en períodos más recientes. Una feliz coincidencia, ya que esto permitió a los investigadores del RBINS medir y estudiar a fondo estos especímenes.
El cocodrilo más pequeño mide 1,8 metros de largo, el más grande 3,5 metros. Pertenecen a dos especies diferentes: el cocodrilo del Nilo y el cocodrilo de África occidental. Sorprendentemente, tres esqueletos estaban casi completos, y a los otros dos les faltaban bastantes partes.
«Los cocodrilos fueron enterrados primero en otro lugar, posiblemente en pozos de arena», explicó De Cupere. «Esto permitió que los cocodrilos se secaran de forma natural. Luego, los restos fueron desenterrados, envueltos y trasladados a la tumba en Qubbat al-Hawā. Deben haberse perdido partes del cuerpo durante el embalaje y el transporte».
¿Cómo atraparon los egipcios a estos cocodrilos? Sabemos por la iconografía que los cocodrilos se atrapaban principalmente con redes. No se han encontrado marcas de sacrificio en los cocodrilos de Qubbat al-Hawā. Posiblemente estos se ahogaron, asfixiaron o sobrecalentaron al exponerlos al sol por largos periodos de tiempo.
Un cocodrilo estaba tan bien conservado que los gastrolitos aún estaban presentes. Estas son piedras en los intestinos que ayudan a los cocodrilos a mantenerse equilibrados en el agua. Las piedras indican que el cocodrilo no fue abierto para sacar los intestinos.
«Estoy encantada de que descubrimientos como estos nos den otro vistazo a la vida de los antiguos egipcios», concluyó De Cupere.
El estudio sobre el hallazgo ha sido publicado en la revista científica PLOS ONE.
¿Te gustó lo que acabas de leer? ¡Compártelo!
Artículos Relacionados
0 comentarios