Mystery Planet es un sitio web que ofrece noticias y artículos sobre ciencia y misterios. Para estar al tanto de todo lo que publicamos, además de seguirnos en nuestras redes sociales o suscríbete a nuestro boletín de noticias, te invitamos a nuestro canal de Telegram.
En las sociedades primitivas, el mito constituía la única realidad, tan lejos de ser comprendida por la lógica del raciocinio científico del siglo XXI. Mas ¿cómo lidiar con los hechos todavía inexplicados del pasado del hombre? Sin duda, uno de los primeros pasos es descubrir el lado real de lo fantástico.
La contaminación que acostumbra a cubrir el cielo hace que perdamos la noción de lo que sea universo. Los cálculos continúan difíciles, inciertos y contradictorios. Los números varían. El astrónomo Harlow Shapley, por ejemplo, habló en «100 quintillones de estrellas al alcance de los telescopios». Mientras el astrónomo Willy Ley calcula que, sólo en la Vía Láctea, existen 30 billones de estrellas. Entre ellas, 18 billones de sistemas planetarios y 180 millones de planetas capaces de mantener la vida. A partir de ahí, el Dr. Ley calcula —siempre en términos pesimistas— que existen 1.800.000 planetas con seres vivos y, por lo menos, 18 mil planetas con vida inteligente.
Entre tantos planetas, sistemas y galaxias, parece muy poco lógico que la Tierra sea el único mundo habitado. En verdad, el hombre tiende a no aceptar todo aquello que no puede dominar.
Hay dos fuentes básicas de investigación sobre la presencia de extraterrestres en la historia de la Tierra. Una son los registros humanos: las pinturas en las cavernas, los pergaminos, las tablas de arcilla, los templos, los sepulcros, los libros, los manuscritos. La otra fuente son los mitos y leyendas transmitidos oralmente de generación en generación durante milenios.
Esas dos fuentes convergen en cuestiones restrictivas dichas «científicas»:
Vamos a responder a una pregunta por vez. En primer lugar, la presencia extraterrestre está registrada en innumerables obras, sólo que estos registros no son interpretados de esa forma por la ciencia oficial. En segundo, los hombres «primitivos» son generalmente menospreciados en su capacidad de retratar la realidad, pues son tratados siempre como seres ingenuos y supersticiosos. Algunos de ellos, en verdad, deben haber sido tan adelantados que todavía no conseguimos descifrar sus mensajes, o lo que resta de ellos.
No se puede olvidar que la capacidad humana de construir una cultura es tan fuerte como su capacidad de destruirla. Vale mencionar una pequeña lista de devastaciones de documentos históricos:
¿Qué decían todos esos documentos? La cantidad de los que consiguieron llegar ilesos hasta nuestros días es mínima.
Sobre la cuestión del mito y de la leyenda, observemos la opinión del historiador Norberto de Paula Lima: «En nuestros días, el mito es visto como todo pensamiento opuesto al pensamiento científico y lógico. En la Antigüedad, y en las sociedades que entre nosotros son llamadas "primitivas", el mito es la única realidad concreta e importante, en una verdadera inversión de nuestros valores (...). Para las sociedades primitivas, el mito es la verdadera historia, la raíz y la explicación de toda historia cronológica».
Asimismo, esa forma de interpretar la historia tiene un nombre: es la tradición esotérica. «La interpretación esotérica de la historia no se limita a definiciones estrechas de aquello que hoy es conocido como "materialismo histórico". De hecho, no niega lo que la ciencia de nuestros días descubrió, mas superpone a la vista corta del materialista toda la memoria del espíritu. Para el esoterista, el mito es la historia del alma del mundo», agrega de Paula Lima.
Jacques Bergier, por su parte, prefiere contraponer la idea de una historia «cerrada» con la idea de una historia «abierta»: «La concepción de una historia "cerrada" es relativamente reciente. Por historia "cerrada" yo entiendo una historia cuyos acontecimientos son provocados por causas naturales o humanas. A través de casi todo el pasado, la humanidad acreditó en la intervención, en la historia de causas exteriores: demonios, criaturas sobrenaturales, dioses y, finalmente, Dios. Fue en siglo XIX que el concepto de una historia sin cualquier intervención exterior, y cuyas causas se limitan únicamente a nuestro planeta, consiguió imponerse. Mas, como muchas ideas del siglo XIX, es discutible».
Veamos un ejemplo de como se puede observar la historia de forma abierta o cerrada. Es sabido que los grandes reptiles dominaron la Tierra por muchos millones de años; fue un largo reinado de dominio absoluto sobre todos los otros animales del planeta. De repente, 65 millones de años atrás, los saurios desaparecen. Dinosaurios, triceratops, tiranousaurios y otros monstruosos seres fueron barridos de la Tierra en un período relativamente muy corto de tiempo. Y fue sólo con esa extinción de los saurios que se tornó posible la evolución y el dominio humano sobre el planeta.
¿Qué mató a los grandes reptiles? No existe una respuesta definitiva, todavía. La ciencia sugiere varias hipótesis: un bombardeo de meteoritos, el envenenamiento de la atmósfera, el fin de las especies vegetales consumidas por los reptiles, la acción predadora de los mamíferos comedores de huevos, etc. Mas ninguna de esas respuestas es definitiva. Todas pertenecen al terreno de la historia cerrada, o sea, sólo causas naturales pueden explicar el fenómeno.
La historia abierta, en tanto, sugiere la siguiente posibilidad: queriendo implantar en la Tierra un experimento de evolución humanoide, una civilización extraterrena, muy avanzada, habría provocado la extinción de los saurios a través de medios artificiales. Una explosión que liberase radiactividad que solo perjudicase a grandes animales, por ejemplo. Y el descubrimiento, en territorio ruso, de cráneos de dinosaurios con orificio en la frente —muy semejante a la perforación de una bala— ayudó a fortalecer esa hipótesis.
Los adeptos de la historia abierta llaman la atención también para el hecho del género humano de haber vivido millones de años en un estado de primitivismo absoluto, para prácticamente «explotar» su cultura solamente en los últimos 10 mil años —cuando por coincidencia o no, el hombre primitivo pasó a tener capacidad de registrar su vida en las paredes de las cavernas—.
¿Cuál es la razón para esa eclosión de la cultura humana? La historia cerrada no sabe responder. Juzga la responsabilidad en la evolución. La historia abierta arriesga que seres extraterrestres aquí posaron e interfirieron directamente en la evolución cerebral y cultural de los hombres. Y más: que estos extraterrestres se emparejaban con mujeres terrestres, y que todos nosotros somos descendientes de estos mestizos interplanetarios.
Por más absurda que pueda aparecer esa posibilidad, hay un detalle que merece nuestra atención: si el ser humano fuese realmente 100 % terrestre, ¿será él que destruirá de modo insano el planeta en que nació? Los hábitos predadores, la violencia y el desprecio a cualquier forma de convivencia pacífica con la naturaleza están ahí para dar el lamentable testimonio de la actual condición humana.
Muchas de las situaciones que vivimos hoy pueden ser una repetición —en farsa— de lo que ya sucedió hace millares, millones de años. Es difícil para nuestras cabezas condicionadas por el catolicismo y por las doctrinas científicas contemporáneas aceptar eso; estamos acostumbrados a pensar que somos el ápice de un proceso de evolución. Las doctrinas ocultas también consideran que somos el auge, mas el auge de la decadencia.
Según esas doctrinas, el ser humano ya vivió en la Edad de Oro de paz, armonía y conocimiento infinitamente superiores a los actuales. Tales fuentes de conocimientos indicaron, hace muchos millares de años, que los hombres pasarían por otras tres grandes edades: la de Plata, la de Bronce y la de Hierro (la más inferior de todas, en cuya recta final nos encontramos ahora). Esta Edad de Hierro culminaría con un período de gran destrucción purificadora, y revertiría en una nueva Edad de Oro, que sería iniciada con la Era de Acuario.
Las indicaciones e informaciones de esas eras anteriores son provenientes básicamente de leyendas, narrativas y de la palabra de sensitivos capaces de revelar escenas del pasado remoto. Según esas informaciones, la primera raza de humanos de la Tierra vivió hace muchos millones de años en una mística región Norte, hoy identificada como el propio polo antes del congelamiento. Este Norte es citado en leyendas chinas, egipcias, indias, esquimales, sioux o griegas. Entre los nórdicos, equivaldría a la propia Asgard, la morada de los dioses.
Los habitantes de este Norte habrían venido del espacio exterior, viviendo —durante mucho tiempo— en una situación de armonía y desenvolvimiento espiritual. Este primer ciclo se habría terminado cuando cambios geológicos en la Tierra congelaron el Polo Norte.
La segunda raza habría vivido en la llamada Hiperbórea, una tierra también situada «al norte», viviendo permanentemente a la luz del sol. Los hiperboreanos, continuadores de la civilización del Norte, serían altos, rubios y espiritualmente superiores a todo lo que podamos imaginar. Los hiperboreanos serían los responsables de la raza de gigantes que en seguida habitó los continentes perdidos de la Lemuria y Mu.
A pesar de las poquísimas pruebas materiales existentes, se acredita que existieron dos grandes continentes hace cerca de 50 mil años: la Lemuria, cuyo centro sería la actual isla de Madagascar, en el océano Índico; y Mu, que estaría localizada alrededor del actual territorio de Mongolia, entre China y la Rusia. Estas dos civilizaciones se habrían expandido para todo el resto del planeta.
Según los relatos y leyendas, los habitantes de Mu y de la Lemuria serían, en principio, gigantes bisexuales contemporáneos de los dinosaurios y de las sequoias. Serían los hijos directos del cruzamiento entre seres del espacio y mujeres terrestres y, con el tiempo, habrían disminuido de tamaño (de 3,60 para 2,10 m) y se dividió en masculino y femenino.
Los lemurianos poseían la apariencia de indios con la piel azulada y la protuberancia de un tercer ojo en el centro de la frente. Y dominarían un vasto conocimiento del uso de la energía cósmica, siendo los constructores de inmensos monumentos de piedra. Dominarían también la energía nuclear, la luz fría y un equivalente del rayo láser. Se acredita que el fin de los lemurianos fue una consecuencia del uso descontrolado de esas fuerzas.
En cuanto a Mu, este continente tendría como base siete ciudades en el actual océano Pacífico. Según James Churchward, la mayor autoridad en la investigación de Mu, esta civilización habría surgido hace 150 mil años alcanzando su esplendor hace 75 mil años, para después dispersarse.
Churchward cita un antiguo relato descubierto por él en tierras de la actual Mongolia: «Cuando la estrella Baal cayó donde hoy existe sólo el mar, las siete ciudades temblaron y las rutas se llenaron de una densa humareda. Los hombres temblaron de miedo, y una gran multitud se reunió en los templos y en el palacio del rey. El rey dice: "Yo no tenía previsto todo esto?" Y los hombres y las mujeres, vestidos con sus ropas preciosas, adornados con sus maravillosos collares le rogaban e imploraban: "Salvanos Ra-Mu!" Mas el rey profetizó que todos deberían morir con sus esclavos y sus hijos, y que de sus cenizas nacería una nueva raza».
Todo indica que la nueva raza se estableció en el medio del Mediterráneo, en la Atlántida.
La Atlántida ya pertenece a un tiempo más accesible, aunque los historiadores oficiales se nieguen a reconocer su existencia. Entre tanto, el relato más detallado de este continente perdido pertenece a uno de los más respetados filósofos griegos de todos los tiempos, Platón.
En verdad, Platón describió (en Timeus y Critias, 360 a.C.) la historia que le fue contada por su maestro, el legislador Solon. Solon, por su lado, oyó la descripción de la boca del sacerdote de Sais, una ciudad egipcia muy ligada a los griegos. Solon narró a Platón sobre una guerra entre los atlantes y los griegos, que saldrían vencedores, y sobre la destrucción total de la Atlántida, en el 12.000 a.C.
La descripción de Platón llega a los detalles de la planta de la ciudad central de la Atlántida, sus jardines, gimnasios e hipódromos. Dice que ella hacía parte en la división de la Tierra entre los «dioses», y que «Poseidón habiendo recibido como quiñon la isla Atlántida, instaló, en cierto lugar de esta isla, los hijos que engendrara de una mortal».
La última parte de la narrativa del filósofo sigue la misma línea de tantas otras, tratando de la mezcla entre «dioses» y «mortales», con la consecuente degeneración de la especie: «Durante numerosas generaciones, y en cuanto dominó en ellas la naturaleza del dios, los reyes escucharán las leyes y permanecerán unidos al principio divino, al cual eran emparentados. Sus pensamientos eran verdaderos y grandes en todo (...). Mas cuando el elemento divino disminuyó en él por causa del cruzamiento repetido con numerosos elementos mortales, y cuando dominó el carácter humano (...), cayeron en la decadencia».
Según W. Raymond Drake, «Rudolf Steiner, un discípulo de Goethe, redactó una detallada historia de la Atlántida describiendo el conflicto entre los seres espirituales y los luciferanos, los magos blancos y negros, cuya perversión de las fuerzas ocultas trajo los cataclismos para la Atlántida».
Hay muchas narraciones y leyendas sobre el fin de este continente. Y ellas coinciden en la afirmación de que los atlantes eran muy avanzados y conocían aparatos que nosotros consideramos modernos, tales como la televisión y los objetos voladores. Otros acreditan que la inmersión de la isla fue causada por una especie de «guerra nuclear» entre los seguidores de los «dioses» y los rebeldes que se juzgaban capaces de dominar fuerzas gigantescas de la naturaleza. Y hay los que achacan todo a una catástrofe natural, como la caída de un meteoro o de un gran terremoto.
De cualquier manera, todo apunta a que los atlantes sabían de la proximidad de su fin y cuidaron de extender su conocimiento para otras partes del mundo. Eso explica por que existen tantos puntos en común entre las culturas del Egipto, de la Mesopotamia y de las Américas.
¿Te gustó lo que acabas de leer? ¡Compártelo!
Artículos Relacionados
9 comentariostodolo que existe ahora......ya existio en el pasado..! y la historia se repetira nuevamente....Rudolf Steiner fue un genio....hasta hoy siguen escuelas con sus conceptos...saludos
ResponderComparto plenamente el contenido y mensaje del análisis planteado. es mas creo que cuanto mas rápido OFICIALICEMOS estas conclusiones y las masifiquemos en todos los medios, estaremos aproximándonos hacia una HISTORIA MAS..... creible, lógico y POSIBLE....
ResponderDesde luego, cuando piensas en lo inmenso que es el Universo, y lo pequeñita que es la Vía Láctea, el Sol, la Tierra, y no digamos nosotros, te das cuenta de que tiene que haber criaturas inteligentes en el Universo sí o sí. Otra cosa es que hayan llegado hasta nosotros, porque a estas alturas de la movida, aún no lo ha confirmado nadie. Pero que, haberlas, haylas!.
ResponderLa pena es que no aprendemos. Se perdieron maravillas en los incendios de las Bibliotecas. Y hoy, los fanáticos, siguen destruyendo (qué se habrá destruido en Siria, que es la cuna de la civilización, en Afganistán...). Sólo podemos especular. Pero, digo yo, si vinieron seres de otras civilizaciones en el Universo en el pasado ¿no podrían echarnos una manita en el presente? porque vamos mal, muy mal, pero el ser humano tiene grandes cualidades, si somos educados para el Bien. Merecemos la pena, si alguien nos ofrece un poco de ayuda.
Responderhace muchos años un grupo de científicos de USA y Alemania, Inglaterra entre otros fueron preguntados sobre la posibilidad de que en el universo vivan otras culturas, de formas diferentes, pensantes, pacíficos, violentos etc. llegando a sostener que esa posibilidad era lo más corriente. Dos de ellos -en ese tiempo- sostenían haber tenido conversación con seres extraterrestres, que eran muy pacíficos y que habían llegado para , de acuerdo a un plan, ayudarnos. Pero que en sus análisis llegaron a la conclusión terminante de negar toda ayuda técnica, producción, medicina etc. etc. simplemente porque comprobaron que toda la humanidad eramos totalmente bestias. Y se iban sin esperanza alguna. Posiblemente comprobaron la serie de quema de libros y cuanta maldad humana.
ResponderSeñores, se estan acercando a la verdad, de la atlantida salieron 2 razas diferentes en cuanto aspecto y filosofia, los atlantes blancos que creian en el espiritu increado e inmortal, y los atlantes morenos que creian en dios unico y materialista, parece que la guerra entre las 2 facciones fue tan violenta que hicieron desaparecer la atlantida.
Ya solo dire que el bando moreno a manipulado a la raza humana durante milenios para tenernos esclavos en la misma vida si quieren seguir la historia en you toube lean la impresionante historia de los "misterios de Belicena villca" voy por el capitulo 36 y no paro de leerlo, tendria que ser un betseller, una evidencia que siempre me he preguntado ¿porque los menhires y dolmenes estan totalmente destruidos? en la historia de villca argumenta esta destruccion. Son unos 140 videos.
@M.Rosa.G.: Que se hayan destruido bibliotecas no es tan determinante, pues aunque nos contarán sus libros maravillas del pasado, siempre habría personas que discreparian o serían incrédulas. Tenemos en las tablillas mesopotámicas suficiente información sobre el origen del hombre y sus culturas, y no las creemos en absoluto y buscamos algo más confortante, algo que diga que somos los mejores y más grandes. Saludos
ResponderY el libro de Belicena te cuenta la historia, parte de la clasica y medieval siempre en el enfoque de la familia de Tharsis
Responder
7:36
yo siempre me pregunte por que no creen en la version de las pinturas rupestres o en las versiones de la antiguedad??, que ahora nos imaginemos extraterrestres, es normal ya que esta en nuestra cultura desde niños tenemos juegos con platos voladores, pero que un hombre prehistorico imagine algo asi es inverosimil, si no vio algo semejante para el serian dioses merecedores de un dibujo importante, ademas esas versiones ridiculas de que vienen a conquistar el planeta con fines belicos.....lo hubieran hecho cuando el hombre formaba un 2% de los habitantes actuales y sin ningun metodo defensivo, tan necio y arrogante es el ser humano moderno o prefiere no pensar, asi todo esta bien y sigue luchando por dinero y someter a otros bajo su mando, con vision de tunel
Responder