A primera vista puede parecer un tributo a los antiguos egipcios, pero... no es lo que parece. La pirámide representa al Monte Vesubio y la violenta erupción que acabó con la ciudad de Pompeya en el año 79 d.C.

La obra fue ideada por el renombrado arquitecto italiano Francesco Venezia.

La obra fue ideada por el renombrado arquitecto italiano Francesco Venezia.

La estructura construida en mayor parte con madera, fue erigida en medio de las ruinas del anfiteatro romano de la actual Pompeya, y albergará una exhibición sobre las víctimas de la ancestral tragedia. Su forma, además de representar al volcán, también es una suerte de tributo a uno de los primeros templos que los arqueólogos hallaron en el sitio, el templo de la diosa egipcia Isis.

Dentro de la pirámide de 12 metros de altura, los visitantes encontrarán a 20 de los ciudadanos romanos muertos por el abrasador calor de la erupción volcánica que arrasó con Pompeya y otros lugares del área vesubiana.

Durante las excavaciones, ocasionalmente eran hallados huecos en la ceniza que habían contenido restos humanos. En 1860, el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli sugirió rellenar estos huecos con yeso, obteniendo así moldes que mostraban con gran precisión el último momento de la vida de los ciudadanos que no pudieron escapar a la erupción.

Durante las excavaciones, ocasionalmente eran hallados huecos en la ceniza que habían contenido restos humanos. En 1860, el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli sugirió rellenar estos huecos con yeso, obteniendo así moldes que mostraban con gran precisión el último momento de la vida de los ciudadanos que no pudieron escapar a la erupción.

«Contrariamente a lo que creían hasta hoy los expertos, las víctimas no sufrieron una larga agonía por asfixia, sino que perdieron la vida al instante por exposición a altas temperaturas, de entre 300 y 600 º C», explica el investigador Giuseppe Mastrolorenzo del Observatorio Vesubiano.

Cuando un infierno de lava desató su furia sobre Pompeya, aquellos que no lograron escapar perecieron sepultados bajo una hermética mortaja volcánica. La lava se enfrió y con los años los cuerpos se desintegraron, dejando un espacio vacío con la posición en la que estaban cuando los dejó la vida, en algunos casos tapándose el rostro con las dos manos por la desesperación. Los arqueólogos no tuvieron más que ubicar esos fantasmales espacios mediante resonancia, y rellenarlos con yeso líquido que al endurecerse dio como resultado unas estatuas esculpidas sobre el contorno del propio cuerpo ya desintegrado.

Los visitantes de la exhibición tendrán a su disposición visual un archivo fotográfico histórico sobre las excavaciones del siglo 19 y 20.

Los visitantes de la exhibición tendrán a su disposición visual un archivo fotográfico histórico sobre las excavaciones del siglo 19 y 20.

Alrededor de 2000 víctimas se encontraron por toda la ciudad. Algunas realizaban esfuerzos sobrehumanos por ponerse de pie en medio de la calle. Otras murieron bajo los escombros de sus mansiones, como la dueña de la Casa del Fauno, petrificada cuando se aprestaba a salir a la calle portando una bolsa con sus pulseras de oro, espejos de plata y cuantiosas monedas. En la soledad de otro cuarto, una niña ocultaba la cabeza bajo una túnica, y en el Huerto de los Fugitivos un hombre corpulento murió sentado junto a una bolsa con sus pertenencias. Además se encontraron personas con una botella de veneno a su lado —posibles suicidas— y gladiadores encadenados, imposibilitados de escapar.

Algunas de estas víctimas, cuyas expresiones cotidianas quedaron detenidas en el tiempo, se exhiben en esta nueva propuesta cultural de la ciudad de la Campania, que además incorporará fotos históricas obtenidas en las diversas pesquisas arqueológicas.

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