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El Reino Unido se prepara para convertirse en uno de los líderes mundiales en investigación de geoingeniería, tras anunciar el lanzamiento de experimentos al aire libre destinados a estudiar formas de bloquear parcialmente la luz solar como estrategia para frenar el cambio climático.
Crédito: zannen.
El ambicioso proyecto, financiado por el gobierno británico con £50 millones a través de la Agencia de Investigación e Invención Avanzada (ARIA), busca recolectar datos cruciales sobre la viabilidad y los posibles efectos de esta controvertida tecnología.
Los experimentos, que serán de pequeña escala y estarán sometidos a estrictos controles, no implicarán la liberación de sustancias tóxicas, según aseguraron los responsables. Además, cada prueba incluirá una evaluación de impacto ambiental previa y la consulta a las comunidades locales.
La geoingeniería solar, o gestión de la radiación solar (SRM, por sus siglas en inglés), propone métodos como el lanzamiento de partículas reflectantes en la atmósfera o el uso de aerosoles de agua marina para hacer las nubes más brillantes. Estas técnicas podrían, en teoría, reducir temporalmente las temperaturas globales, otorgando un valioso tiempo extra para implementar los recortes de emisiones de carbono necesarios.
Sin embargo, la idea no está exenta de polémica. Los expertos advierten que manipular la radiación solar podría tener consecuencias imprevistas, como alterar los patrones de lluvia vitales para la agricultura. Además, algunos científicos temen que el avance en geoingeniería pueda disminuir la urgencia de combatir las causas fundamentales del calentamiento global, como la quema de combustibles fósiles.
Tres potenciales métodos de geoingeniería solar. A) Inyección de aerosoles en la estratósfera: los aviones liberan diminutas partículas de aerosol que reflejan la luz de regreso al espacio. B) Reducción de nubes cirros: el método menos comprendido; sembrar nubes cirros delgadas en la parte alta de la troposfera con núcleos de hielo podría reducir su duración y aumentar el enfriamiento. C) Blanqueamiento de nubes marinas: los barcos liberan partículas de aerosol que aumentan la reflectividad de las nubes bajas. Crédito: The Guardian.
El profesor Mark Symes, líder del programa de ARIA, subrayó que el creciente riesgo de superar puntos críticos climáticos —como el colapso de corrientes oceánicas o el derretimiento masivo de capas de hielo— justifica la necesidad urgente de investigar estas alternativas. «Nuestra trayectoria actual de calentamiento hace que varios de estos puntos críticos sean posibles en el próximo siglo», advirtió.
Paralelamente, el Consejo de Investigación del Medio Ambiente Natural (Nerc) del Reino Unido ha lanzado otro programa de £10 millones para estudiar los impactos de la geoingeniería solar, aunque este se centrará en modelado por computadora y datos existentes, sin realizar nuevas pruebas al aire libre.
A nivel global, el financiamiento para la geoingeniería aún es reducido en comparación con la investigación climática convencional. Sin embargo, el Reino Unido podría posicionarse como líder en este campo, especialmente tras el retroceso del apoyo a la ciencia climática en Estados Unidos durante la administración Trump.
Expertos como el profesor Jim Haywood, de la Universidad de Exeter, insisten en que mantener todas las opciones sobre la mesa es fundamental: «De lo contrario, el cambio climático en las próximas décadas podría ser extremadamente devastador». No obstante, la comunidad científica también reclama con urgencia el establecimiento de acuerdos internacionales que regulen cualquier despliegue de geoingeniería a gran escala.
Mientras tanto, las nuevas investigaciones prometen aportar datos fundamentales para entender qué técnicas podrían ser realmente viables y cuáles representarían riesgos inaceptables para el planeta.
Fuente: The Guardian. Edición: MP.
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