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Científicos chinos anunciaron el nacimiento exitoso del primer yak clonado del país, marcando un hito en la biotecnología aplicada a la cría de ganado en zonas de gran altitud. El animal, nacido por cesárea en una instalación de investigación del condado de Damxung, en la Región Autónoma del Tíbet (Xizang), representa un avance significativo al combinar la clonación con objetivos de desarrollo regional y mejora genética.
El ternero, que pesó 33.5 kilogramos al nacer —más de lo habitual para esta especie—, mostró señales de buena salud al ponerse de pie y caminar poco después del parto. Cubierto de un pelaje negro brillante, fue creado mediante clonación por transferencia nuclear de células somáticas, la misma técnica utilizada en 1996 para clonar a la oveja Dolly.
Este método consiste en extraer el ADN de una célula corporal adulta e insertarlo en un óvulo al que previamente se le ha retirado el núcleo. Así, el embrión resultante se desarrolla con una carga genética idéntica a la del animal donante. En este caso, los investigadores seleccionaron ejemplares con rasgos superiores, como mayor tamaño, producción lechera y resistencia a enfermedades, para optimizar la calidad del ganado.
El proyecto es fruto del trabajo conjunto entre la Universidad de Zhejiang, el Instituto de Biología de las Alturas de Xizang y el gobierno local de Damxung. Iniciado en 2023, su objetivo es establecer un sistema moderno de cría de yaks adaptado a las condiciones extremas del altiplano tibetano. Además de la clonación, los científicos aplicaron herramientas de selección genómica para identificar y reproducir los ejemplares más prometedores.
El yak desempeña un papel esencial en la vida diaria del altiplano Qinghai-Xizang, donde ha sido domesticado desde hace milenios. Proporciona carne, leche, estiércol como combustible, y sirve de transporte en terrenos escarpados. Su resistencia al frío y a la baja concentración de oxígeno lo convierte en un recurso vital para las comunidades locales.
Pero su importancia va más allá de lo económico. Su forma de pastoreo contribuye a preservar el delicado equilibrio ecológico de las praderas de altura. Frente al cambio climático y las presiones socioeconómicas, los expertos consideran que el uso de técnicas como la clonación podría garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental en la región.
Este nacimiento marca no solo un logro científico, sino también el comienzo de una nueva etapa para la ganadería de altura en China, donde tradición y tecnología avanzan de la mano. Por el momento, los investigadores continúan monitoreando de cerca al ternero, con la esperanza de que se convierta en el primero de muchos en una nueva generación de yaks mejorados.
Fuente: China Daily/GR. Edición: MP.
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