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Mucho antes de que los incas llegaran al poder en Perú y comenzaran a celebrar a su dios sol, una civilización poco conocida estaba construyendo el observatorio astronómico más antiguo conocido en las Américas.
Si bien no son tan antiguas como Stonehenge u otros sitios pétreos similares, estas antiguas ruinas, conocidas como Chankillo, se consideran una «obra maestra del genio creativo humano», con características únicas que no se ven en ningún otro lugar del mundo.
Ubicado en el desierto costero de Perú, el sitio arqueológico contiene una fila de 13 torres de piedra, que juntas trazan el horizonte de una colina, de norte a sur, como una sonrisa dentuda.
Aparte de esta notable estructura, conocida como las Trece Torres, las ruinas del observatorio también incluyen un complejo de tres paredes en la cima de una colina llamado Templo Fortificado y dos complejos de edificios llamados el Observatorio y el Centro Administrativo.
Completado hace más de 2.300 años y abandonado en el primer siglo después de Cristo, el sitio ha permanecido como un misterio para los viajeros durante siglos. Solo cuando comenzaron las excavaciones oficiales a principios del siglo XXI, los arqueólogos se dieron de lo que estaban mirando.
Contra un paisaje desértico árido y a plena luz del día, las estructuras de piedra de la cima de la colina, que se extienden aproximadamente 300 metros (980 pies), no parecen gran cosa. Pero es otra historia el amanecer y el atardecer.
Cuando el Sol sale por el este, un orbe de luz emerge en algún lugar a lo largo de la cresta de las torres. A medida que avanza el año, también lo hace la posición del amanecer, casi como si la luz pasara el hilo dental por el horizonte lleno de dientes.
En el solsticio de verano, por ejemplo, el amanecer emerge a la diestra de la torre más a la derecha. Mientras que en el solsticio de invierno, el amanecer emerge a la siniestra de la torre más a la izquierda.
Las Torres de Chankillo fueron colocadas con tanto cuidado que cuando un espectador se para en un punto de observación específico debajo de la cresta, puede predecir la época del año dentro de dos o tres días basándose solo en el amanecer o el atardecer. El punto de observación que mira al oeste hacia la cresta —la estructura del Observatorio— utiliza la puesta del sol. En lo que se cree que es el punto de observación este, todo lo que queda es el contorno de piedra incompleto de una habitación, pero está en una ubicación simétrica y habría utilizado la salida del sol.
El equinoccio de septiembre, por ejemplo, se define cuando el Sol se pone entre la sexta y la séptima torre, como se muestra en la imagen a continuación.
Chankillo fue edificado por una civilización lo suficientemente organizada para construir este gran monumento en un periodo relativamente corto —quizá sólo 25 años—, empero, pero no está relacionada con las culturas (preincaicas) conocidas.
Ciertamente, los constructores habrían sido parte de una de las culturas más antiguas de América. Y si bien hace falta saber mucho más sobre su modo de vida, religión e idioma para darle un nombre apropiado, la ubicación de las ruinas en el desierto costero entre el río Casma y el río Sechín, en Perú, hace que los arqueólogos se refieran provisionalmente a ella como la cultura Casma-Sechín.
Al igual que los Incas, esta civilización probablemente habría considerado al Sol como una deidad de algún tipo. Las escaleras que conducen a cada torre sugieren fuertemente que el sitio alguna vez fue utilizado para rituales.
Según las excavaciones arqueológicas, el observatorio probablemente se construyó entre el 500 y el 200 a.C. Luego, por alguna razón —se especula con ataques de un culto rival—, el sitio fue abandonado y las torres se deterioraron. En su apogeo, los investigadores dicen que las estructuras habrían estado revocadas de amarillo, ocre o blanco y pintadas con grafitis o huellas dactilares.
Sin embargo, incluso cuando se les quitó la decoración y se desmoronaron, los restos de estas torres de piedra todavía registran fielmente los días del año. Ahora se están realizando esfuerzos de conservación para mantener la precisión del calendario antiguo.
En 2021, el Complejo Arqueoastronómico de Chankillo se unió oficialmente a la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO por su excelente artesanía y su visión de la cosmovisión de las sociedades antiguas.
«A diferencia de las alineaciones arquitectónicas sobre un solo objetivo astronómico que se encuentran en muchos sitios antiguos de todo el mundo, la línea de torres abarca todo el arco solar anual de salida y puesta como se ve, respectivamente, desde dos puntos de observación distintos, uno de los cuales todavía es claramente visible sobre el terreno», dice la descripción de la UNESCO.
«El observatorio solar de Chankillo es así un testimonio de la culminación de una larga evolución histórica de las prácticas astronómicas en el Valle de Casma».
Referencias:
Edición: MP.
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1 comentario
3:06
MARAVILLOSO...POBABLEMENTE NO.!!!! EL SOL ES UNA DEIDAD ABSOLUTA SIN EL NADA EXISTE.!..los de antes si que sabian....Uffff por algo se fueron...;)
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