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Un proyecto para mapear la energía oscura en el cielo austral ha excedido brillantemente sus parámetros. Resulta que el DES (Dark Energy Survey) también ha resultado ser ducho en identificar objetos pequeños más allá de Neptuno. En sus primeros cuatro años de datos, los astrónomos han identificado 316 planetas menores, 139 de los cuales son totalmente nuevos para la ciencia.
Los descubrimientos fueron hechos luego de un intenso re-análisis de los datos, utilizando técnicas que podrían ayudar a detectar planetas menores en la lejana frontera de nuestro sistema solar e, incluso, al esquivo Planeta Nueve, que se piensa pulula allí fuera en la oscuridad cósmica.
El Dark Energy Survey ha sido finalizado oficialmente. Funcionó entre agostro de 2013 y enero de 2019, recolectando cinco años y medio de datos de infrarrojo e infrarrojo cercano del cielo del hemisferio sur. Su meta principal era estudiar una serie de objetos y fenómenos, tales como supernovas y cúmulos galácticos, para intentar calcular la aceleración de la expansión del universo, algo que se piensa está influenciado por la energía oscura.
Pero la precisión y profundidad de este sondeo resultó ser útil para algo más: detectar planetas menores distantes, una categoría de objetos que incluyen casi todo lo que no sea una planeta o cometa —desde asteroides a planetas enanos—.
Sabemos que hay montones de cuerpos más allá de la órbita de Neptuno, una distancia de alrededor de 4.500 millones de kilómetros desde el Sol —30 veces la distancia entre la Tierra y el Sol (30 Unidades Astronómicas o UA)—. Pero estos objetos transneptunianos (TNOs) son difíciles de avistar. Son muy pequeños y están muy lejos, en una región donde no hay mucha luz que puedan reflejar.
Aquí es donde tener un instrumento capaz de llevar a cabo observaciones detalladas de grandes franjas del cielo se vuelve algo útil.
«El número de TNOs que puedes encontrar depende de cuánto del cielo puedes observar y cuál es la cosa más tenue que puede ser detectada», explicó el físico y astrónomo Gary Bernstein de la Universidad de Pensilvania, y uno de los autores del estudio junto con Pedro Bernardinelli y Masao Sako.
Dado que los TNOs se mueven distinto que las galaxias y restos de supernovas, el equipo tuvo que hallar una manera de recuperar estos movimientos de los datos del Dark Energy Survey. Empezaron con 7.000 millones de puntos, todos los posibles objetos detectados por el software que estaban por encima de los niveles de fondo de la imagen.
Luego se eliminó cualquier objeto que estuviera presente en varias noches, como estrellas, galaxias y supernovas, para construir una lista «transitoria» de 22 millones de objetos antes de comenzar un juego masivo de «conectar los puntos», buscando pares o trillizos cercanos de objetos detectados para ayudar a determinar dónde aparecería el objeto en las noches siguientes.
Con los 7.000 millones de puntos reducidos a una lista de alrededor de 400 candidatos que fueron vistos durante al menos seis noches de observación, los investigadores tuvieron que verificar sus resultados.
Primero, el equipo desarrolló un método de apilar imágenes para volverlas más claras y ver si los puntos eran verdaderamente TNOs o simples fallos. Y después utilizaron su técnica para mirar a TNOs conocidos y determinar la fiabilidad de sus métodos. Se trató de un trabajo muy meticuloso y que, finalmente, dio sus resultados.
Se lograron identificar 316 TNOs, 139 de los cuales jamás habían sido publicados —yendo de una distancia de 30 UA a cerca de 90 UA del Sol—.
Además, los movimientos de siete de estos nuevos objetos son extremos, con una distancia promedio orbital mayor a las 150 UA (para ponerlo en contexto, Plutón orbita a una distancia promedio de cerca de 40 UA). Si estos TNOs extremos pueden ser confirmados, pasarán a estar entre los objetos más distantes del Sistema Solar en haber sido vistos.
En conjunto, los 139 nuevos objetos se agregan a la considerable base de datos de 3.000 TNOs conocidos.
Los investigadores ahora planean exponer sus métodos a mayores pruebas, ya que han modificado nuevamente los parámetros de detección y los aplicarán a los cinco años y medio de datos del sondeo. Con los leves ajustes hechos, la técnica podría arrojar aún más TNOs.
Con suerte, tal vez también puedan hallar evidencia del esquivo Planeta Nueve (antes Planeta X), un cuerpo gigante que se cree orbita a una distancia de alrededor de las 200 UA.
La manera en que algunos TNOs giran alrededor del Sol sugiere que algo verdaderamente grande ha afectado gravitacionalmente sus órbitas. Sin embargo, hasta ahora el responsable ha logrado evadir la detección.
Fuente: Penn Today/ScienceAlert.
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1 comentario
11:15
Y aún nos falta tanto por descubrir, ojalá en nuestro periodo de vida podamos disfrutar con el contacto con las inteligencias de tanto mundo existente. Felicitaciones y sigan adelante!
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