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En la periferia de nuestro sistema solar, en la oscuridad del cinturón de Kuiper, ha sido encontrada una luna orbitando un pequeño planeta enano.
Si sabemos donde está algo, podemos observarlo al esperar que pase en frente de estrellas distantes. Esto se llama «ocultación», y los astrónomos lo usan para estudiar toda clase de objetos transneptunianos.
Pero cuando los astrónomos utilizaron la ocultación en 2018 para estudiar uno de estos objetos, conocido por dos décadas, encontraron algo realmente inesperado: una luna que parecía orbitarlo.
El objeto orbitado es probablemente un planeta enano, conocido como (84522) 2002 TC302. Fue descubierto en 2002, luego de haber sido identificado en observaciones previas.
Entre 2000 y 2018, los astrónomos recolectaron al menos 126 observaciones del objeto a lo largo de una variedad de longitudes de onda (incluyendo el Telescopio Espacial Hubble); utilizando esta información, calcularon la potencial órbita del planeta enano, su tamaño y color.
Para ser más específicos, en ese entonces los datos apuntaban a que se trataba de un mundo de 584 kilómetros de diámetro y con un periodo orbital de 417 años —en una resonancia orbital 2:5 con Neptuno—. Esto significa que 2002 TC302 casi cumple con los requisitos para ser un planeta enano (orbita alrededor del sol; no ha limpiado su vecindario orbital; y tiene la suficiente masa para tener un equilibrio hidrostático o forma redonda).
Ahora, nuevas observaciones obtenidas desde telescopios en Italia, Francia, Eslovenia y Suiza, generaron datos más precisos sobre este objeto transneptuniano. Por ejemplo, determinaron que era algo más pequeño, de unos 500 kilómetros de diámetro, y que los 84 km que figuraban en el cálculo anterior en realidad corresponderían a una luna de 200 kilómetros de diámetro que, al estar a solo 2.000 kilómetros del candidato a planeta enano, produjo una señal que los astrónomos interpretaron como parte de 2002 TC302.
Esto es extremadamente cerca. En comparación, nuestra luna en promedio orbita a 384.000 kilómetros de la Tierra. A tal proximidad, el satélite de 2002 TC302 es casi imposible de distinguir —ni siquiera las imágenes del Hubble podrían resolverlo individualmente—.
Si este planeta enano tiene realmente un satélite, podría ayudar a aprender más sobre el Sistema Solar primigenio. Las cosas en el cinturón de Kuiper apenas han cambiado desde que este se formó y, como tal, estos objetos son considerados cápsulas de tiempo.
Más detalles sobre esta investigación serán publicados próximamente en Astronomy & Astrophysics. Actualmente el estudio está disponible en arXiv.
Fuente: ScienceAlert.
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