El gobierno británico aprobó un polémico proyecto consistente en construir un túnel de carretera para aliviar la congestión del tráfico cerca de los famosos restos arqueológicos de Stonehenge, a pesar de la fuerte oposición de arqueólogos, historiadores y druidas.

Carretera A303 pasando a metros de Stonehenge.

Situado a unos 140 km al este de Londres, este lugar clasificado como Patrimonio Mundial por la UNESCO consiste en varios conjuntos concéntricos de enormes piedras, algunos de 5.000 años de antigüedad, y atrae cada año a 1,6 millones de visitantes.

El ministro de Transportes, Grant Shapps, aprobó el jueves el proyecto —estimado en 1.700 millones de libras (2.240 millones de dólares, 1.900 millones de euros)— para perforar un túnel que reemplace a la actual carretera A303, que pasa a menos de 165 metros de los restos megalíticos y permite que los conductores los vean.

«Es una decisión estúpida y vergonzosa», afirmó Tom Holland, de la Stonehenge Alliance, que incluye a arqueólogos y organizaciones no gubernamentales, denunciando esta «una gran incisión de hormigón y alquitrán en medio del más preciado de los paisajes prehistóricos del Reino Unido».

Holland se remite al informe de 560 páginas de la Oficina de Inspección del Planeamiento que concluyó en enero pasado que las obras causarían «un daño permanente e irreversible» al monumento y sus alrededores. Highways England, a cargo del proyecto, ha asegurado, empero, que el túnel (50 metros más lejos de por donde discurre ahora la carretera) será realizado de una manera «sensata y transformadora» para devolver el paisaje en superficie a su estado original.

Pero los detractores del proyecto denuncian que, aunque el túnel no pasaría directamente bajo las piedras, sus entradas se construirán dentro del sitio arqueológico y la excavación podría dañar las zonas prehistóricas.

El profesor David Jacques, quien dirige el proyecto Blick Mead en las inmediaciones del monumento, calificó la decisión como «un escándalo internacional» y advirtió de que la construcción del túnel puede tener un grave impacto en todas la excavaciones arqueológicas en la zona. «Nos hemos quedado estupefactos por el visto bueno de Gobierno, a la luz de todo lo que estamos descubriendo y de lo que podemos perder si este proyecto sale adelante», advirtió.

También los druidas organizaron protestas contra el proyecto, que pasaría por lo que ellos consideran un lugar sagrado.

Arthur Pendragon, que oficia in situ las ceremonias del famoso solsticio, vaticina que habrá protestas masivas para defender el monumento que convoca todos los años a más de millón y medio de visitantes de todo el mundo. «Boris Johnson dijo en su día que estaba dispuesto a ponerse delante de los bulldozers para evitar que construyan la tercera pista de Heathrow», declaró el druida a The Guardian. «Yo me pondré delante de los bulldozers para evitar esta tropelía».

Pero la organización que gestiona Stonehenge, English Heritage, acogió con satisfacción la decisión, asegurando que el túnel le permitirá «volver a conectarse finalmente con el paisaje prehistórico en el que se encuentra».

La carretera existente se considera demasiado estrecha para el nivel actual de tráfico y según Highways England circular por ella es una pesadilla diaria para muchos automovilistas.

El túnel, que tendrá unos 3,3 km de largo, estará en su punto más cercano a 200 metros de Stonehenge.

Fuente: Infobae/El Mundo.

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