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En un preocupante informe de 60 Minutos, altos mandos militares de Estados Unidos han admitido que el país está prácticamente indefenso ante enjambres de drones que han estado sobrevolando sitios estratégicos de seguridad nacional. Lo más alarmante es que, a pesar de contar con los sistemas de defensa más avanzados del mundo, el Pentágono y la Casa Blanca parecen no saber quién está detrás de estas incursiones, o al menos eso afirman.
El general Glen VanHerck, excomandante de NORAD y NORTHCOM, reconoció que los drones que han invadido repetidamente el espacio aéreo estadounidense en los últimos años podrían estar realizando actividades de espionaje. Sin embargo, no pudo especificar para quién. Según el reporte, estos incidentes han sido constantes, con drones apareciendo sobre instalaciones militares clave, operando con patrones de vuelo organizados y, lo más preocupante, sin ser detectados por los radares convencionales.
Uno de los episodios más inquietantes ocurrió sobre la Base de la Fuerza Aérea de Langley, en Virginia, donde durante 17 noches consecutivas en 2023, decenas de drones invadieron el área, obligando incluso a trasladar algunos de los avanzados cazas F-22 Raptors por motivos de seguridad. Un testigo, Jonathan Butner, documentó en video el avistamiento de al menos 40 drones con luces rojizas y naranjas, desplazándose de manera sincronizada sobre la base.
El general retirado Mark Kelly también fue testigo del fenómeno desde la azotea de una sede de escuadrón en Langley. Según su testimonio, los dispositivos variaban en tamaño desde pequeños cuadricópteros comerciales hasta aeronaves tan grandes como un automóvil. Estas incursiones, dijo, ocurrieron justo después del atardecer y con una precisión desconcertante.
A pesar de la amenaza que representaban, las fuerzas militares se encontraron sin la capacidad de rastrearlos adecuadamente ni de interceptarlos de manera efectiva.
«Nuestros sistemas de radar no están diseñados para detectar amenazas de baja altitud como estas», admitió el general VanHerck.
Este vacío en la defensa nacional ha dejado a expertos en seguridad preocupados sobre la vulnerabilidad de la infraestructura militar estadounidense.
Lo más desconcertante del caso es que la administración Biden intentó restarle importancia a los hechos. Según un alto funcionario, la presencia de estos drones podría atribuirse a «aficionados» o actividades recreativas, una afirmación que choca con los testimonios y análisis militares. Tanto VanHerck como otros oficiales descartan esta teoría debido al tamaño de los drones, su tecnología y la duración de los incidentes.
Los casos de drones misteriosos no se limitan a Langley. En 2019, buques de guerra frente a la costa de California fueron acechados por enjambres de drones durante semanas, con la Marina sospechando que provenían de un buque mercante con bandera de Hong Kong, aunque nunca se confirmó. Más recientemente, en 2024, drones fueron avistados sobre la planta nuclear de Palo Verde en Arizona y en instalaciones donde se desarrollan armas avanzadas en California. Además, en diciembre del mismo año, el Ejército reportó 11 drones sobre el Arsenal de Picatinny en Nueva Jersey, lo que desató una ola de avistamientos en la región.
La falta de una respuesta coordinada ha sido otro factor de frustración para las fuerzas militares. Al salir del perímetro de Langley, la jurisdicción pasaba a la Guardia Costera, la FAA, el FBI y la policía local, lo que generaba una fragmentación en la toma de decisiones. Esta falta de liderazgo en la gestión de la amenaza llevó al general Gregory Guillot, actual comandante de NORAD, a ordenar una revisión de 90 días sobre las capacidades de respuesta a drones. Su conclusión fue contundente: «El problema nos tomó por sorpresa».
A medida que las guerras modernas han demostrado el poder destructivo de los drones, la posibilidad de que estos puedan ser utilizados con fines ofensivos contra bases estadounidenses ha generado inquietud. En Ucrania, drones han sido capaces de destruir aviones militares rusos en tierra. «Pueden espiar, pero también pueden destruir», advirtió el general VanHerck.
This @60Minutes story is profoundly important. Generals admit the US is powerless against "drone swarms" buzzing sensitive national security sites. Jamming fails to stop them. And we cannot detect them on inadequate radar systems. https://t.co/hgy82qLVs4. How can it possibly be…
— Ross Coulthart (@rosscoulthart) March 17, 2025
Frente a la creciente amenaza, NORAD y NORTHCOM han comenzado a desplegar nuevas tecnologías de detección y respuesta, incluyendo radares más sensibles y kits móviles de defensa antidrón. Sin embargo, el general VanHerck criticó la falta de urgencia en la implementación de medidas más agresivas. «Ha pasado un año desde el incidente en Langley y aún no tenemos leyes ni políticas claras para lidiar con esto», señaló con frustración.
La pregunta que queda en el aire es: ¿quién está detrás de estos enjambres de drones? ¿Se trata de espionaje extranjero, pruebas encubiertas de nuevas tecnologías o algo más? Por ahora, las autoridades siguen sin respuestas, mientras la vulnerabilidad del espacio aéreo estadounidense queda expuesta como nunca antes.
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