Estos hallazgos desafían suposiciones previas, revelando que la formación de nuevas galaxias en estas densas vecindades cósmicas está impulsada por factores más allá de las interacciones gravitacionales, brindando una nueva perspectiva sobre los complejos procesos que moldean las mayores estructuras del universo.

Webb observa una «ciudad de galaxias» en construcción

Protocúmulo de la Telaraña. Crédito: NIRCam/Webb.

El protocúmulo de la Telaraña es un objeto ampliamente estudiado en el universo temprano. Su luz ha viajado más de 10 mil millones de años para llegar hasta nosotros, mostrándonos un cúmulo compuesto por más de un centenar de galaxias conocidas.

Ahora, gracias a las capacidades del telescopio Webb, los astrónomos han logrado profundizar en el entendimiento de este protocúmulo y descubrir nuevas galaxias en su interior. La luz infrarroja atraviesa el polvo cósmico con mayor facilidad que la luz visible, que tiende a ser dispersada por el polvo. Dado que Webb puede observar eficientemente en el infrarrojo, los científicos lo usaron para explorar regiones de la Telaraña que previamente estaban ocultas debido al polvo cósmico y para determinar en qué medida este polvo las oscurece.

«Estamos observando la formación de una de las estructuras más grandes del universo, una ciudad de galaxias en construcción», explicó José M. Pérez-Martínez, del Instituto de Astrofísica de Canarias y la Universidad de La Laguna, en España. «Sabemos que la mayoría de las galaxias en los cúmulos locales (las mayores metrópolis del universo) son antiguas y poco activas, mientras que en este trabajo estamos estudiando estos objetos durante su adolescencia. A medida que esta ciudad en construcción crece, sus propiedades físicas también se ven afectadas. Webb nos está brindando nuevas perspectivas sobre la formación de estas estructuras por primera vez».

Protocúmulo de la Telaraña.

Esta imagen anotada muestra la distribución de galaxias en el protocúmulo de la Telaraña observada por la cámara NIRCam (Near-InfraRed Camera) del telescopio Webb. Las galaxias están marcadas con círculos blancos, y el conjunto de galaxias gravitacionalmente unidas se identifica en el centro de la imagen. Una selección de estas galaxias se presenta en primeros planos individuales en la parte inferior. Crédito: ESA/Webb, NASA & CSA, H. Dannerbauer.

Con el flamante telescopio espacial, el equipo analizó el gas de hidrógeno para identificar nuevas galaxias fuertemente oscurecidas que pertenecen al cúmulo y para medir cuánto están afectadas por el polvo. Esto se logró utilizando aproximadamente solo 3.5 horas de tiempo de observación de Webb.

«Como esperábamos, encontramos nuevos miembros del cúmulo galáctico, pero nos sorprendió hallar más de lo previsto», explicó Rhythm Shimakawa, de la Universidad de Waseda, en Japón. «Descubrimos que los miembros previamente conocidos del cúmulo —similares a las típicas galaxias formadoras de estrellas como nuestra Vía Láctea— no están tan oscurecidos o llenos de polvo como se esperaba, lo cual también fue una sorpresa».

«Esto puede explicarse por el hecho de que el crecimiento de estas galaxias típicas no se desencadena principalmente por interacciones o fusiones galácticas que inducen la formación estelar», añadió Helmut Dannerbauer, del Instituto de Astrofísica de Canarias. «Ahora entendemos que este crecimiento podría estar más relacionado con la formación estelar alimentada por la acumulación de gas en diferentes ubicaciones a lo largo de la estructura a gran escala del objeto».

El equipo planea estudiar con mayor detalle a los nuevos miembros del cúmulo galáctico y confirmar su existencia mediante observaciones espectroscópicas con el telescopio Webb.

Fuente: ESA. Edición. MP.

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