Un nuevo estudio con datos del telescopio espacial James Webb ha revelado que el exoplaneta TRAPPIST-1 d, uno de los mundos más intrigantes en la búsqueda de vida extraterrestre, no posee una atmósfera densa como la de la Tierra. Aunque este planeta rocoso y de tamaño similar al nuestro se encuentra en la «zona habitable» de su estrella, los nuevos hallazgos reducen significativamente las esperanzas de que sea un «gemelo» de nuestro mundo.

Webb descarta una atmósfera similar a la Tierra en el exoplaneta TRAPPIST-1 d

El sistema TRAPPIST-1, ubicado a 40 años luz de distancia, capturó la atención mundial en 2017 al confirmarse que alberga siete planetas rocosos del tamaño de la Tierra. De ellos, TRAPPIST-1 d era un candidato especialmente prometedor, ya que orbita en una región donde las temperaturas podrían permitir la existencia de agua líquida en su superficie.

Sin embargo, las observaciones del espectrógrafo de infrarrojo cercano (NIRSpec) del Webb no detectaron moléculas clave en su atmósfera, como dióxido de carbono, metano o vapor de agua.

«En última instancia, queremos saber si un entorno como el que disfrutamos en la Tierra puede existir en otro lugar. Aunque el Webb nos da la capacidad de explorar esta pregunta en planetas de tamaño terrestre por primera vez, en este punto podemos descartar a TRAPPIST-1 d de la lista de posibles gemelos o primos de la Tierra», afirmó Caroline Piaulet-Ghorayeb, autora principal del estudio publicado en The Astrophysical Journal.

Las posibilidades que quedan abiertas

La ausencia de una señal atmosférica clara no significa que el caso esté cerrado. Los científicos barajan tres escenarios principales para TRAPPIST-1 d:

  • Una roca estéril: El planeta podría no tener ninguna atmósfera en absoluto.
  • Atmósfera muy delgada: Podría tener una atmósfera extremadamente tenue, similar a la de Marte, que sería muy difícil de detectar con los métodos actuales.
  • Cubierto de nubes densas: Otra posibilidad es que esté envuelto en nubes muy espesas y a gran altitud, como Venus, que bloquean la luz de la estrella e impiden que el telescopio analice la composición atmosférica subyacente.

La dura vida alrededor de una enana roja

Ser un planeta en el sistema TRAPPIST-1 no es fácil. Su estrella es una enana roja, el tipo de estrella más común de la galaxia. Estas estrellas son conocidas por ser muy activas y emitir frecuentes llamaradas de radiación de alta energía. Esta actividad estelar tiene el potencial de «arrancar» las atmósferas de los planetas cercanos, un destino que TRAPPIST-1 d, con su órbita de apenas cuatro días terrestres, podría haber sufrido.

Pese a ello, estudiar estos sistemas es crucial. Si se descubre que los planetas más alejados de la estrella TRAPPIST-1 sí han logrado conservar sus atmósferas, demostraría que es posible que existan mundos habitables incluso en entornos tan hostiles.

La esperanza se mueve hacia el exterior

La investigación no se detiene aquí. Las observaciones del Webb sobre los planetas exteriores del sistema (TRAPPIST-1 e, f, g y h) ya están en marcha. Estos mundos, al estar más lejos de la estrella, tienen mayores probabilidades de haber retenido una atmósfera.

Sistema Trappist-1.

«No toda la esperanza está perdida para las atmósferas de los planetas TRAPPIST-1», comentó Piaulet-Ghorayeb. Aunque no encontraron una firma atmosférica clara en el planeta d, «aún existe la posibilidad de que los planetas exteriores retengan mucha agua y otros componentes atmosféricos».

Ryan MacDonald, coautor del estudio, concluyó: «Nuestro trabajo de detective apenas comienza. Gracias al Webb, ahora sabemos que TRAPPIST-1 d está lejos de ser un mundo hospitalario. Estamos aprendiendo que la Tierra es aún más especial en el cosmos».

Fuente: ESA/Webb. Edición: MP.

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