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Un aumento de materia desde las profundidades de la corteza terrestre parece estar alejando el continente americano de Europa y África.
Los océanos no son tan iguales como se podría pensar. Los científicos estiman que el océano Atlántico en realidad se ensancha varios centímetros cada año. Al mismo tiempo, el Pacífico se contrae.
Este cambio glacialmente lento de los océanos se debe al movimiento continuo de las placas tectónicas de la Tierra, ya que las placas debajo de América se separan de las que están debajo de Europa y África.
Las fuerzas geofísicas profundas que sustentan este fenómeno épico están lejos de ser completamente entendidas, pero los investigadores pueden haber identificado un contribuyente importante a lo que está sucediendo.
En un nuevo estudio, los científicos sugieren que las dorsales oceánicas —formaciones montañosas que emergen a lo largo del lecho marino entre placas tectónicas— podrían estar más implicadas de lo que se pensaba en la transferencia de material entre el manto superior e inferior debajo de la corteza terrestre.
«Los bloques hundidos y las columnas ascendentes se aceptan generalmente como lugares de transferencia, mientras que las dorsales oceánicas no suelen tener un papel», explica en un artículo el equipo dirigido por el sismólogo Matthew Agius de la Universidad de Southampton en el Reino Unido. «Sin embargo, las estrictas restricciones de las mediciones in situ en las crestas han demostrado ser un desafío».
Para llenar los vacíos en nuestro conocimiento, los investigadores desplegaron una flota de 39 sismómetros a lo largo del fondo del Atlántico para registrar los movimientos sísmicos debajo de la Cordillera del Atlántico Medio, el límite de la cordillera que separa tectónicamente las Américas de Europa y África.
Las lecturas sísmicas registradas en el experimento monitorearon el flujo de material en la zona de transición del manto que se encuentra entre el manto superior y el manto inferior, lo que permitió al equipo obtener imágenes de la transferencia de material a profundidades de hasta 660 kilómetros por debajo de la superficie.
Los resultados sugieren que los afloramientos de material químico no se limitan a zonas poco profundas en la Cordillera del Atlántico Medio, sino que pueden emerger en los tramos más profundos de la zona de transición del manto, lo que sugiere que el material del manto inferior se eleva.
«Las observaciones implican la transferencia de material desde el manto inferior al superior —ya sea continuo o interrumpido—, que está vinculado a la Cordillera del Atlántico Medio», explican los investigadores. «Dada la longitud y longevidad del sistema de cordilleras oceánicas, esto implica que la convección de todo el manto puede ser más frecuente de lo que se pensaba».
Si bien ya se sabía que las dorsales oceánicas contribuyeron al fenómeno de la expansión del fondo marino, los nuevos hallazgos muestran que los procesos generales involucrados se extienden mucho más profundamente en la Tierra de lo que se había medido anteriormente, y aún pueden ocurrir incluso en áreas del fondo marino no marcadas por regiones abiertas de subducción de placa.
«[El trabajo] refuta las suposiciones mantenidas durante mucho tiempo de que las dorsales oceánicas podrían desempeñar un papel pasivo en la tectónica de placas», dice el investigador principal y geofísico Mike Kendall de la Universidad de Oxford. «Sugiere que en lugares como el Atlántico Medio, las fuerzas en la cresta juegan un papel importante en la separación de las placas recién formadas».
Fuente: ScienceAlert. Edición: MP.
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