Un análisis en profundidad finalmente reveló la composición de un extraño «mono-sirena» momificado alojado en el templo Enju-in en la ciudad de Asakuchi, Japón.

La sirena de Enju-in. Crédito: KUSA.

En la mitología japonesa, los retazos de peces y partes del cuerpo humano se conocen como ningyo —criaturas acuáticas que son menos atractivas que la sirena occidental, pero están igual de impregnadas en el acervo popular—.

Escondido dentro de su caja de madera de paulownia, el peculiar ejemplar en el templo Enju-in ha sido objeto de curiosidad durante décadas, aunque según una nota adjunta, se supone que sus orígenes oceánicos se remontan a 1740. Tiene unos 30 centímetros de largo, con un cuerpo formado por un torso de primate peludo y lo que parece ser una cola de pez escamosa, con dos manos humanas que enmarcan una mueca congelada y erizada de pequeños dientes puntiagudos.

Desde febrero de 2022, los científicos de la Universidad de Ciencias y Artes de Kurashiki (KUSA) han estado trabajando con el templo para descubrir qué podría ser esta rareza. Ahora, un año después, han revelado que ya sea engaño, fraude u obra de arte, el mono sirena no es un animal en absoluto, sino una obra de artificio humano.

Un escaneo tridimensional de la sirena. Crédito: KUSA.

El equipo examinó de manera no destructiva al mono-sirena. El examen incluyó una evaluación visual, imágenes de rayos X, imágenes de rayos X CT, microscopía óptica y electrónica, análisis de rayos X fluorescentes, análisis de ADN y datación por radiocarbono.

Y lo más evidente fue que, además de una mandíbula, el ningyo carece por completo de arquitectura esquelética —por lo que ni siquiera es como el caso del engaño de la sirena de Fiji de P.T. Barnum, un espantoso Frankenstein de cadáveres de monos y peces cosidos juntos—.

Los escaneos revelaron que el objeto es una mezcolanza de partes. No se utilizó madera en la construcción del mono sirena; en cambio, está hecho principalmente de tela, algodón y papel, recubierto con una sustancia hecha mezclando polvo de carbón o arena con una pasta. La cabeza es principalmente de algodón y está recubierta de una sustancia como el yeso.

Escaneo del artefacto que no revela ningún esqueleto excepto la mandíbula. Crédito: KUSA.

El pelo de la cabeza es pelo de animal, y las escamas proceden de dos clases de peces. La parte superior del cuerpo está cubierta con piel de pez globo y la parte inferior con piel escamosa de una especie de corvina. Las uñas de los cinco dedos son queratina animal, probablemente algún tipo de cuerno. La quijada era de algún tipo de pez carnívoro.

Mientras tanto, la datación por radiocarbono de algunas de las escamas desmiente la nota escrita a mano en la caja de la sirena, lo que sugiere que la criatura fue fabricada más de un siglo después.

Hay agujas de metal en la parte posterior del cuello y la parte inferior del cuerpo. Crédito: KUSA.

«El cuerpo de pez de la “sirena momificada” de la colección de Enju-in está cubierto con la piel de una corvina, y la parte superior del cuerpo está hecha de tela y papel», concluyen los investigadores. «Está hecho de papel laminado y piel de pez globo, con algodón y otros rellenos y una sustancia similar al yeso como base, y se presume que se hizo alrededor de finales del siglo XIX».

Cómo la sirena llegó a estar en posesión del templo Enju-in sigue siendo un misterio. Aunque la construcción de la sirena ha sido desmitificada, sigue siendo un artefacto importante de su época y será devuelta a su hogar donde permanecerá bajo el cuidado de los sacerdotes.

Fuente: KUSA. Edición: MP.

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