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Matrix es control... Pero para profundizar en el asunto es necesario dar primero algunos detalles sobre la trilogía original de películas, y así luego analizar con detenimiento sus implicaciones filosóficas, esotéricas, religiosas y —por qué no— científicas.
Comencemos por el argumento. Año 1999, Thomas Anderson es un joven informático que trabaja para una de las más prestigiosas compañías del sector. Sin embargo, cuando sale del trabajo y se va a su casa, su vida es muy diferente. La morada de Neo es una habitación oscura que parece hallarse en un hotel, en la puerta pone 101. Allí, nuestro protagonista roba horas al sueño para rastrear por Internet la pista de un hombre, un terrorista de los más buscados: Morfeo. Sólo ese hombre conoce la verdad sobre algo de lo que Thomas ha oído hablar en susurros: Matrix. Pero, ¿qué es Matrix?
Oculto bajo el pseudónimo de Neo, Thomas tratará de averiguarlo y lo hará cuando el propio Morfeo envíe a uno de sus mejores soldados para buscarle. Ese soldado es una mujer: Trinity.
Matrix es control, una prisión para la mente. Neo descubrirá que el mundo que siempre ha conocido, el mundo real, es una simulación generada por computadora, ¿cómo es eso posible? Porque la humanidad ha sido dominada por las máquinas y éstas usan a los humanos para producir energía. Los mantienen en estado fetal, sumergidos en unos tanques y conectados a una realidad que es falsa. La misión de Morfeo y de su equipo es liberar a la humanidad y hacer que sean conscientes del engaño.
Neo tendrá que asimilar que toda su vida anterior era una mentira, y que ahora viaja en una nave que huye de las máquinas. Esa nave está dotada de equipos informáticos y desde ella se puede volver a conectar a Matrix, al mundo que siempre conoció. Allí luchará contra los agentes (máquinas con forma de humanos trajeados) y se debatirá en la terrible duda de no saber si su destino está escrito. Morfeo asegura que Neo es el salvador, el elegido, la persona que liderará a la humanidad en la guerra contra las máquinas. ¿Es eso cierto?, ¿será Neo el salvador?, ¿recuperará la humanidad el control sobre su vida?, ¿se puede vencer a una máquina?
Estas incógnitas y muchas más se van despejando a medida que avanzan los 115 minutos que dura la película, los cuales se pasan volando gracias a un guion que engarza a la perfección profundas reflexiones con movimientos ágiles y fluidos.
Neo: Proviene del griego (néos) y significa joven y nuevo (además Neo = One, el Elegido). Su nombre real es Thomas Anderson. Se dice que Tomás era el hermano gemelo de Jesús de Nazaret. El apellido Anderson significa Hijo del hombre. De este modo, Neo presenta una dualidad: por un lado es Thomas, alguien que no cree ser El elegido, pero por otro sí cree serlo.
Morfeo: Proviene del griego (morfé) que significa forma. Morfeo era un dios de la mitología griega, también conocido como Oneiro. Era uno de los mil hijos de Hipnos (sueño), y su madre era Nicte (noche). Uno de sus hermanos era Tánatos (la muerte). Tenía alas de mariposa y portaba la planta de la adormidera. Su misión consistía en dar forma a los sueños cuando los dioses desearan enviarlos a los hombres. Era también el guardián de los sueños. En la película Morfeo posee un control considerable sobre el mundo onírico de Matrix, siendo capaz de romper muchas de sus supuestas leyes físicas.
Trinity: Proviene del latín trinitas, atis. En español se dice Trinidad. La trinidad era, según la religión cristiana, el conjunto de las tres personas que formaban a Dios: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En la película se podría decir que Morfeo es el Padre, Neo el Hijo, y Trinity el Espíritu Santo que con su fe y amor resucita a Neo al besarle.
Cabe destacar que también en la primera película aparece un singular personaje llamado Cypher:
El traidor se llama Cypher, o Lu-Cypher = el ángel caído, como queda demostrado en el siguiente diálogo:
“-Pero su caída, ¿Qué significa?
-No significa nada
(Cypher): -La primera vez todos caen, ¿Cierto Trin?”
Más tarde, Cypher aclararía que sólo es un demonio menor:
“Yo sólo soy un mensajero y te lo voy a demostrar (...) Si Morfeo tiene razón, será imposible desconectar a Neo. Tendrá que ocurrir alguna especie de milagro que lo evite. Porque ¿Cómo podría hacer de Elegido estando muerto?”
Cypher también tentó al Elegido al intentar apartarlo de su misión:
“¿Morfeo ya te explicó por qué te tiene aquí? ¡Cielos! ¿Cómo puedes dejar que te manipulen? Así que has venido a salvar al Mundo ¿Qué se responde frente a eso? Te voy a dar un consejo. Si ves a un Agente, haz lo que hacen todos: sólo corre.”
1) The Matrix: Neo no cree en el destino sino en la libertad, además el Oráculo le dice que tiene capacidades pero que aún no es El Elegido: quizás en otra vida. Sin embargo, Neo muere, resucita gracias al amor de Trinity, y posee poderes en su nueva vida. Es El Elegido, el Oráculo dijo la verdad. Neo empieza a creer.
2) The Matrix Reloaded: Con sus nuevos poderes, Neo está cada vez más seguro de que el destino existe, aunque sabe que el Oráculo pertenece al mundo de las máquinas. Pero una inesperada revelación acontece en el encuentro con el Arquitecto. Éste le cuenta que el Oráculo es tan sólo un programa psicológico. Si hay un destino es únicamente el diseñado por el Arquitecto, es decir, aunque el Oráculo quiera ayudar a Neo, debe enviarle a hablar con él. Todos los Elegidos anteriores lo han hecho, es la única manera de intentar acabar con la guerra. Por tanto, no hay destino, pero sí manipulación. Las máquinas controlan a los terroristas de Matrix, consienten su existencia como un mal necesario. Neo acepta que las profecías eran un invento benévolo. Pero no todo está perdido, sigue siendo libre, pues elige la puerta que nadie antes tomó, ante la mirada desolada del Creador de Matrix.
3) The Matrix Revolutions: Neo sabe que las profecías del Oráculo no provienen de un conocimiento paranormal sino de las dotes de la señora para ver cómo es la gente y de su larga experiencia como programa antiguo del sistema. De todos modos, sigue siendo muy útil como guía. Ella le dice que deben vencer a Smith, y que desea el final de la guerra. La ayuda del Oráculo es crucial para el desencadenamiento final de la historia. Así, parece que la conclusión que ofrecen los Wachowski es que no importa si el destino existe o no. Neo es El Elegido porque desea serlo, porque lo elige y se reafirma en su decisión. Eso es lo que importa.
La película The Matrix (1999) supuso toda una revolución en el cine de ciencia-ficción. Sus directores, los hermanos Wachowski, inauguraron un estilo original de rodar las escenas de acción y demostraron su increíble habilidad para sustentar carreras, saltos y patadas, sobre unos sólidos pilares filosóficos, culturales e incluso religiosos. Todo un prodigio. La cinta ganó varios Oscars, batió el record de ventas en DVD, y arrastró tras de sí a millones de fans. Lo curioso es que la película no era fácil de entender. Paradójicamente, ese fue su mayor aliciente, ya que no bastaba con verla una sola vez.
En el año 2003 la trilogía se completó con los títulos The Matrix Reloaded y The Matrix Revolutions. La acogida fue desigual. Había más acción pero menos filosofía. Sin embargo, la trilogía debe ser estudiada de forma global. Las interconexiones entre las tres películas no pueden ser ignoradas, ya que son vitales para comprender la trama.
Los problemas filosóficos clásicos que aborda la trilogía Matrix son el problema de lo real y el problema de la libertad. Para ver cómo muestra The Matrix el problema de lo real es necesario remitirse a su argumento. La película está ambientada en el futuro (año 2199 aproximadamente). Hay una guerra entre humanos y máquinas. Las máquinas han sometido a los humanos manteniéndolos dormidos en unas cubetas, conectados a un mundo onírico y falso procedente de un programa informático llamado Matrix. En el mundo real sobrevive una colonia de humanos libres, Sión, que intenta liberar a los que están en las cubetas. Para ello han formado un ejército cuyos soldados deben entrar en Matrix en busca de aquellas personas que sospechan que Matrix existe. Así es como encuentran a Neo, el protagonista.
Neo duda, no sabe qué mundo es real y qué mundo es Matrix. Deberá seguir las enseñanzas del capitán Morfeo y los consejos de la soldado Trinity para averiguarlo.
En cuanto al problema de la libertad, ya aparece esbozado en The Matrix, pero se convierte en la base filosófica de The Matrix Reloaded y The Matrix Revolutions.
La libertad puede ser estudiada desde su vertiente externa (los humanos de las cubetas no son libres porque están inmóviles dentro de ellas) o desde su vertiente interna: ¿es el ser humano libre de elegir su futuro, su vida, o hay un destino que predetermina todo lo que va a ocurrir? Esta es la gran pregunta en la que se debate Neo a lo largo de toda la trilogía, ya que se le dice que él es El elegido, el salvador de la humanidad. Es el viejo dilema de la filosofía cristiana entre el destino o providencia y el libre albedrío.
Comenzaremos por el pensador griego y su célebre mito de la caverna. En él, Sócrates nos cuenta que los humanos son esclavos que viven atados en una caverna contemplando un mundo irreal. Sin embargo, uno de ellos saldrá de la prisión e irá al mundo exterior. Le dolerán los ojos, pero conseguirá adaptarse, aumentar sus conocimientos y observar la realidad. Ahora bien, cuando vuelva a rescatar a sus amigos deberá tener cuidado, pues quizás quieran matarle.
El mito de la caverna expone la teoría platónica de las ideas, según la cual hay dos mundos. Uno es el mundo ilusorio o sensible (la caverna) donde está la mayoría de la humanidad. El otro es el mundo real o inteligible (el exterior) a donde va el esclavo liberado que progresa en su educación. El paralelismo con The Matrix se hace evidente. También hay dos mundos: el real (donde se encuentran el cielo arrasado, la tierra devastada, la ciudad de las máquinas, las cosechas de humanos, las naves de los soldados y la ciudad de Sión) y Matrix, una simulación interactiva neural, un sitio virtual donde las mentes de los humanos esclavizados creen vivir con normalidad. Quien nos revela este hecho es Morfeo en la famosa secuencia de la pastilla roja:
“Eres un esclavo, Neo. Igual que los demás, naciste en cautiverio. Naciste en una prisión que no puedes ni saborear, ni oler, ni tocar. Una prisión para tu mente.”
Neo se convertirá en el esclavo liberado, el que adquirirá nuevos conocimientos, y el que deberá tener cuidado con las mentes de los que se han quedado en las cubetas por si intentan matarle. De nuevo, Morfeo se lo advierte en el programa de instrucción con agentes. Cualquiera que no haya sido desconectado es peligroso:
“Son las mentes de los mismos que intentamos salvar. Pero hasta que no lo hagamos, siguen formando parte de ese sistema y eso hace que sean nuestros enemigos. (…) Muchos de ellos están tan habituados que lucharían para protegerlo.”
La única dificultad para la comprensión del paralelismo proviene del carácter ontológico de los dos mundos. Mientras el mundo real para Platón es inteligible (se accede a él con el alma), el mundo real en la película es físico. Por ende, el mundo ficticio para Platón es el sensible (físico), y en la película la mentira reside en un mundo virtual y mental. Como vemos, el carácter de los mundos está invertido.
El siguiente en la lista es René Descartes; las dudas que llevan al cogito, el genio maligno, mente y cuerpo, el argumento ontológico y la idea de Dios, y finalmente, el conocimiento del otro.
El paralelismo se presenta entre las figuras de Descartes y Neo. Las mismas dudas que acechaban al pensador francés son las que Neo presenta al inicio de la trilogía: “¿Alguna vez has tenido la sensación de no saber con seguridad si sueñas o estás despierto?” –le dice a su amigo Troy. Por su parte, Descartes lo expresó del siguiente modo:
“¡Cuantas veces me ha sucedido soñar de noche que estaba en este mismo sitio, vestido, sentado junto al fuego, estando en realidad desnudo y metido en la cama! (…) no hay indicios ciertos para distinguir el sueño de la vigilia.”
Descartes resolvió dudar de todo, pero no podía hacerlo porque Dios es bueno y no permitiría que la humanidad viviese engañada. Para sortear este obstáculo, ideó la hipótesis del genio maligno:
“Cierto genio o espíritu maligno, no menos astuto y burlador que poderoso, ha puesto su industria toda en engañarme (…) con gran cuidado procuraré no dar crédito a ninguna falsedad, y prepararé mi ingenio tan bien contra las astucias de ese gran burlador, que, por muy poderoso y astuto que sea, nunca podrá imponerme nada. Mas este designio es penoso y laborioso, y cierta dejadez me arrastra insensiblemente al curso de mi vida ordinaria; y como un esclavo que sueña que está gozando de una libertad imaginaria, al empezar a sospechar que su libertad es un sueño, teme el despertar y conspira con esas gratas ilusiones para seguir siendo más tiempo engañado.”
Como se puede suponer, el genio maligno en la trilogía son las máquinas. Descartes dice que para enfrentarse a él hay que preparar el ingenio para que no pueda imponernos nada. En efecto, todos los humanos que son desconectados pasan por un período de formación o rito iniciático cuyo fin es lograr que sean conscientes de que Matrix no es real. Un momento clave en este proceso es la secuencia del Constructor, en la que Morfeo pregunta:
“¿Qué es real? ¿De qué modo definirías real? Si te refieres a lo que puedes sentir, a lo que puedes oler, a lo que puedes saborear y ver, lo real podrían ser señales eléctricas interpretadas por tu cerebro.”
Por otro lado, el dualismo cartesiano afirma que el ser humano se compone de dos substancias diferentes pero dependientes la una de la otra, mente y cuerpo:
“Soy algo que piensa y no extenso y, por otra parte, tengo una idea distinta del cuerpo, según la cual éste es una cosa extensa, que no piensa (…) me enseña la naturaleza, por medio de esos sentimientos de dolor, hambre, sed, etc., que no estoy metido en mi cuerpo como un piloto en su navío, sino tan estrechamente unido y confundido y mezclado con él, que formo como un solo todo con mi cuerpo.”
Esta idea es también sostenida en la trilogía. Tras la secuencia del salto, Morfeo nos lo revela: “El cuerpo no puede vivir sin la mente”. Si alguien muere en Matrix, muere en el mundo real y viceversa.
Otra cuestión es la inversión del argumento ontológico (defendido por Descartes) que realiza Smith en su mítico monólogo cuando captura e interroga a Morfeo. Este argumento es una demostración de la existencia de Dios basada en su perfección. De él concluimos que Dios creador es perfecto y, gracias a eso, existe:
“Tan cierto es por lo menos que Dios, que es ese ser perfecto, es o existe, como lo pueda ser una demostración de geometría.”
Pero Smith se pregunta cómo aquéllos que han creado a las máquinas no sólo no son perfectos, sino que son odiosos: “Los humanos son una enfermedad, son el cáncer de este planeta, son una plaga. Y nosotros somos la única cura”. Así, Smith defiende que las máquinas son las perfectas y que los humanos no son más que “carne pútrida”. En último término, Descartes se planteó el problema del conocimiento del otro. Se preguntaba cómo podemos saber que la gente que deambula por la calle son personas y no máquinas:
“¿Qué es lo que veo por la ventana? Sombreros y capas, que muy bien podrían ocultar unas máquinas artificiales, movidas por resortes.”
El programa de instrucción con agentes tiene precisamente la finalidad de enseñar a Neo a tener precaución: “Cualquiera que no desactivemos puede ser un agente” –le dice Morfeo. Aquí finalizan los paralelismos cartesianos.
El último pensador de este apartado es Hilary Putnam, filósofo del lenguaje nacido en Chicago en 1926, famoso por sus experimentos mentales. Uno de esos experimentos es el de los cerebros en cubetas (brain-in-a-vat). El autor narra una historia en la que toda la humanidad no es otra cosa que muchos cerebros en cubetas, conectados a un ordenador por un diabólico científico, teniendo una alucinación colectiva. Tras exponer la hipótesis pregunta al lector: “Si fuéramos cerebros en cubetas, ¿podríamos pensar que lo somos?”.
Knock, knock. Neo es asustado por la llegada tardía de Troy, su amigo punk, que viene buscando un costoso software pirata. Nuestro héroe saca el software (disquete) del interior de un libro de filosofía ahuecado cuyo título es Simulacro y Simulación y el autor Jean Baudrillard. En una película llena por completo de simbolismos, este momento aparentemente inofensivo es en realidad uno de los más evidentemente significativos.
“Simulacro y Simulación” (S&S) fue escrito por Baudrillard, un filósofo y sociólogo francés, en 1981. La mayoría de los comentarios con respecto a la presentación visual obvia de este trabajo en la película giran alrededor del hecho de que el libro parece ser demasiado grueso (en realidad son poco más de 160 páginas) y se abre en un capítulo titulado “Sobre Nihilismo” que es, de hecho, el último capítulo en el libro.
Pero, éstas son apenas observaciones superfluas. Tomado como un símbolo (que es lo que es) esta toma tiene mucho valor. Al abrir el libro en el capítulo sobre nihilismo los cineastas dirigen nuestro pensamiento hacia lo que representa esto y hacen posiblemente más de una declaración. El libro esta hueco, vacío, es falso. Es decir, no contiene lo que la cubierta dice que tiene. Lo que contiene son las copias del software, es decir, ninguna cosa “original”; es un vacío llenado de mercancías robadas.
La filosofía de Baudrillard, según lo tratado en S&S, revela varias de las categorías primarias de Matrix. La hiperrealidad y los sistemas de control contemporáneos son metafóricamente representados en la película por la Matrix misma. La melancolía existencial y el uso del terrorismo sirven como la respuesta humana a la construcción operacional. Cada uno de estos aspectos yacen en el corazón de la película.
Cuando Morfeo le dice a Neo: “Bienvenido al desierto de lo real”, está parafraseando el primer capítulo de Baudrillard en S&S. Baudrillard plantea que nuestro mundo ya no es realmente “real”. En lugar de eso, se ha vuelto “hiperreal”, una simulación de la realidad que está desconectada de lo que antes fue verdaderamente real. Asimismo, la masa de la civilización occidental prefiere realmente la simulación a la realidad. Fuera de esta verdad básica, el simulacro procede, el desarrollo infinito de copias de cosas hasta que no queda rastro de algo original o hasta trivializar a la originalidad. Así la realidad adquiere las cualidades de un desierto, áspero y careciendo de un genuino sustento.
La simulación es nuestra norma y no se debe confundir con la “representación”. Por definición, una representación siempre es sobre algo más, pudiendo distinguir así lo que es verdadero y lo que no lo es. Una simulación, sin embargo, se proclama a sí misma como el conjunto de lo que sea simulado. En una simulación no hay un punto de referencia en el cual se pueda distinguir qué es y qué no es genuino porque todo dentro de una simulación es falsificado. Como el software hackeado por Neo oculto en la imitación de un libro de filosofía.
Acerca de lo real, Baudrillard escribe en su libro Simulacro y Simulación:
“Lo real es producido a partir de células miniaturizadas, de matrices, memorias y modelos de encargo, siendo, a partir de ahí, reproducible un número indefinido de veces. La simulación, de esta manera, es su propia referencia, al eliminar los referentes como punto de partida para generar ‘lo real’. Así, la simulación es una operación nuclear, tiene valor en sí misma, tiene un sentido por sí misma y no es el reflejo de nada.”
Éste, por supuesto, es el concepto detrás de Matrix según lo presentado en la película. Los seres humanos proveen la energía por la cual se alimentan los grandes sistemas de computadoras y máquinas que gobiernan la Tierra. En el intercambio por la energía, la “imagen residual propia”, la “proyección mental de tu Yo digital”, “se inserta” en lo que Morfeo llama “un mundo de sueños generado por computadora”.
Como ya se dijo más arriba, Neo no sabe si existe el destino o si él es completamente libre de hacer lo que quiera. La trilogía dibuja tres posturas ante esta disyuntiva, dos entre los humanos y una para las máquinas. Así, los directores posibilitan que el espectador o espectadora elija la opción que más le convenza. Las posturas mencionadas son las siguientes:
1. Existe el destino pero también la libertad.
Es la creencia de Morfeo, para quien no supone un problema que se den los dos cuernos del dilema a la vez. Morfeo expresa su opinión sobre el destino en el discurso que realiza en Reloaded antes de asaltar una central eléctrica. Sin embargo, también da lugar a la libre decisión de Neo diciéndole:
“Yo sólo puedo mostrarte la puerta, tú debes atravesarla.”
2. No existe el destino y sí la libertad.
Esta postura es sostenida con dureza por el comandante Lock y por su novia, la capitana Niobe. Ambos opinan que las profecías del Oráculo son un fraude y que los humanos sólo pueden confiar en sus propias decisiones y fuerzas para ganar la guerra contra las máquinas.
3. Existe una causalidad y los humanos no son libres.
Quienes sostienen esta última postura son las máquinas, en concreto Smith, Merovingio y el Arquitecto. Los tres expresan reiteradamente que los humanos son seres inferiores a las máquinas y que ellas les dominan. Son las que provocan una causalidad, un destino. Por lo tanto, los humanos no son libres de elegir y perderán la guerra.
La filosofía sugerida para tematizar esta cuestión es el existencialismo de Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Las cuestiones que se estudian son: la defensa de la libertad y la negación sartreana del destino (crítica a las esencias), la elección como momento estelar de la libertad humana (recordemos que, según Sartre, se debe elegir entre la vida auténtica y la vida inauténtica) y el autoconocimiento como factor indispensable a la hora de ejercer la libertad interna (un tema que ya aparecía en el Temet nosce del Oráculo). Todo el pensamiento de Sartre gira en torno a la libertad humana y a la no creencia en el destino:
“El hombre es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente (…) nada existe previamente a este proyecto; nada hay en el cielo inteligible. (…) Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es, sobre él recae la responsabilidad total de su existencia.”
La elección es el concepto fundamental de la filosofía sartreana:
“En el fondo, lo que asusta de la doctrina que voy a exponer, ¿no es el hecho de que deja una posibilidad de elección al hombre?”
En efecto, todo el sistema de Matrix gira en torno a una regla, que es la que hace que el programa funcione: la elección. Quien nos lo desvela es El Arquitecto:
“Descubrí una solución según la cual el 99% de los individuos aceptaba el programa mientras pudieran elegir, aunque únicamente lo percibieran en un nivel casi inconsciente.”
La trayectoria de Neo está sembrada de elecciones: ¿pastilla roja o azul?, ¿asaltar un edificio para salvar a Morfeo o matarlo?, ¿la puerta de Trinity (el pathos) o la de la fuente (el logos)?, ¿ir a la ciudad de las máquinas o quedarse en la nave?, ¿seguir luchando contra Smith en la batalla final o rendirse? El tema de la libertad interna no es sólo una cuestión de metafísica sino también de ética. La vida auténtica es la de Neo, la inauténtica la de Cypher. Sartre defendía que los humanos están condenados a ser libres, que siempre tienen que elegir: “Si no elijo, también elijo”.
Curiosamente, el personaje del Oráculo, que representa la creencia en el destino, (al menos hasta que descubrimos que es tan sólo una buena psicóloga) no deja de insistir en el tema de la elección:
“Vas a tener que tomar una decisión. Tú eres el que decide. No podemos ver más allá de las elecciones que no entendemos. Es mi elección, yo debo tomar la mía igual que tú la tuya…”
Quienes no lo ven así son las máquinas. Para ellas, los humanos liberados creen ser libres, pero no lo son. Están siendo regulados, permitidos, tolerados, pero no por mucho tiempo…
En definitiva, el existencialismo es una filosofía de la acción. Beauvoir comenta que los seres humanos, a pesar de las miserias del mundo, siempre siguen soñando:
“Plutarco cuenta que un día Pirro hacía proyectos de conquista: ‘Primero vamos a Grecia’, decía. ‘¿Y después?’, le pregunta Cineas. ‘Pasaremos al Asia, conquistaremos Asia Menor, Arabia’. ‘¿Y después?’ ‘Iremos hasta las Indias’. ‘¿Y después de las Indias?’ ‘¡Ah!’, dice Pirro, ‘descansaré’. ‘¿Por qué no descansar entonces, inmediatamente?’, le dice Cineas. Cineas parece sabio. ¿Para qué partir si es para volver? ¿A qué comenzar si hay que detenerse? (…) Pero en tanto que permanezca viva, es en vano que Cineas me hostigue diciéndome: ‘¿Y después? ¿Para qué?’. A pesar de todo, el corazón late, la mano se tiende, nuevos proyectos nacen y me impulsan adelante. Los sabios han querido ver en ese empecinamiento el signo de la irremediable locura de los hombres: pero una perversión tan esencial, ¿puede ser aún llamada perversión? ¿Dónde encontraremos la verdad del hombre, si no es en él mismo? La reflexión no puede detener el impulso de nuestra espontaneidad.”
Esa es la sugerencia: seguir soñando, seguir luchando, reafirmar nuestras anteriores decisiones:
“Si dejo atrás de mí un acto que he llevado a cabo, al rodar el mismo en el pasado deviene cosa (…) es necesario que lo retome y lo justifique en la unidad del proyecto en el cual me hallo comprometido.”
El paralelismo con Beauvoir está situado en la tormentosa pelea final entre Neo y el agente Smith, quien encarna el papel de Cineas:
“¿Por qué, Sr. Anderson?, ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué lo hace?, ¿por qué?, ¿por qué se levanta?, ¿por qué sigue luchando? ¿De verdad cree que lucha por algo además que por su propia supervivencia?, ¿querría decirme qué es, si es que acaso lo sabe? ¿Es por la libertad?, ¿por la verdad?, ¿tal vez por la paz?, ¿quizá por el amor? (crítica a las esencias) Ilusiones, Sr. Anderson, desvaríos de la percepción. Concepciones temporales de un frágil intelecto humano que trata con desesperación de justificar una existencia sin sentido ni objetivo.”
Ante las insidiosas preguntas, Neo responde: “Porque lo he elegido”.
Ahora bien, se debe señalar que la trilogía Matrix puede ser tematizada desde otros filósofos. En esta línea, Slavoj Zizek, uno de los autores del libro The Matrix and Philosophy señala que The Matrix es un test filosófico como las manchas de tinta de Rorscharch. Los filósofos ven su filosofía preferida en ella: existencialismo, marxismo, feminismo, budismo, nihilismo, postmodernismo, etc. Di cuál es tu “ismo” filosófico y podrás encontrarlo en la película. Pero no nos engañemos, la trilogía sí que pone sobre la mesa unos problemas filosóficos determinados; otra cosa son los autores desde los que se vayan a estudiar. En este artículo se propone un enfoque, pero se pueden adoptar otros.
Por orden de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha: Platón, René Descartes, Jean Baudrillard, Simone de Beauvoir, Hilary Putnam, Jean Paul Sartre.
La filosofía nos ayuda a tener la mente más abierta, a cuestionarnos aquello que todos daban por sabido, a ser críticos con nuestro entorno. Como ya decía Trinity, es la pregunta la que nos impulsa. Pero no viene a nosotros sin esfuerzo, es necesario querer conocerla, querer caer por la madriguera de conejos, querer aprender a pensar con más claridad. Y, a veces, también hace falta un guía, que, como Morfeo, nos introduzca en el complejo mundo que vamos a conocer, enseñándonos sus reglas, su historia y sus peligros. Ese es el principal objetivo, abrir un camino para poder entrar en esa otra realidad, la que se contempla cuando se ha comprendido una cuestión filosófica.
La polución del ruido es, actualmente, el elemento más crucial de polución que existe. En las grandes junglas de cemento altamente pobladas, es muy, muy difícil encontrar silencio. Entonces lo que tenemos que hacer es aprender a encontrar silencio en el ruido. Y necesitamos encontrar paz en el caos. La gente piensa que para encontrar paz, soledad y calma, tiene que ir y buscar un amplio pedazo de tierra salvaje donde no esté pasando nada, y esté en en paz. Y eso es amoroso, es hermoso. Pero vivimos en el mundo como es, por lo que tenemos que encontrar soledad, paz y calma mientras todo el infierno se esté soltando a nuestro alrededor. Y es crítico que hagamos esto.
Si uno ve y observa a la gente encontrará que vivimos en diferentes prisiones mentales, emocionales, de culpa, de miedo, de frustración, de resentimiento, etc. Y más aún, si tenemos a millones de personas que están viviendo en su propia prisión interna, sus propias prisiones individuales, luego colectivamente no pueden hacer otra cosa que manifestar una prisión colectiva, una versión colectiva de eso... Trabajar sobre nosotros mismos es también trabajar en el mundo, porque somos el mundo, y el mundo somos nosotros.
El caos está en el ojo del espectador, en realidad. Vamos hacia un período de caos, pero ¿qué es el caos? Caos se confunde a menudo con transición. Cuando algo está rompiendo lo que necesita ser roto, entonces habrá un período de caos aparente. Pero lo que sucederá no es más caótico que si las cosas se desarrollan como se necesita, porque este sistema tiene que caer antes de que algo mejor lo pueda reemplazar, de lo contrario el sistema mismo sofocará y suprimirá lo que busque reemplazarlo. Por lo que no deberíamos enfocar demasiado en el caos como una cosa necesariamente mala.
La tecnología avanza constantemente a un ritmo vertiginoso. A pesar de ser algo natural en el hombre, al igual que con todo, si se abusa de ello es sumamente nocivo. Pasamos a tener una relación de dependencia tecnológica.
Desde las famosas etiquetas RFID (Radio Frequency IDentification) que contienen antenas para permitirles recibir y responder a peticiones por radiofrecuencia desde un emisor-receptor RFID, hasta la vigilancia por satélite, la civilización actual está implementando lentamente un sistema de control, una Matrix en la cual cada uno de sus individuos son monitoreados por cámaras, por los datos personales que se ingresan en Internet, móviles (celulares), chips, GPS, y un sin fin de artilugios que detrás del disfraz de la seguridad, control y comunicación podrían ocultar intereses muy oscuros. Después de todo, en la actualidad, el que posee la información y los medios adecuados tiene el poder.
Siguiendo con la aplicación del término Matrix a las tecnologías actuales encontramos ejemplos como un dispositivo (cuya idea patento la compañía Sony) que lanzará pulsos de ultrasonido hacia la cabeza para modificar la forma en que se comportan las neuronas en determinadas partes del cerebro con el objetivo de crear “experiencias sensoriales” que van desde transmitir imágenes en movimientos, pasando por gustos, hasta sonidos. Expertos independientes indicaron que no desestimaban esta reciente idea, aunque advirtieron sobre la seguridad a largo plazo del método propuesto.
Hasta el momento, la única forma no invasora de manipular el cerebro es una técnica llamada estimulación magnética transcraneal que utiliza los campos magnéticos para inducir corrientes en el tejido cerebral y así estimular las células del cerebro. Pero los campos magnéticos no pueden enfocarse en pequeños grupos de células del cerebro, como sí podría hacerlo el ultrasonido.
¿Estamos acaso tratando de crear ilusiones desde un mundo ya ilusorio? Sobre ésto, dos científicos británicos (que trabajan en la prestigiosa Universidad de Cambridge), el físico Martin Rees y el matemático John Barrow, sugieren que la realidad tal como la conocemos podría ser una ilusión o una supermanipulación creada por una mega-supercomputadora, como en la conocida película “Matrix”.
Barrow sostiene en un artículo académico que durante mucho tiempo se supo que una civilización ligeramente más avanzada que la nuestra podría simular “universos en los cuales entidades conscientes podían surgir y comunicarse entre ellas”.
En una sociedad mucho más experta en informática y con una tecnología mucho más avanzada, “en lugar de limitarse a simular su clima o la formación de galaxias, como hacemos nosotros, ellos podrían ir más lejos y observar el surgimiento de estrellas y sistemas planetarios”.
“Luego, una vez que incorporaran las reglas de la bioquímica en sus simulaciones astronómicas, serían capaces de observar la evolución de la vida y la consciencia. (...) Los dueños de las máquinas del universo podrían observar el crecimiento de las civilizaciones y comunicarse entre sí, discutir sobre si existe un Gran Programador en el Cielo que podría intervenir según su voluntad, desafiando las leyes de la naturaleza que se observan habitualmente”, insiste Barrow.
Martin se atreve a ir más lejos en estas elucubraciones y se pregunta si podríamos estar en una simulación semejante. En ese caso, el universo no lo comprendería todo, sino tan sólo una parte de un conjunto que Rees y Barrow llaman el “multiverso”.
“-Neo: ¿Ahora estamos dentro de un programa informático?
-Morfeo: ¿Es tan difícil de creer?”
Autores que se pueden estudiar para comprender mejor la trilogía:
A. EL PROBLEMA DE LO REAL
1. Sócrates. Sólo sé que no sé nada. Platón: el mito de la caverna. Metafísica: ¿qué es real?
2. Descartes. El genio maligno.
3. Berkeley. Ser es ser percibido. Lo aparente es real.
4. Kant. ¿Cómo podemos saber qué cosas lo son por sí mismas? Fenómenos. El mundo reside en nuestras estructuras mentales.
5. Nietzsche. El superhombre. Rechaza lo impuesto por la autoridad.
6. Baudrillard. El desierto de lo real.
7. Nozik. La máquina de la experiencia.
Jean Baudrillard - Simulacro y Simulación (642,7 KiB, 1.352 hits)
Descripción de archivo: En este libro se plantea que nuestro mundo ya no es realmente “real”. En lugar de eso, se ha vuelto “hiperreal”, una simulación de la realidad que está desconectada de lo que antes fue verdaderamente real. Asimismo, la masa de la civilización occidental prefiere realmente la simulación a la realidad. Fuera de esta verdad básica, el simulacro procede, el desarrollo infinito de copias de cosas hasta que no queda rastro de algo original o hasta trivializar a la originalidad. Así la realidad adquiere las cualidades de un desierto, áspero y careciendo de un genuino sustento. "Bienvenido al Desierto de lo Real" (Te suena?) NOTA: en el archivo zip se incluye la versión en español y la versión —más completa— en inglés.
B. EL PROBLEMA DE LA LIBERTAD
8. Laplace. Determinismo físico: todo lo que ocurre en la naturaleza es debido a la interacción de los átomos. (La física cuántica ya no admite esto).
9. Hume. Crítica al concepto de causa.
10. Schopenhauer. La voluntad humana.
C. ASPECTOS RELIGIOSOS
- Cristianismo gnóstico: el problema del hombre es el conocimiento y la solución es la iluminación.
- Cristianismo tradicional. Nuevo testamento. Libre albedrío en Reloaded. Sacrificio de Neo en Revolutions.
- Budismo: Samsara. Problema de la ignorancia. La solución es el despertar.
- Hinduismo. Upanishads. Creador de llaves: todo debe hacerse como una sola cosa. Sati fue la primera esposa de Shiva.
- Taoísmo. Pendientes del Oráculo en forma de yin-yang. Opuestos: Oráculo/Arquitecto y Neo/Smith.
Fuentes: Concepción Pérez García (Lic. en Filosofía); otras, recopiladas por Mystery Planet.
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7 comentariosmuy...muy bien desmenuzado por asi decir la trama de la pelicula y el sorprendente paralelismo con nuestra vida actual....bien podria ser una luz de una realidad oculta..excelentemente desifrada esta trama de la pelicula y da para mucho pensar..saludos
ResponderExcelente y muy completo articulo, también para reflexionar acerca de la ciencia y la realidad. muchas gracias por este tipo de investigaciones y publicaciones.
ResponderMe gusta el articulo, Excelente. me dio nuevas perspectivas de la trilogia; creo que las vere nuevamente GRACIAS!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderMatrix es Gosh in the shell.
ResponderMe ha gustado el artículo. Película filosófica. Creo que Platón aguanta Matrix. Aún bebemos de los griegos.
ResponderPapa, soy tu abuelo.
Tercera resurreccion. Dicen mis hermanos que cuando alguien revive por tercera vez, se vuelve un espiritu inmortal
18:34
Estupendo artículo! Me encanta! Un gran trabajo!
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