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Todos conocemos la respuesta: la Navidad, el nacimiento y la vida de Jesucristo, y con ello la aparición de la religión cristiana. Sin embargo, existen teorías que argumentan que la existencia de Jesús fue tan solo un mito. Una alegoría al sol a través de la cual se explican los ciclos estacionales y fenómenos astronómicos y astrológicos, como se relata en tantas otras civilizaciones milenarias. La diferencia es que esta leyenda fue adoptada como dogma y convertida en institución por la Iglesia para poder manipular durante siglos a la sociedad. Las evidencias de esta versión se basan en numerosas coincidencias mitológicas de diversas culturas antiguas y en su correspondencia con el orden cósmico.
El pionero de la teoría del Mito de Jesús fue el científico francés Charles-François Dupuis. A finales del siglo XVIII, Dupuis planteó al mundo la idea de que Jesucristo era una deidad solar como lo fueron otras divinidades de la antigüedad. No faltaron quienes sentenciaron estas conjeturas, pero también hubo quienes las apoyaron y las ampliaron siguiendo sus propias líneas de investigación. Durante los siglos siguientes, numerosos académicos han proporcionado mayor solidez a estas hipótesis presentando estudios comparativos entre Jesús y otros dioses como Horus, Atis, Dionisio, Mitra, Krishna… Los opositores, por otro lado, tachan a estas investigaciones de «paralelomanía». Samuel Sandmel fue quien adoptó este término para definir la búsqueda exagerada de semejanzas, para después justificarla con deliberadas fuentes y conexiones literarias.
A pesar de las críticas, si viajamos hacia el pasado encontramos dioses mitológicos que comparten muchas de las características con la historia del Mesías cristiano. El teólogo Tom Harbur en su libro El Cristo Pagano recoge algunas de las casi 200 similitudes entre la historia del dios egipcio Horus y Jesucristo. Entre ellas se pueden destacar que Horus nació alrededor del 25 de diciembre, hacia el 3.000 a.C., de una virgen llamada Meri. Tuvo un padre adoptivo Seb, José. El nacimiento fue anunciado por la estrella de este y tres divinidades solares fueron los últimos testigos. A la edad de 30 años fue bautizado por «Anup El Bautista». Tuvo 12 discípulos, realizó milagros como caminar sobre las aguas, fue crucificado y resucito tres días más tarde. También llamado «El Mesías» o «El Buen Pastor», entre otros nombres.
En la antigua Grecia, el dios Atis también presenta numerosas semejanzas. Nació el 25 de diciembre de 1.200 a.C. de la madre virgen Nana o Cibeles. Murió crucificado en un árbol, fue enterrado y resucitó tres días después. En la historia del dios griego Dionisio también aparecen homogeneidades. Del mismo modo, vino al mundo en un pesebre el 25 de diciembre en 500 a.C. Su madre Sémele era virgen. Llevo a cabo varios milagros como transformar la sangre en vino. Tras su muerte, Dionisio resucitó y subió al cielo. Ambos dioses fueron mentados como «Rey de Reyes», «Alfa y Omega», «El Salvador», entre otros nombres.
En Persia, el dios Mitra nació el 25 de diciembre de 1.200 a.C. de la virgen Anahita. A los 12 años tenía 12 compañeros o discípulos. Ayunó en el desierto durante 40 días antes de tener una revelación. Fue sepultado para después resurgir de entre los muertos. Se creía que Mitra había descendido de los cielos para salvar a la humanidad, por eso era conocido como «El Salvador», «El Hijo de Dios», «El Redentor». El domingo era el día de su adoración.
Krishna nacido en India el 900 a.C. de la mujer virgen Devakī cuyo padre adoptivo era carpintero. Una estrella de oriente anunció su nacimiento, que fue venerado por pastores y sabios que le regalaron oro, mirra e incienso. El rey Kansa intentó asesinarlo de bebé acabando con la vida de miles de niños. Resucitó a muertos y curó leprosos, sordos y ciegos. Celebró una última cena. Murió crucificado y a los tres días resucitó. Fue denominado «Señor de Señores» o «Pastor de Dios».
Buda nació el 25 de diciembre en 563 a.C. de la virgen Maya. Una estrella guío a hombres y sabios para adorar su llegada al mundo. Ayunó durante más de 40 días. Sanó a enfermos, caminó sobre las aguas y dio de comer a los pobres multiplicando los alimentos. Uno de sus discursos más importantes fue «El Sermón de la Montaña». Hubo un traidor entre sus seguidores. Tras su muerte y sepulcro, resucitó y subió al mundo de los cielos. También nombrado como «El Redentor», «El Buen Pastor», «El Maestro»…
Existen más comparativas entre Jesucristo y otras deidades como Ulises, Rómulo, Heracles, Glycon o Zoroastro. Más allá, las preguntas serían: ¿por qué tantas coincidencias? y ¿qué significan? Tomando el Mito de Jesús como referencia, sus autores relacionan estas características comunes con explicaciones astronómicas. La Estrella de Oriente que anuncia el nacimiento de Jesús, o de tantas otras deidades, se corresponde con la estrella Sirio. El 24 de diciembre esta estrella se alinea con otras tres estrellas conocidas en la antigüedad como «Los Tres Reyes» en el cinturón de Orión. Estas tres estrellas siguen en línea a Sirio, que apunta directamente al emplazamiento de la salida del sol en la mañana del 25 de diciembre. Este fenómeno explica la famosa historia de los Tres Reyes Magos que llegaron últimos al nacimiento de Jesús, el nacimiento del sol tras el solsticio de invierno.
La Virgen María, por otra parte, representa la constelación de Virgo. Durante el solsticio de invierno, la constelación de Virgo se eleva sobre el horizonte dando la sensación de que el sol —Jesús— nace de este signo zodiacal. Virgo, además, significa «virgen» en latín y en el zodiaco es representado por la letra M (♍). De ahí el nombre de María, y otras madres vírgenes como la madre de Horus, Meri, o la de Buda, Maya. Virgo también es llamado astrológicamente «La Casa de Pan», haciendo referencia a su iconografía, una mujer portando una espiga de trigo; y a su momento del año, agosto y septiembre, el periodo de cosecha. La traducción del latín de la ciudad donde nació Jesús, Belén, es Beth Lehem: literalmente «La Casa de Pan». Así, Belén no se refiere a un emplazamiento en la tierra, sino en el cielo, en la constelación de Virgo.
La fecha del nacimiento de Jesús simboliza el resurgir del sol, el principio de una nueva estación. Si nos ubicamos en el hemisferio norte da la sensación de que a partir del solsticio de verano el sol empieza a moverse hacia el sur, los días se hacen más cortos y la luz mengua. El 22 de diciembre, el sol llega al punto más bajo en el cielo y deja de moverse hacia el sur, es el solsticio de invierno. Durante tres días, 22, 23 y 24, el sol parece que se detiene en la Constelación de Sur o de la Cruz, para empezar a moverse un grado hacia el norte el día 25. Este acontecimiento astronómico explica por qué Jesús, entre otros dioses mitológicos, fue crucificado, el sol muere en la Constelación de la Cruz; estuvo muerto tres días, el sol se mantiene quieto tres días; y nace o resucita para subir a los cielos, el sol se eleva proporcionando días más largos, luz y calor. Sin embargo, la resurrección de Jesús, o del sol, no se celebra hasta la Pascua o Semana Santa en el equinoccio de primavera. Este es el momento del año en el que el sol llega a la mitad del hemisferio y la duración de los días supera a la de las noches. Es la primavera, el resurgir, la elevación del sol en el cielo.
El paso del sol por las diferentes estaciones del año fue ilustrado por nuestros ancestros paganos con la rueda zodiacal. Dos grandes ejes dividen la circunferencia en las cuatro estaciones, señalando los puntos cardinales, los solsticios y los equinoccios. Cada estación, a su vez, se distribuye en tres parcelas que configuran los 12 meses del año y signos zodiacales. En el centro se sitúa el sol dibujando un círculo menor que rodea la intersección de los ejes en forma de cruz. Si colocamos la imagen de la cara de Jesús en el lugar del sol, vemos como el círculo atravesado por la cruz aparece por detrás, tal y como se muestran en las iconografías del Mesías y en las iglesias. Así pues, la cruz cristiana es un símbolo pagano que representa el sol. Los 12 signos zodiacales o meses son los 12 discípulos con los que Jesús, el sol, viajaba.
El sacro libro de la Biblia, donde se relata la vida y obra de Cristo, es considerado por los defensores del Mito de Jesús como un texto astronómico y astrológico. En él se encuentran numerosas referencias, como en el caso de las 12 constelaciones zodiacales (12 tribus, reyes o príncipes de Israel, 12 hermanos de José…); o las alusiones a Jesús como la luz, el sol («Yo soy la luz del mundo» (Juan , 9:5); «Verán al hijo que vendrá en las nubes» (Marcos, 13:26); «… sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo».
Otra de las referencias que son tomadas como metáforas son las menciones a las eras. Esto se explica a través del fenómeno astronómico llamado Precesión de los Equinoccios. Las antiguas culturas, como la egipcia, notaron que cada 2.150 años el nacimiento del sol en el equinoccio de primavera ocurre en diferentes signos zodiacales. Esto es debido a un cambio gradual y lento en el ángulo del eje de la rotación de la Tierra que recorre una circunferencia completa cada 25.776 años.
De esta manera, cada 2.150 años el sol se proyecta en diferentes signos zodiacales, lo que se considera una era:
El nacimiento de Jesús coincide con la era de Piscis en la que nos encontramos. Con esto se explica las numerosas referencias a los peces que se encuentran en la Biblia, entre otras: «No tenemos aquí más que 5 onzas de pan y 2 peces» (Mateo, 15:17). Así, el pez cristiano que normalmente vemos con el nombre de Jesús dentro, no es más que una copia del símbolo pagano con el que se indicaba el reinado del sol durante la era de Piscis. Asimismo, cuando los discípulos preguntaron a Jesús que debían hacer cuando él no estuviera, Jesús respondió: «… al entrar en la ciudad, os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle a la casa» (Lucas, 20:10). El hombre con el cántaro de agua coincide con la iconografía del signo de acuario, por lo que esta cita es vista como una clara alusión del comienzo de una nueva era tras la ida de Jesús o el fin de la era de Piscis.
Se pueden encontrar muchas otras analogías entre capítulos de la Biblia, leyendas mitológicas y fenómenos astronómicos como la similitud entre la Historia del Arca de Noé y El Mito del Diluvio en la Epopeya de Gilgamesh del 2.600 a.C., los 10 Mandamiento de Moisés y los Códigos del Libro egipcio de los Muertos de 1.250 a.C., o la Leyenda del Dios Júpiter con la vida y obra de Jesús. Ante todos estos estudios e investigaciones existe, por supuesto, una amplia literatura en contra que rechaza rotundamente estas coincidencias y explicaciones astronómicas y astrológicas. A pesar de todo, el 25 de diciembre seguiremos celebrando la Navidad, y con ello el nacimiento de Jesús o simplemente venerando el resurgimiento del sol como se hacía en las antiguas civilizaciones. Sea como sea, será el sol quien seguirá fielmente proveyendo luz y calor, quien dará vida a nuestros cultivos, y quien sin duda se elevará en el cielo.
Autora del artículo: Nessa Goodman.
Edición e imágenes: Mystery Planet.
(Fuente y más referencias)
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18 comentariosTras estudiar variados textos antiguo, llege hace mucho tiempo atrás a las mismas conclusiones, y mucho de lo q ir usted pública ya a pasado por mi cabeza,lo difícil es encontrar a personas abiertas un poquitoto de mente para siquiera comentar este tipo de estudios, se que las hay pero no es mi caso, hasta ahora.
ResponderMe parece ridículo comparar un personaje histórico con seres de la mitología de cualquier cultura porque en calidad de dioses pudieron realizar cualquier tipo de hazañas, pues como ya se sabe la mitología es una creación del ser humano, por otro lado Jesús existió y hay evidencia y muchos evangelios ademas de los que están en la biblia que lo comprueba. Cito un texto de la pagina: http://www.feyrazon.org/DanMitra.htm que apoya mi punto de vista
cita de Jean Guitton: "Los historiadores del tercer milenio, que lleguen a descubrir una breve biografía de Napoleón salvada casualmente de una catástrofe atómica, si emplean los mismos métodos que se han seguido con Jesús, demostrarán que la epopeya napoleónica no es más que un mito. Una leyenda en la que los hombres del lejano siglo XIX han encarnado la idea preexistente del "Genial Caudillo". Las expediciones en el desierto y entre las nieves, su nacimiento y muerte en una isla, su mismo nombre, su caída, su resurgimiento, su recaída bajo los golpes de la envidia y de la reacción, el exilio en medio del océano. "De todo esto resulta evidente que Napoleón nunca existió. Se trata del eterno mito del Emperador; acaso es la misma idea de Francia a la que un desconocido grupo de fanáticos patriotas ha dado un nombre, una existencia y una empresa fantásticas a comienzos del siglo XIX", dirán infinitos expertos. Es decir, los sucesores de esos especialistas que aplican ese método al problema de Jesús de Nazaret" (o.c. p. 157)
MUCHAS GRACIAS POR TAN BUENA Y BIEN EXPLICADA INFORMACION
ResponderBuen artículo.
ResponderLa nasa realizo un estudio en el cual,en los dias de la tierra desde su existencia falta un dia. Ese dia es el nombrado en la biblia. Cuando Dios paro la tierra. 11:20Mits y 40 mits restantes. X una batalla.
ResponderTODO MUY ACERTADO,REALMENTE EL 25 DICIEMBRE ES UN MITO INVENTADO POR LA IGLESIA CATOLICA,ES UN DOGMATISMO MUY MAL INTERPRETADO.CONSIDERO QUE ESTE FESTEJO NO ES LA VERDAD TANGIRVERSARON TODO PARA CONVENIENCIA DE LOS QUE LLEVAN EL HILO DEL MUNDO."EL CONOCIMIENTO PROTEGE,LA IGNORANCIA NOS PONE EN PELIGRO."DESPERTAR DE LA AMNESIA ES DESCUBRIR LA CONEXION QUE TENEMOS CON TODO EL COSMOS.
ResponderTODAVÍA ESTÁ VELADO EL SIMBOLISMO DE LA NAVIDAD DE CRISTO EN LA TIERRA, A PESAR DE NUMEROSAS INTERPRETACIONES, ALGUNAS CON MALAS INTENCIONES.
ResponderLes recomiendo leer: El cristianismo un mito mas de Salvador Frexeido. Ahi se quitaran muchas dudas.
ResponderGenial la nota. Pensaba que solamente se trataba de una fantasía para el control de masas. Pero evidentemente trasciende a los intereses de apoderarse de las voluntades humanas y nos abre una gran incógnita, ¿Qué nos quieren decir? ¿Dónde está la punta del ovillo? Existen otros que solamente copiaron lo que ya estaba escrito, serían los últimos en aparecer, o sea la Santa Iglesia Católica y sus derivados.
ResponderMuy interesante el artículo y muy parecido al documental Zeitgeist. Nada más que hay que tener cuidado de las fuentes de donde se obtiene la información: Buda al parecer murió intoxicado pero no se dice que haya sido traicionado.
Horus no fue crucificado y mucho menos Krishna.
Tres grandes errores que pude detectar en el artículo y que pueden ocasionar graves malentendidos y continuar con la expansión de la falsa información.
Saludos.
Respondersi hay algo que respalda una hipótesis es la relación de fechas coincidentes con la mecánica celeste, muy buen articulo
ResponderCaramba que artículo mas bueno, excelente en buena hora por la publicación; sólo tengo una duda, ahora papanoel no me traerá regalalo por blasfemo?
ResponderLa realidad de la existencia de Jesús sobre pasa toda mitología, pues millones hemos sido transformados por el poder de su palabra por medio de la regeneración en el Espíritu Santo Tito 3.5, algo que nadie mas ha podido lograr en la historia, el verdadero cristianismo no es monotonía, es poder de lo alto en la vida de todo aquel que cree de corazón Juan 5.24
ResponderMi pregunta es quien nos dejo el primer mito o leyenda ? Y porque tenemos tantas y cual seria la verdadera 100% ? Y cuanto tiempo tendra que pasar para que la humanidad entera aceptara la misma verdad ? Quien le pasa la papa caliente ? Solo se que asi como de mano en mano esta perderia su calor y el ultimo la sentiria fria asi pasara creo que buscamos todos la verdad para llegar a quedarnos frios . Porque no creer en que por lo menos hay una entidad que ha creado la Vida y que todo lo que necesitamos es sentir que somos VIDA
Responderami no me sirvio
ResponderLas coincidencias de Jesús con otros seres divinos significarían otras encarnaciones del hijo de Dios.
Responder
11:08
En unos mil años mas que dirán
ResponderCuantas cosas que tenemos como historia se volverán mitos