Este lunes, un equipo internacional de astrónomos se ha servido de los datos obtenidos con el telescopio espacial Kepler, de la NASA, junto a varios telescopios terrestres situados en Hawái y Chile, para detectar, de una sola tacada, 104 nuevos exoplanetas. Además de esto, sus resultados destacan por incluir el hallazgo de cuatro planetas rocosos que podrían ser similares a la Tierra y que orbitan alrededor de un «pequeño Sol».

Los planetas rocosos descubiertos están más cerca de su estrella que Mercurio de nuestro sol, pero debido a que la estrella es más pequeña y fría, la zona de habitabilidad se halla más próxima a ésta.

Los planetas rocosos descubiertos están más cerca de su estrella que Mercurio de nuestro sol, pero debido a que la estrella es más pequeña y fría, la zona de habitabilidad se halla más próxima a ésta.

El catálogo de exoplanetas dado a conocer llega después de que Kepler anunciase hace sólo unos meses el mayor descubrimiento de mundos extrasolares realizado hasta la fecha.

Del centenar de nuevos exoplanetas confirmados, 4 se destacan por ser rocosos y potencialmente habitables. Tienen un tamaño entre un 20 y un 50% superior al de la Tierra y orbitan la estrella enana K2-72, situada a 181 años luz en la constelación de Acuario. Dicho astro cuenta con unas dimensiones y un brillo menores al de nuestro Sol y los exoplanetas presentan un período orbital que varía entre los cinco días y medio y los veinticuatro días. Dos de ellos, según el comunicado publicado por la NASA, podrían recibir una radiación similar a la terrestre, lo que ha llevado a los investigadores a no descartar la posibilidad de que pudiera haber surgido vida alienígena.

Los resultados, publicados en la revista Astrophysical Journal Supplement Series, son fruto de la combinación de datos procedentes de diferentes observatorios, incluido el propio telescopio Kepler. Desde que en mayo de 2013 la sonda perdiese el segundo de sus cuatro giroscopios (conocidos como volantes de inercia), la misión de la NASA se dio por terminada.

Este montaje muestra los Observatorios en Mauna Kea, el Telescopio Espacial Kepler, y las partes del firmamento observadas por la misión K2 donde se han descubierto los nuevos sistemas planetarios.

Este montaje muestra los Observatorios en Mauna Kea, el Telescopio Espacial Kepler, y las partes del firmamento observadas por la misión K2 donde se han descubierto los nuevos sistemas planetarios.

Sin embargo, el trabajo de la agencia espacial norteamericana y de la compañía Ball Aerospace, contratista del proyecto, sirvió para prolongar el proyecto más allá de lo previsto inicialmente. Desde aquel entonces el telescopio utiliza el conocido método del tránsito, una técnica con menor precisión de la que gozaba anteriormente la misión, pero que ha permitido realizar avances tan importantes como el primer mapa global con la edad de la Vía Láctea o continuar la búsqueda de posibles mundos habitables.

Las conclusiones ahora presentadas gracias a las observaciones del telescopio Kepler y de la misión K2 muestran de nuevo el gran catálogo de mundos que todavía nos queda por descubrir y estudiar fuera de los confines del Sistema Solar.

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