Astrónomos europeos observaron el material que orbita cerca del agujero negro en el centro de la Vía Láctea al 30 % de la velocidad de la luz.

Esta visualización usa datos provenientes de simulaciones de movimientos orbitales de gas, girando a aproximadamente un 30 % de la velocidad de la luz en una órbita circular alrededor del agujero negro.

Un consorcio de instituciones astronómicas europeas realizó las observaciones más detalladas hasta el momento de la materia que orbita en el centro de la Vía Láctea, las cuales sirven de evidencia sólida de que en el corazón de nuestra galaxia hay un agujero negro supermasivo, informa el sitio del Observatorio Europeo Austral (ESO).

Si bien la suposición de la presencia del agujero negro no es nueva, los expertos utilizaron esta vez el instrumento de extremada sensibilidad GRAVITY, instalado en el interferómetro del Very Large Telescope (VLT), para aportar nuevas pruebas al respecto. Así, lograron observar aglomeraciones de gas que gira a aproximadamente un 30 % de la velocidad de la luz en una órbita circular cerca del punto de no retorno del agujero negro.

Las partes centrales de nuestra galaxia, la Vía Láctea, observadas en el infrarrojo cercano con el instrumento NACO del Very Large Telescope de ESO. Siguiendo los movimientos de las estrellas más cercanas al centro durante más de 16 años, los astrónomos fueron capaces de determinar la masa del agujero negro súpermasivo que yace en su interior.

Una masa de cuatro millones de veces la del Sol

Los destellos de radiación infrarroja que proviene del disco de acreción alrededor de Sagitario A* —una fuente de radio muy compacta y brillante en el centro de nuestra galaxia— observados por el GRAVITY confirmaron, de este modo, la hipótesis del agujero negro supermasivo, sostienen los astrónomos del ESO.

La vista del amplio campo de luz visible muestra ricas nubes de estrellas en la constelación de Sagitario (el Arquero) en la dirección del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea.

Esta emisión resulta de las interacciones magnéticas del gas extremadamente caliente y se origina en la órbita estable más cercana, es decir, en el punto más próximo a un agujero negro que puede orbitar ese cinturón de gas sin ser atraído de manera inevitable hacia el interior del agujero negro —de una masa de cuatro millones de veces la del Sol—, explican los científicos.

«Es alucinante ver efectivamente material orbitando un agujero negro masivo a un 30 % de la velocidad de la luz», expresó Oliver Pfuhl, investigador del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (Alemania), precisando que «por supuesto siempre supervisamos Sagitario A*». Y concluyó: «Durante nuestras observaciones, tuvimos la suerte de apreciar tres destellos brillantes alrededor del agujero negro, ¡lo que fue una afortunada coincidencia!»

Fuente: ESO/Daily Mail. Edición: RT.

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