Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han encontrado pruebas de decapitación ritual durante las excavaciones de una estructura piramidal en las ruinas mayas de Moral-Reforma.

La ciudad maya conocida como Moral-Reforma fue un puerto fluvial que tuvo su esplendor alrededor del 600 d.C. El sitio arqueológico, ubicado junto a la comunidad rural homónima, tiene una extensión de 87 hectáreas y al menos 30 montículos, algunos de ellos de grandes dimensiones, que probablemente cubran pirámides de importante tamaño.

Hace cuatro meses se informó sobre el descubrimiento de restos humanos que fueron consagrados en una de estas estructuras: el templo-pirámide de la plaza oriental (Estructura 18). Y ahora, tras efectuar una serie de estudios preliminares de antropología física, los investigadores han confirmado que al menos dos individuos fueron decapitados y ofrecidos como ofrenda allí.

Pirámide doble en la zona arqueológica de Moral-Reforma.

El director del proyecto arqueológico en este antiguo sitio maya, Francisco Apolinar Cuevas Reyes, resaltó que en las excavaciones realizadas a través del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), bajo la supervisión de la Secretaría de Cultura federal y el INAH, se han recuperado 13 entierros vinculados a esta estructura a una profundidad de poco más de 30 centímetros.

Los enterramientos consisten en cráneos humanos, fragmentos de mandíbulas y huesos de extremidades inferiores y superiores; un contexto que sugiere la posibilidad de decapitación y desmembramiento de los individuos.

Los sacrificados

Hasta ahora, el análisis en el laboratorio ha incluido la evaluación morfoscópica de cinco cráneos. Se ha determinado que todos corresponden a individuos masculinos. Dos de ellos tenían entre 17 y 25 años al momento de su muerte, mientras que otros dos tenían entre 33 y 45 años. Uno más probablemente tenía entre 25 y 35 años —estimación obtenida a través del desgaste dental—.

La antropóloga física y colaboradora del Proyecto Arqueológico Moral-Reforma, Miriam Angélica Camacho Martínez, mencionó que también se ha avanzado en la evaluación de modificaciones culturales en los cinco cráneos, y en todos se ha confirmado la presencia de modelado cefálico tipo tabular oblicuo. Este rasgo físico, que otorgaba un estatus elevado en la sociedad maya precolombina, se lograba mediante el entablillado de la cabeza a una edad temprana, lo que resultaba en el crecimiento excesivo de hueso en todos los casos.

Detalle de uno de los cráneos.

En relación con las decapitaciones, en dos cráneos —uno de los cuales tenía limado e incrustación dental con jadeíta— se han observado marcas horizontales de corte en el axis, el hueso que se encuentra en la unión craneocervical. Estas marcas delatan el uso de un objeto afilado para extraer el cráneo, y aunque es difícil determinar si estas lesiones causaron la muerte o si ocurrieron después de la misma, es evidente la implicación de la decapitación.

En cuanto a indicadores de salud y nutrición, se han registrado patologías dentales, como hipoplasia del esmalte en los caninos, señal de desnutrición en la infancia o presencia de infecciones en edades tempranas. Además, se han encontrado placas de sarro en los incisivos superiores e inferiores, y caries en tres cráneos, lo que sugiere una dieta basada en carbohidratos, probablemente maíz.

Camacho Martínez destacó que uno de los aspectos peculiares de los entierros es que algunos fueron cubiertos con pigmento rojo. La continuación de los análisis permitirá determinar si los huesos de extremidades inferiores y superiores encontrados en la excavación corresponden a uno o más cráneos.

Fuente: INAH. Edición: MP.

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