«El peligro no es que la inteligencia artificial nos destruya, sino que nos vuelva locos».

Lanier (foto) y su colega Thomas G. Zimmerman dejaron Atari en 1985 para fundar VPL Research, Inc., la primera compañía que vendió gafas y guantes de realidad virtual. A finales de la década de 1990, Lanier trabajó en aplicaciones para Internet2, y en la década de 2000 fue científico visitante en Silicon Graphics y varias universidades. En 2006 empezó a trabajar para Microsoft, y desde 2009 forma parte de Microsoft Research como científico interdisciplinario. Crédito: Winni Wintermeyer/The Guardian/MysteryPlanet.com.ar.

Jaron Lanier es uno de los principales pioneros de la realidad virtual (VR), pero también es conocido por ser uno de los críticos más mordaces de Silicon Valley y tener un «optimismo deprimente» en cuanto a lo que tecnología se refiere.

Últimamente, está dirigiendo su mirada hacia la última obsesión de la industria: la IA. En una entrevista picante con The Guardian, Lanier dejó en claro que piensa que las preguntas sobre si la IA se hará cargo del mundo son «ridículas». E incluso rechazó el propio término «inteligencia artificial», diciendo que no se puede encontrar una inteligencia real.

«Esta idea de superar la capacidad humana es una tontería porque está hecha de capacidades humanas», dijo Lanier. «Es como decir que un automóvil puede correr más rápido que un atleta humano. Por supuesto que puede, y sin embargo no decimos que el auto se haya convertido en un mejor corredor».

Aun así, según el gurú, todavía hay muchas cosas a las que debemos estar atentos.

Diferenciándose del escenario apocalíptico imaginado por la mayoría de la gente, donde la humanidad sucumbe ante la rebelión de máquinas superinteligentes —tipo Terminator o Matrix—, Lanier sostiene que la forma más probable en que la IA podría dañar irreparablemente los cimientos de nuestra civilización consistirá, más bien, en una ruptura gradual de la comunicación y la coherencia.

Jaron Lanier también ha compuesto música clásica y es un coleccionista de instrumentos raros. Crédito: Winni Wintermeyer.

«Para mí, el peligro es que usemos nuestra tecnología para volvernos mutuamente ininteligibles o para volvernos unos delirantes si lo prefiere, de una manera que no estemos actuando con suficiente comprensión e interés propio para sobrevivir, y terminemos muriendo de locura esencialmente», dijo al periódico, y agregó que tenemos una «responsabilidad con la cordura».

ChatGPT

Pero Lanier no deja de tener una dosis de cauto optimismo sobre los chatbots como ChatGPT. Argumenta que hasta el reciente auge de las IA generativas, la función principal de la IA era hacernos perezosos seleccionando todo nuestro contenido, como los algoritmos que eligen lo que ves en tu página de inicio de YouTube o en tu feed de Twitter.

«De esa manera, estábamos directamente conectados a una base de elecciones limitada a través de un embudo que alguien más controla».

Ahora, con un chatbot de IA, al hacerle una pregunta se obtienen respuestas diferentes cada vez, tanto más aleatorias como más humanas.

«Significa que hay un poco más de elección, discernimiento y humanidad con la persona que interactúa con la cosa», explicó Lanier.

Sin embargo, no deberíamos entusiasmarnos demasiado con nuestro chatbot favorito. El experto cree que aún podrían terminar siendo un asesino de civilizaciones.

«Puedes usar la IA para hacer que las noticias falsas sean más rápidas, más baratas y a mayor escala. Esa combinación es donde podríamos ver nuestra extinción», concluyó.

Fuente: The Guardian. Edición: MP.

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