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El descubrimiento de trece dientes fósiles en Etiopía ha revelado la existencia de un nuevo ancestro humano: un pariente de la famosa «Lucy» que, sorprendentemente, convivió con los primeros miembros de nuestro propio género, Homo. Este hallazgo, datado entre 2.6 y 2.8 millones de años, obliga a redibujar un período clave de la evolución humana y demuestra que nuestro árbol genealógico es más complejo de lo que se pensaba.
El profesor Ramon Arrowsmith (a la izquierda) y el profesor asociado de la ASU, Christopher Campisano, examinan la geología cerca del yacimiento de los dientes de Homo de Asboli. Crédito: Amy Rector, profesora de la Virginia Commonwealth University.
El hallazgo, reportado en la prestigiosa revista Nature, ayuda a llenar un vacío crítico en el registro fósil de África oriental. Hace unos 3 millones de años, la especie de Lucy, Australopithecus afarensis, parece haberse extinguido. Un millón de años después, la región era el hogar de dos tipos de homínidos: los primeros Homo, ancestros de los humanos modernos, y los Paranthropus, una rama evolutiva sin salida.
«Está capturando un período de tiempo que no ha sido bien muestreado, si es que lo ha sido alguna vez», comenta Shara Bailey, paleoantropóloga de la Universidad de Nueva York no involucrada en el estudio. «Es un trabajo súper importante».
Los 13 dientes fósiles recolectados en el Área de Investigación de Ledi-Geraru entre 2015 y 2018. Las colecciones de las localidades LD 750 y LD 760 representan una especie de Australopithecus recién descubierta. LD 302 y AS 100 representan a los primeros Homo, ya conocidos por la mandíbula LD 350 descubierta en 2013. Crédito: Brian Villmoare, profesor asociado de la Universidad de Nevada, Las Vegas.
El equipo, liderado por científicos de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), ha trabajado desde 2002 en el área de Ledi-Geraru, en la región etíope de Afar. Este sitio ya había demostrado ser fructífero, con el hallazgo en 2013 de la mandíbula de Homo más antigua conocida (2.8 millones de años) y las herramientas de piedra de tipo Olduvayense más tempranas.
Los trece dientes fueron recuperados en 2015 y 2018. Para identificarlos, los investigadores los compararon con más de 700 dientes de otras 11 especies de homínidos. Lucas Delezene, antropólogo de la Universidad de Arkansas que analizó los restos, determinó que tres de los dientes eran un «calco» de los molares de Homo encontrados previamente en la zona.
Sin embargo, los otros diez dientes eran un misterio. «No podía hacerlos encajar con afarensis. No podía hacerlos coincidir con Homo. No podía hacerlos coincidir con Paranthropus», explica Delezene. La conclusión fue que pertenecían a una especie de Australopithecus previamente desconocida.
Lucas Delezene, profesor asociado de la Universidad de Arkansas, compara uno de los incisivos descubiertos por el equipo con un maxilar (mandíbula superior) de Australopithecus de Hadar en el Museo Nacional de Etiopía. Crédito: Amy Rector, profesora de la Virginia Commonwealth University.
Este descubrimiento sugiere que hasta cuatro tipos de homínidos (Homo, Paranthropus y dos especies de Australopithecus) podrían haber deambulado por las praderas de África oriental hace entre 2.5 y 3 millones de años. «Es un rompecabezas que estamos tratando de armar, y cada pieza cuenta», afirma Kaye Reed, codirectora del proyecto Ledi-Geraru.
A pesar de la importancia del hallazgo, algunos expertos piden cautela. Zeray Alemseged, paleoantropólogo de la Universidad de Chicago, sugiere que los dientes podrían pertenecer a sobrevivientes tardíos de A. afarensis. Según él, solo el descubrimiento de un cráneo completo podrá despejar las dudas de forma definitiva.
Mientras tanto, el yacimiento de Ledi-Geraru sigue siendo una ventana prometedora al pasado, con el potencial de desvelar no solo los secretos del origen de Homo, sino también el final de la era de los Australopithecus.
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