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Su masa, equivalente a meter dos soles dentro de una esfera de 30 km de diámetro, se acerca al límite de cómo de masivo y compacto puede llegar a ser un objeto sin convertirse en un agujero negro.
Imagine una esfera de unos 30 kilómetros de diámetro y por otro lado, piense en el Sol. Ahora intente meter dentro de esa esfera dos soles. Así de masiva es J0740 + 6620, una estrella de neutrones detectada por un equipo de astrónomos a 4.600 años luz de la Tierra.
Una estrella de neutrones es lo que queda cuando un astro supergigante llega al final de su vida. Al agotar el combustible de su núcleo, explota como una supernova. Se llama así porque está compuesta principalmente por neutrones.
Y en el caso que nos ocupa, se trata de un tipo especial de estrella de neutrones: un púlsar, el cual emite rayos luminosos de radiación desde sus polos magnéticos. Debido a que estos polos están orientados hacia la Tierra, los científicos pueden observar la estrella regularmente como un «faro» cósmico, a pesar de la enorme distancia que la separa de nuestro planeta.
Las mediciones realizadas con datos del Telescopio Green Bank apuntan a que la masa de J0740 + 6620 sería equivalente a 2,17 soles (la masa del Sol es 333.000 veces la de la Tierra) y estaría concentrada en una esfera de entre 20 y 30 kilómetros de diámetro. Para poder hacernos una idea de lo masiva que es, sus descubridores ponen este ejemplo: un cubo (del tamaño de un terrón de azúcar) lleno del material que la compone pesaría en la Tierra 100 millones de toneladas.
Estas cifras, dicen los autores del estudio publicado en Nature Astronomy, se acercan mucho al límite de cómo de masivo y compacto puede llegar a ser un objeto sin convertirse en un agujero negro.
J0740 + 6620 tiene una estrella compañera que, según creen los científicos, es una enana blanca, otro tipo de remanente estelar que no es tan denso como las estrellas de neutrones o los agujeros negros. El equipo de astrónomos observó este sistema binario de 2014 a 2019 utilizando el telescopio Green Bank, en Virginia Occidental (EE.UU.).
Los investigadores pudieron calcular la masa del púlsar debido a sus interacciones con su compañera enana blanca. A medida que los dos objetos orbitan entre sí, su inmensa gravedad deforma el espacio que los rodea, lo que distorsiona los pulsos radiantes emitidos por J0740 + 6620.
La luz del púlsar viaja un poco más lejos como resultado de esta distorsión, que es un fenómeno llamado «retraso de Shapiro», bautizado así por el astrofísico Irwin Shapiro, quien lo describió por primera vez en 1964.
El equipo utilizó este sutil retraso de tiempo para estimar la masa de la enana blanca, lo que a su vez les permitió calcular la sorprendente masa del púlsar.
Fuente: Space.com. Edición: RT/El Mundo.
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