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El iceberg A-68 es tan grande que entran cinco ciudades de Nueva York en él. Sin embargo, ahora su grandeza está partiéndose en pedazos, iniciando la carrera hacia su perdición.
Imágenes tomadas hace un mes por el satélite Sentinel-1 de la Agencia Espacial Europea (ESA), muestran que este monstruo de hielo se ha fragmentado. El trozo desprendido mide 175 kilómetros cuadrados y, al igual que su progenitor, se dirige hacia las aguas más cálidas en el norte de la península Antártica.
Este es el segundo evento mayor de desprendimiento desde que A-68 se liberó de la plataforma de hielo Larsen C en julio de 2017.
«Lo registrado en abril podría representar el comienzo del final del iceberg», explicó el glaciólogo Adrian Luckman a la BBC News. «Sin embargo, los fragmentos que vaya largando probablemente van a estar con nosotros por algunos años más».
Is this the beginning of the end for Iceberg A68? @ESA_EO #Sentinel1 captures a 175 sq km piece breaking off on 23rd April. At more than 19 km long, this new iceberg will probably get its own name pic.twitter.com/9CkqVhiL7b
— Adrian Luckman (@adrian_luckman) April 23, 2020
Cuando A-68 se separó de la Antártida, tenía un área superior a los 6.000 km², lo que lo convirtió en el bloque de hielo flotante más grande en existencia, un récord que aún sostiene tras haberse encogido a 5.100 km² en los pasados tres años, durante su travesía por el ajetreado mar del Weddell. (Nota: No es el iceberg más grande que haya sido registrado, ese honor pertenece al iceberg B-15, que se desprendió de la Antártida en el año 200 y medía 11.000 km²).
Pero a pesar de su tamaño impresionante, A-68 es muy delgado. «Con 160 km de largo, solo tiene un par de cientos de metros de grosor, su aspecto es más el de una tarjeta de crédito que el del clásico iceberg que se imagina la gente», señala Luckman. «Me sorprende continuamente que algo tan delgado y frágil haya durado tanto tiempo en mar abierto».
The drift of A68 #iceberg, #Antarctica ?? continues.
Images acquired by #Sentinel3 ???️between December 2019 - March2020cc @sentinel_hub @CopernicusEU @Antarcticacl pic.twitter.com/Ahe7tDS0n8
— Annamaria Luongo (@annamaria_84) March 30, 2020
Su grosor hace que el gélido gigante sea especialmente vulnerable a las fuertes corrientes y las temperaturas más cálidas que lo esperan en su rumbo norte. Allí seguramente seguirá su agonía, partiéndose en pedazos más pequeños que recibirán su propio nombre. Por ejemplo, el último fragmento que se desprendió en abril pasará a llamarse A-68c.
Fuente: Live Science.
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1 comentario
21:40
ESPERO QUE SI HAY ANIMALES AHI LO SALVEN DE MORIR AHOGADOS!!!
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