Científicos reviven un virus gigante prehistórico y alertan del riesgo de que algunos de estos «monstruos» despierten un día por la explotación de las regiones árticas

Un virus gigante que se ha preservado perfectamente en los páramos congelados del noreste de Siberia está a punto de despertar de su letargo. Los científicos afirmaron que reanimarán a este «bicho» de 30,000 años para aprender más sobre él y descubrir si es peligroso para los animales o los humanos.

El virus gigante fue encontrado por el Centro Nacional de Investigación Científica francés en Kolymá, una región histórica situada al noreste de Rusia, en lo que popularmente era conocido como Siberia pero que, en realidad, es el Extremo Oriente de Rusia.

Con el Mollivirus, ya son cuatro las familias de virus gigantes identificadas desde 2003, de las cuales dos de ellas fueron encontradas en el permafrost, subraya Jean-Michel Claverie, uno de los coordinadores del estudio sobre este nuevo virus publicado por PNAS.

En su opinión, esto lleva a preguntarse sobre el eventual riesgo de que algunos de estos virus despierten un día si los hombres remueven en profundidad el subsuelo de las regiones árticas, en busca de minerales preciosos o de petróleo.

Los virus gigantes, con un diámetro superior a las 0,5 micras (0,5 milésimas de milímetro), son fácilmente visibles con un simple microscopio óptico. Pueden ser confundidos con facilidad con bacterias.

«Algunas partículas virales aún infecciosas pueden ser suficientes, en presencia de un huésped sensible, para el resurgimiento de virus potencialmente patógenos en las regiones árticas cada vez más codiciadas por sus recursos mineros y petroleros y cuyo acceso y explotación industrial está favoreciendo el cambio climático», revela en un comunicado el Centro Nacional de Investigación Científica francés.

El calentamiento del planeta está derritiendo el hielo marino polar, permitiendo el acceso a la Siberia oriental o del norte por rutas marítimas que no existían.

«Si no tenemos cuidado y se industrializan estos lugares sin tomar precauciones, corremos el riesgo de despertar un día a virus como el de la viruela que creíamos erradicados», concluye Claverie.